
Con un plan que supera los 185 millones de euros, la compañía apuesta por la concienciación, la infraestructura y la tecnología para asegurar un suministro de calidad en cualquier circunstancia. Con motivo de la reciente celebración del Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía, hablamos con Luis Luque, director técnico de EMASESA, para conocer más sobre estas acciones.
P: Sabemos que actualmente los embalses están llenos, ¿cómo está trabajando EMASESA para asegurar un suministro de calidad en el futuro, especialmente en tiempos de sequía?
R: Efectivamente, en este momento los embalses se encuentran al 95% de su capacidad, lo cual es una magnífica noticia para la ciudad y su área metropolitana. Sin embargo, en EMASESA somos conscientes de que los periodos de sequía son cíclicos y, aunque no podemos predecir cuándo ocurrirán, debemos estar preparados para cuando lleguen. Ahora que tenemos agua disponible, es el momento perfecto para actuar. Nos estamos anticipando, sobre todo, en un contexto de cambio climático que puede hacer que las sequías sean más frecuentes y largas.
P: En términos de cambio climático, ¿qué pronósticos existen respecto a las futuras sequías y cómo afectarán a la disponibilidad de agua?
R: Según los datos del Visor SICMA de la Junta de Andalucía, para 2040 se prevé un aumento del 5% en la temperatura y una reducción del 9% en las precipitaciones. Esto significa que no solo las sequías serán más frecuentes, sino que también tendremos olas de calor más intensas y un mayor índice de evaporación de los recursos hídricos. Por ello es prioritario tomar medidas hoy para asegurar el suministro de agua en el futuro.
P: ¿Cuáles son las principales acciones que está llevando a cabo EMASESA para anticiparse a esta sequía que ya se prevé para los próximos años?
R: Estamos trabajando en varios frentes para garantizar la continuidad del servicio en cantidad y calidad. Por un lado, realizamos campañas de concienciación y educación ambiental para fomentar el uso responsable del agua entre los ciudadanos. Por otro lado, estamos invirtiendo fuertemente en infraestructuras y tecnología. Este plan global tiene un coste superior a los 185 millones de euros y abarca desde la mejora de las infraestructuras de tratamiento hasta la optimización de la red de distribución.
P: Hablando de infraestructuras, ¿qué inversiones están previstas para optimizar el ciclo integral del agua?
R: Dentro de las principales inversiones, destacamos la desalobradora, que actualmente se encuentra en fase de anteproyecto, y la planta de preozonización de la ETAP Carambolo, que ya está en ejecución y se prevé que esté operativa a principios de 2026. También estamos trabajando en la mejora de la captación de recursos hídricos, como la captación del estuario del Guadalquivir, así como en actuaciones en presas clave como las de Minilla y Gergal, y en la mejora de la estación de bombeo del canal de Melonares.
P: ¿Qué aportaría una desalobradora a Sevilla? ¿Podría decirse que sería el fin de la amenaza de la sequía?
R: Yo diría que sí, ya que esta iniciativa permitirá mantener el suministro incluso en los peores escenarios gracias al agua del estuario del Guadalquivir. El punto de captación estaría situado, aguas abajo de la presa de Alcalá del Río, en una zona de influencia marítima donde el agua dulce se mezcla con la salada en una proporción muy baja. Desde ese punto, el agua se bombeará hasta la conducción Gergal-Carambolo y se conducirá hasta la estación de tratamiento de agua potable (ETAP) Carambolo, donde se tratará en una planta de tratamiento avanzado con membranas de ósmosis inversas y nanofiltración.
P: ¿En qué consiste la preozonización? ¿En qué va a cambiar la calidad del agua?
R: El uso del ozono en el tratamiento de aguas tiene ventajas significativas frente a otros desinfectantes convencionales, como el cloro, lo que favorece la sostenibilidad y minimiza el impacto ambiental del proceso. Durante la etapa de pretratamiento, el ozono actúa como un oxidante altamente eficaz, que prepara el agua para los siguientes procesos. De este modo, es capaz de eliminar sustancias orgánicas y otros contaminantes, incluso aquellos especialmente resistentes a otros agentes oxidantes. Esta acción mejora significativamente la calidad del agua tratada.
Además, el ozono adquiere un valor estratégico en situaciones y escenarios de escasez hídrica, donde la calidad del agua suele verse comprometida. Gracias a su alto poder de oxidación, permite la utilización de recursos hídricos afectados por contaminantes difíciles de tratar, como los plaguicidas, cuya presencia no se restringe únicamente a los períodos de sequía.
P: La regeneración de aguas parece haber ganado protagonismo en los últimos tiempos, ¿cómo se plantea EMASESA esta fuente alternativa y qué potencial tiene?
R: Efectivamente. El pasado mes de noviembre, el presidente andaluz, Juanma Moreno, lanzó una estrategia andaluza para la reutilización de aguas residuales con el objetivo de que el 40% de los recursos hídricos puedan tener una segunda vida tras un adecuado tratamiento. Hasta el momento, la normativa permite que puedan emplearse en riego de parques y jardines o en los cultivos. Pero es que, los avances en el tratamiento de las aguas permiten incluso ir más allá. Tenemos el caso de Barcelona, por ejemplo, donde se ha empleado esta agua para el consumo humano. El problema es que hacen falta aún ajustes legales en España y un impulso a la investigación.
El potencial, por lo tanto, es altísimo. En EMASESA lo sabemos y por ello, en estos momentos tenemos proyectos en Copero y Ranilla para regenerar hasta 10 hectómetros cúbicos de agua, lo que significaría un 15% del consumo.
P: ¿Qué acciones se están llevando a cabo para mejorar la red de distribución del agua?
R: En la red de distribución estamos implementando varias mejoras. Esto incluye la renovación de conducciones en la red de distribución, mejoras en los depósitos reguladores de Carambolo y Adufe, así como en la red arterial. Además, estamos desarrollando proyectos de digitalización, automatización y monitorización de la red. Un ejemplo de ello es el sistema de telelectura de contadores, que ya está bastante avanzado y permitirá optimizar la gestión del agua.
P: Además de las infraestructuras, sabemos que EMASESA está realizando una transformación digital. ¿Qué tecnologías están incorporando para mejorar la eficiencia en la gestión del agua?
R: Estamos en un proceso de transformación digital que incluye la incorporación de nuevas tecnologías para hacer más eficientes todos los procesos de gestión y control del ciclo integral del agua. Esto no solo nos permitirá mejorar la eficiencia en la distribución y tratamiento del agua, sino también optimizar los recursos y reducir pérdidas. La digitalización es clave para mejorar la resiliencia de nuestro sistema frente a las futuras sequías.
P: ¿Qué papel juega la ciudadanía en el ahorro de agua? ¿Podría decirse que Sevilla y su área metropolitana tienen un consumo eficiente?
R: Todos tenemos un papel que jugar en la gestión de este recurso tan valioso. En EMASESA estamos trabajando para garantizar el suministro de agua en calidad y cantidad, pero la colaboración de todos es fundamental. Cada gota cuenta, y es necesario que todos hagamos un esfuerzo para cuidar y optimizar el uso del agua.
Dicho esto, hay que reconocer y agradecer el comportamiento de la ciudadanía durante la última sequía, pero también después. El 50% de nuestra comunidad usuaria, por ejemplo, ha alcanzado el Objetivo 90, es decir, tienen un consumo igual o menor a los 90 litros por habitante y día. Hay que recordar que el consumo idóneo que marca la OMS se sitúa en los 100, lo que da una idea del esfuerzo ahorrador de la ciudadanía. Cerramos el pasado año con un consumo medio de 105 litros por habitante y día y seguimos moviéndonos en esas cifras pese a estar con los embalses llenos.
