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Guillermo Dupuy

El "pudor" de Zapatero

Aunque podríamos añadir muchos más ejemplos, ninguno demuestra tanto la desfachatez del Gobierno de Zapatero –una desfachatez directamente proporcional a los complejos del PP–, que el asunto de la presencia y retirada de nuestras tropas en Irak.

Como es sabido, Zapatero, tras dar su visto bueno a un "estatuto" soberanista que proclama a Cataluña como nación, y tener como aliados a formaciones abiertamente separatistas como ERC, no tuvo empacho alguno en denigrar, precisamente como "antipatriotas", a quienes denunciaban una crisis económica que, como acaba de reconocer el Banco de España, ya era detectable en nuestro país a finales del 2006. Tampoco tuvo nuestro presidente empacho alguno en aprobar en beneficio de la banca el mayor y más privilegiado plan de rescate de nuestra historia, sólo días después de proclamar que teníamos "el sistema financiero más sólido del mundo".

Aunque podríamos añadir muchos más ejemplos, ninguno, sin embargo, demuestra tanto la desfachatez del Gobierno de Zapatero –una desfachatez directamente proporcional a los complejos del PP–, que el asunto de la presencia y retirada de nuestras tropas en Irak. A Zapatero no se le ha ocurrido otra cosa que sacarlo a colación para ocultar el improvisado y repentino anuncio de retirada de Kosovo que tanto y tan justificado malestar ha causado entre nuestros aliados. Zapatero ha pedido a la oposición "un poco de pudor" precisamente desempolvando y mentando un conflicto en el que el Gobierno socialista, incumpliendo sus propios plazos de retirada, dejó en la estacada a nuestros aliados con aquella "espantada" que tanto satisfizo a un terrorismo islámico al que, paradójicamente, se le adjudicaba la autoría del 11-M.

No contento con aquella muestra de "pudor", y a pesar de las múltiples resoluciones de la ONU favorables a la presencia de la fuerza multinacional en Irak, Zapatero hizo meses después un llamamiento a la deserción desde Túnez incitando a nuestros aliados a seguir su ejemplo. Aquellos eran unos momentos en los que las posibilidades del terrorismo islámico de abortar la transición democrática en Irak eran mucho mayores de lo que lo son ahora y en los que el principal objetivo de los terroristas era, precisamente, que las potencias aliadas secundaran el ejemplo del nuevo Ejecutivo español. Recuerdo que los terroristas tenían secuestradas en aquel momento a dos jóvenes italianas, a las que amenazaban con volarles la cabeza si el Gobierno de Berlusconi no secundaba el "pudoroso" ejemplo de su homólogo español.

Claro que como muestra insuperable de aquel "pudor" de Zapatero está el hecho de que entre su precipitada retirada de Irak, nada más llegar al Gobierno, hasta su llamamiento desde Túnez en septiembre de 2004, nuestro Ejecutivo no tuvo empacho alguno en apoyar una resolución de la ONU, nuevamente favorable a la presencia aliada en Irak: la 1546 de 8 de junio de 2004. Esta resolución literalmente "Pide a los Estados Miembros y a las organizaciones internacionales y regionales que presten asistencia a la fuerza multinacional, en particular con fuerzas militares, según se convenga con el Gobierno de Irak, para ayudar a satisfacer las necesidades del pueblo iraquí en materia de seguridad y estabilidad". ¿Fue aquel un acto de hipocresía? No, sólo fue una muestra del "pudor" de Zapatero.

Con todo, y por patético y desvergonzado que nos parezca el hecho de que Zapatero desempolve ahora el asunto de Irak, no deja de ser también lamentable que Rajoy no se haya atrevido a mentarlo y se haya limitado, casi de forma infantil, a pedir al presidente del Gobierno que "no hable de Irak".

Por buena que fuese –que lo fue– su intervención en el Congreso, ¿tanto le habría costado a Rajoy decir que la precipitada retirada de Irak no fue, precisamente, una muestra de coordinación y consideración hacia nuestros aliados? ¿Tanto le habría costado citar las numerosas resoluciones de la ONU –una de ellas, insistimos, firmada por el propio Zapatero– que daban cobertura a la presencia aliada en Irak después del derrocamiento del dictador? ¿Tanto le habría costado advertir que si Irak se está pacificando y democratizando no es precisamente gracias al Gobierno de Zapatero?

Consolémonos con que Rajoy, al menos, no se arrugó con Perejil.

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