La emisión de Rocío: contar la verdad para seguir viva ha dado un giro radical a la vida de Rocío Carrasco. Contar en primera persona el relato sobre su vida le ha hecho volver a la vida pública después de 20 años de silencio y encierro. Ahora afronta el futuro de una manera muy distinta y está dispuesta a disfrutar del éxito que ha supuesto la emisión de su docuserie.
Esta semana, la hija de Rocío Jurado disfrutó de una cena con el equipo que ha hecho posible su programa para agradecerles su apoyo y su cariño. Así, se la pudo ver junto a su marido Fidel Albiac, disfrutando de la noche madrileña muy bien rodeados por los redactores, cámaras y productores encargados de dar voz a su verdad.
Mientras Carrasco se divertía en compañía de, entre otros, Carlota Corredera, Ana Isabel Peces y David Valldeperas, su hija Rocío Flores vivía una horas muy distintas. Desde su piso de Málaga, que comparte con su novio Manuel Bedmar, la joven publicó distintas fotografías en sus redes sociales en las que aparecía junto a su pareja y su hermana Lola. Instantáneas cotidianas de su día a día con sus seres queridos en las que también dejó una reflexión en forma de mensaje.
"Creo que las personas que han experimentado las mayores tristezas son las que siempre se esfuerzan por hacer felices a los otros", decía el texto que publicó a través de stories. "Porque ellas saben en carne propia lo que duele", destacó. Esta reflexión se produjo a la vez que su madre hacía borrón y cuanta nueva con los amigos que ha hecho a raíz de la grabación del documental.
Y es que, tras el final de la emisión, la hija de Antonio David Flores intenta por todos los medios mantenerse fuerte y no dejarse doblegar a pesar de las críticas que recibe diariamente tanto en redes sociales como por parte de ciertos colaboradores. Siempre firme en su defensa a Olga Moreno y a su padre, Rocío Flores se ha hecho con un hueco en la televisión y se ha ganado el respeto de gran parte de sus compañeros de plató.