Urdangarín se confiesa en TV: "Lo peor de la cárcel es la pérdida de uno de los amores de mi vida, Cristina"
Urdangarin se arrepiente de muchos errores y decisiones precipitadas. Revela su dura travesía personal y el juicio social que aún le persigue.
Un año y ocho meses después de salir de la cárcel, Iñaki Urdangarin se ha sincerado en una entrevista televisiva, de la que había máxima expectación por lo que podía decir, y lo que no. Ha sido en el programa 'Pla Seqüència' de La 2 Cat, presentado por Jordi Basté, donde el ex duque de Palma habla durante 50 minutos de parte del pasado, presente y cómo enfoca su futuro.
Una charla íntima, entre dos personas que son amigas y se conocen desde hace tiempo (Basté fue durante mucho tiempo periodista deportivo) y realizada en catalán, porque, como ha confesado el propio Iñaki: "Cataluña es el lugar de mi infancia, donde fui feliz, me casé en Barcelona, mis hijos son catalanes… Y ahora, en un presente, estoy a medio caballo entre Vitoria y Barcelona", ha comentado mientras se dirigían a una masía de Gerona, donde se ha realizado la entrevista.
Estos son los titulares que deja la primera entrevista de Iñaki Urdangarin en televisión.
Antes de detallar su rutina en la cárcel, donde ingresó el 18 de junio de 2018, ha narrado el día que recibió su sentencia: "Estaba comiendo con Cristina en Ginebra. Y luego llamé a Mario Pascual, que me dijo la sentencia definitiva. Había trabajado 7 años para darle la vuelta a las acusaciones. Hasta el último momento pensamos que podíamos lograrlo".
De aquella etapa recuerda con exactitud el primer día. "Se cierra la puerta, todo cae. El primer día es, quizá, el peor. Porque ya todo lo que has hecho, todo lo que has intentado darle la vuelta, ya no es posible. Ya no te queda nada por hacer. Y cuando entras allí te das cuenta de que… bueno, eso se ha acabado. Que esta fase de siete años de defensa se ha acabado y empieza una etapa muy dura y muy larga, lejos de las personas que quieres. Y, bueno… cae todo. No sé cómo explicarlo. Pero el cierre de la puerta, el ruido, el momento en que te encuentras solo… no estás preparado para nada. No tienes teléfono, no tienes nada. Fue durísimo. Hice una llamada, me acuerdo. Llamé a casa, llamé a mi madre y ya empecé a pensar: "Bueno, esto empieza de verdad".
"No estoy orgulloso de cómo gestioné emocionalmente mi situación. Creo que lo pasé muy mal. Entré en un bucle negativo. Pero creo que también preocupé mucho a la gente que estaba fuera. Y me costó más tiempo del que pensaba reaccionar y empezar a cuidarme y a afrontar esta etapa con un poco más de… no sé, de éxito, de positivismo. Lloré muchísimo los primeros tres meses".
Destaca las visitas de la infanta Cristina, las de su ex compañero del Barça David Barrufet, quien le regala un balón y una red para poder jugar al balonmano y el propio Jordi Basté.
¿Recibiste visitas de gente que no esperabas? ¿Te faltó alguien? "No. Creo que fui yo quien no pude recibir visitas a todos los amigos que querían venir. Somos una familia muy grande, la mía y la de los Urdangarin. Y para mí las visitas de la familia eran lo más positivo. Si venían mis hijos con Cristina o lo que fuera, era prioritario. Luego mis hermanos, mi madre… prioritario. Claro, hay pocas visitas y cuando podía venir un amigo era muy de vez en cuando. Pero también las cartas me ayudaron mucho. Cartas de amigos que sabían que no podían venir, pero también de desconocidos. Es increíble la gente que es capaz de empatizar y darte apoyo desde fuera".
También ha agradecido el trato que le dieron los funcionarios con los que coincidió. "Eran muy majos y me hicieron la vida más agradable, cuando se iban de vacaciones los echaba en falta".
Su día a día en prisión: se resumía en que se levantaba a las nueve, desayunaba y después, hasta las tres, tenía que estar en el módulo. Podía pasear por el patio, estudiar, trabajar. Y a las tres se iba al polideportivo, donde tenía una bicicleta estática que el juez le autorizó a tener. A las cinco comía, y lo hacía tan tarde porque las tardes se hacían larguísimas. Prefería comer a las cinco, descansar un poco y empezar otra actividad. Una de las recomendaciones que me hicieron al principio fue: "Escribe. Todo lo que te venga a la cabeza. Si estás mal, escríbelo. Si viene un funcionario, escríbelo. Si quieres comentar las visitas de la familia, escríbelo". Y empecé a hacer cuadernos. Y cada vez estaban más… trabajados. Hacía resúmenes de libros, anotaba ideas. Tenía derecho a diez llamadas por semana, de siete minutos cada una".
¿Pediste ayuda psicológica? Te asignan una psicóloga, sí. Eso que dices es muy importante, porque la energía va en dos direcciones: yo estaba bien si lo de fuera funcionaba bien; ellos estaban bien si yo estaba bien. En los primeros meses, como te he explicado, yo no estaba haciendo bien mi trabajo. Tuve que reaccionar. Pedí libros. Pedí hacer un curso de bienestar emocional, porque emocionalmente me estaba hundiendo. Empecé con temas de mindfulness, de yoga. Pedí libros a mi familia. Y cuando ya pasé ese bache tan grande y empecé a estar más tranquilo, me planteé estudiar más. Tenía la oportunidad de reinventarme. Me matriculé en un máster de psicología del coaching por la UNED. También me saqué el título de entrenador nacional nivel 3.
"¿Qué es lo peor y lo mejor que te ha pasado en prisión? ¿O qué has aprendido?" "Empiezo por lo mejor. Creo que lo que he ganado es equilibrio, mucha más humanidad. Creo que he dejado atrás muchos comportamientos, circunstancias o mentalidades del pasado. He tenido la oportunidad de estudiar, he tenido la oportunidad de conocerme muy bien, de preparar una nueva etapa de mi vida. ¿Qué he perdido? Mucho tiempo, que es algo que me angustia. Pensar que no son solo los seis años de condena, sino los mil días adicionales después del tercer grado, más los siete años de instrucción y juicio… es muy duro, muy duro. Y materialmente, he perdido prácticamente todo, todo lo que tenía. Y luego hay una pérdida muy grande, que es… uno de los pilares de mi vida, Cristina. Es una mujer excepcional que quiero muchísimo, que me ha acompañado en momentos durísimos, y que ha sufrido muchísimo. Hablo de ella desde el respeto. Porque Cristina ha sufrido mucho y la quiero muchísimo. No estar juntos también forma parte del dolor. Del proceso. De la vida. Y hay que aceptarlo". ¿Te gustaría que estuvierais juntos? Eso forma parte de la intimidad. Pero sí te puedo decir que Cristina es una mujer a la que admiro, a la que quiero y que siempre será parte de mi vida".
"¿Cómo eran las llamadas con tus hijos?" "Muy cortas. Muy controladas. A veces tensas. A veces tristes. A veces muy emocionantes. A veces ellos me daban fuerza. A veces yo se la daba a ellos. Me pedían que no perdiera la cabeza. Que me cuidara. Que saliera adelante. Eso te rompe. Y te reconstruye. A la vez. Los que me han sostenido a lo largo de este tiempo han sido mis hijos, mis hermanos, mis amigos, mi madre. Y algunas personas inesperadas que aparecieron para ayudar. Porque yo cometí errores. Pero también encontré mucha bondad. Mucha comprensión. Me considero una buena persona, con mis errores, con mis fallos, con mis sombras. Ahora sí sé quién soy. Antes no. Antes vivía corriendo. Vivía sin parar. Vivía sin pensar. Vivía sin escucharme. Ahora intento escuchar, observar, reflexionar. Intento no hacer daño. Intento ser honesto. Intento hacer las cosas bien.
"¿Te arrepientes? Sí. De muchas cosas. De errores que cometí. De decisiones tomadas sin pensar. De no haber sido más consciente. De no haber parado antes. De no haber entendido lo que estaba pasando, en qué me estaba metiendo, de no haberme asesorado bien, de no haber visto las señales. De no haber sido más prudente. No sé si fue ingenuidad. Fue falta de lucidez, de reflexión. Falta de criterio en un momento importante de mi vida"
"¿Te sientes utilizado? Prefiero no poner el foco ahí. No me ayuda. No ayuda a nadie. Lo importante es la responsabilidad propia. Yo soy responsable de lo que hice y de lo que no hice. Y de lo que debería haber hecho.
"¿Tú has perdonado? Sí. A todos. A todos los que participaron, a los que juzgaron, a los que opinaron, a los que me señalaron. Y a mí mismo. Porque vivir con culpa es muy pesado. Y la culpa te persigue. Y te encoge. Y te destruye. Y tienes que aprender a convivir con ella sin que te hunda. Tienes que aprender a transformarla en algo que tenga sentido. En responsabilidad. En reparación. En aprendizaje. La culpa paraliza. La responsabilidad mueve.
Sin mención directa a Ainhoa Armentia
"¿Quieres volver a enamorarte? La vida dirá. ¿Pero tú quieres? Quiero querer bien. Quiero querer con calma. Con honestidad. Sin ruido. Sin peso. Y eso requiere tiempo. Has dicho antes que el amor, cuando estás dentro, es energía. Es que es así. El amor mueve. El amor sostiene. El amor te salva. Y afuera también. ¿Y ahora quién te quiere? Mis hijos. Mis hermanos. Mi madre. Mis amigos. Y algunas personas que han aparecido en mi vida en este último año.
"¿Te han juzgado como persona? ¿Y qué duele más, el juicio judicial o el juicio social? Sí, el social. Sin duda, porque el juicio judicial es técnico. Tiene reglas. Tiene límites. Tiene fin. El social no. El social es infinito. Es silencioso. Es imprevisible. Y es permanente.
"¿Aún te juzgan? Cada vez menos. Pero sí. Hay gente que sigue viendo al titular, no a la persona. ¿Y qué hacemos con eso? Nada. No puedes controlar lo que piensa la gente. Puedes controlar cómo vives tú. Cómo actúas. Cómo te comportas. ¿Y no te cansa? Sí. Mucho. Pero ya no lucho contra eso. Solo sigo mi camino.
"¿Qué le dirías al Iñaki de hace veinte años? Para. Para un momento. Escúchate. No corras tanto. No quieras abarcar tanto. No quieras agradar a todos. ¿Y al Iñaki que entró en prisión? Respira. No tengas miedo. Aguanta. Cuídate. No estás solo.
"¿Qué esperas de los próximos años? Poder trabajar. Poder ayudar. Poder estar presente para mis hijos. Poder construir algo que tenga sentido. Poder tener paz. Mis hijos son mi motor, mi orgullo. Son lo mejor que he hecho en la vida.
La participación sorpresa de Pablo Urdangarín en el programa
Pablo, que sigue sus pasos profesionales en el Fraikin BM Granollers, ha sorprendido participando en la entrevista mediante una videollamada mientras se desplazaba en el autobús a Guadalajara para jugar un partido con su equipo: "Tiene una calma y una manera de hacer las cosas que es encomiable. Tiene más talento que yo". Por su parte, Pablo ha destacado que Iñaki "es mejor padre que jugador. Cualquier duda que tengo intento aclararla con él y me ayuda mucho, porque sabe responder, es el ChatGPT del balonmano para mí".
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