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La conversión de las depuradoras en ecofactorías supone la base de un futuro urbano sostenible

Francisco José Juan, director de Sostenibilidad e Innovación de EMASESA, cuenta el impacto que está visión puede tener en Sevilla y Europa.

Emasesa

En un contexto marcado por el cambio climático, la escasez de recursos y la necesidad de transformar nuestros modelos urbanos, EMASESA ha dado un paso decisivo al proponer Sevilla como laboratorio europeo de innovación en políticas hídricas. Una iniciativa presentada a la Comisión Europea, a través del JRC (Centro Común de Investigación), en el marco de la cumbre de la ONU celebrada en la capital hispalense recientemente.

A la vanguardia de esta revolución se encuentra el concepto de ecofactoría, un modelo que transforma las antiguas estaciones depuradoras en centros de generación de energía, recursos y conocimiento.

Hablamos con Francisco José Juan, director de Sostenibilidad e Innovación de EMASESA, sobre cómo esta visión se está materializando y qué impacto puede tener en Sevilla, Europa y el planeta.

¿Qué es una ecofactoría y por qué es tan relevante en el contexto actual?

Una ecofactoría es una evolución de las tradicionales estaciones depuradoras de aguas residuales. Y es que los entornos urbanos consumen el 90% de los recursos a nivel mundial y generan el 85% de los residuos. Por tanto, la innovación transformadora es necesaria, necesitamos potenciar el valor de las empresas que gestionan el ciclo urbano del agua, es crucial para el futuro de nuestras ciudades y regiones realizar una gestión eficiente y sostenible del agua, la energía y los residuos.

Ya no se trata solo de descontaminar el agua, sino de transformar esas instalaciones en complejos ambientales capaces de producir recursos: agua regenerada, energía renovable y subproductos aprovechables como enmiendas orgánicas. Es un modelo basado en la economía circular, que busca reducir el impacto ambiental y aumentar la resiliencia energética y climática de las ciudades. En un momento donde las sequías son más largas y las lluvias más torrenciales, como ya vivimos en Sevilla, la sostenibilidad deja de ser una opción para convertirse en una necesidad.

¿Cuál es el papel de Sevilla dentro de esta visión europea?

Hemos propuesto a la Unión Europea que Sevilla se convierta en un laboratorio de políticas hídricas eficientes, en el marco de la Estrategia de Resiliencia Hídrica de la UE. Ya somos una ciudad declarada en emergencia climática desde 2019, y desde EMASESA operamos en una de las regiones más vulnerables de Europa al cambio climático. Pero también somos líderes en innovación. Queremos que Sevilla sea un modelo exportable de gestión del agua, energía y residuos.

¿Qué avances se han logrado ya en EMASESA con este modelo?

Nuestro Complejo Ambiental El Copero es un referente nacional y europeo. Ya genera hasta el 90% de su energía con biogás producido a partir de aguas residuales y residuos agroindustriales. Además, el 100% de los lodos se reutilizan en agricultura, y tenemos una planta solar fotovoltaica de 1 MW integrada en su anillo eléctrico. Eso es economía circular real.

A esto se suman nuestras flotas eléctricas, tecnologías de digitalización y proyectos de inteligencia artificial, que nos permiten monitorizar cada gota de agua y optimizar todos los procesos.

¿Hasta qué punto puede EMASESA llegar a la autosuficiencia energética?

En años lluviosos, ya hemos superado el 90% de autosuficiencia con energías 100% renovables: hidráulica, solar y biogás. En épocas de sequía, rondamos el 45%, pero trabajamos con la meta de alcanzar el 100% de autosuficiencia en un horizonte cercano. Para ello, estamos desarrollando soluciones como la conversión del biogás en biometano a partir de lodos concentrados de depuración, pero también de cosustratos orgánicos agroindustriales que nos puedan permitir una producción excedentaria para inyectar en la red de gas natural, así como ampliaciones de nuestras plantas fotovoltaicas y mejoras en eficiencia energética.

¿Qué papel juega la digitalización en esta transformación?

El papel de la digitalización es crucial, ya que nos permite tener un mayor conocimiento de nuestra red, de nuestros consumos y tenerlo en tiempo real. La gestión inteligente de infraestructuras a través de sensores, IA y gemelos digitales nos permite anticiparnos a fallos, ahorrar costes y ser más eficientes. Gracias a proyectos como Embalse Digital 5.0 y CREANDO, financiados con fondos NextGeneration, EMASESA podrá disponer de un "cerebro digital" capaz de gestionar de forma autónoma buena parte del ciclo integral del agua.

¿Qué retos existen todavía en la implantación de este modelo?

Algunos desafíos tienen que ver con la regulación, por ejemplo, en la gestión de olores o residuos. También es necesaria una gran inversión en redes eléctricas para integrar la generación renovable distribuida. Y, por supuesto, es imprescindible que haya compromiso social, que la ciudadanía entienda que estas infraestructuras son fundamentales para la operativa de las ciudades, para la generación de recursos renovables y, además, oportunidades para el desarrollo local, la formación y el empleo.

¿Cómo se involucra a la ciudadanía en este proceso?

El Copero, por ejemplo, cuenta con un aula ambiental y una zona visitable dentro de nuestros programas de educación. Queremos que los vecinos y, sobre todo, las futuras generaciones, comprendan cómo se gestiona el agua y qué papel pueden jugar. Las ecofactorías deben ser también espacios abiertos y participativos, no solo técnicos.

La información y la transparencia son siempre bien recibidas por la ciudadanía, por ello, además, ponemos a disposición de la ciudadanía plataformas de información, como la de olores en la Ecofactoría Copero para que los vecinos puedan estar informados de cómo se comporta la instalación.

Contamos también con el Observatorio del Agua, un órgano consultivo relevante para EMASESA. En él están representados nuestros grupos de interés y la sociedad civil en general, informándose, conociendo y participando activamente en las acciones de nuestra empresa pública de aguas. Esta relación fluida y altamente participativa, facilita una gestión óptima y altamente satisfactoria.

¿Qué mensaje final trasladaría sobre el futuro de la gestión del agua?

El agua es un recurso vital y escaso. El futuro pasa por modelos circulares, renovables y resilientes. Las ecofactorías representan ese cambio necesario, urgente y realista. Desde EMASESA, estamos demostrando que es posible gestionar el ciclo del agua de forma sostenible, con beneficios no solo ambientales, sino también sociales y económicos.

Frente a la crisis climática que padecemos y, sufriendo una recurrente sequía que pone en riesgo el suministro, nuestras ecofactorías terminarán siendo auténticas fábricas de agua y recursos naturales, modelos de circularidad, algo que finalmente nos vendrá impuesto por la necesidad. Es momento de prepararnos y queremos que Sevilla y su área metropolitana lideren ese cambio de paradigma.

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