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El regreso de Ainhoa Arteta tras la invalidez de su cuarto matrimonio

Tras varios reveses de salud, Ainhoa Arteta vuelve a actuar en Logroño.

Tras varios reveses de salud, Ainhoa Arteta vuelve a actuar en Logroño.
Ainhoa Arteta. | Gtres

Tras superar cuantos muy duros episodios de salud pusieron en riesgo su vida el pasado año y, en el mejor de los casos, con la posible pérdida de su voz, Ainhoa Arteta ha reaparecido y actúa este 21 de mayo en Logroño, como figura lírica de primer nivel en el Rioja Festival. Loca de alegría por ello cuando en su vida íntima y tras cuatro matrimonios fallidos resulta que el último carece de validez según nuestras investigaciones.

Esa cuarta boda de carácter civil fue con el murciano Matías Urrea, oficial de la Armada Española, celebrada en 2019. Dos años después se separaron, digamos que por "incompatibilidad de caracteres" y algún otra causa muy particular. Resulta que en aquella ceremonia los contrayentes, por lo que hemos colegido, no firmaron el acta matrimonial. Luego tal unión carece de validez. ¿Por qué ocurrió tal cosa, más propia de un vodevil teatral? ¿Olvido? ¿A propósito? Ignoramos la causa. Lo único cierto es que ambos están libres, solteritos. A él lo han sorprendido algunos fotógrafos muy amartelados no hace mucho con la presentadora de informativos de TVE Marta Jaumandreu. Ainhoa no parece de momento buscar nueva pareja.

Tolosana de cincuenta y siete años, hija de una peluquera, es mujer sencilla, simpática, discípula de Plácido Domingo, que en calidad de soprano ha actuado en importantes escenarios. Su vida personal, en cambio, ha estado salpicada de incidentes y fracasos sentimentales. Cuando en los primeros años 80 viajó a Nueva York por motivos profesionales sufrió una violación callejera, que la dejó marcada largo tiempo, recordando cómo tras aquel asalto quedó tendida en el suelo, entre llantos y lamentos. Con su fuerte voluntad salió adelante. No había tenido de jovencita ningún noviazgo serio, salvo una relación ocasional con un chico de Oñate. Se casó con un pretendiente de su misma ciudad, Tolosa, que le duró un suspiro, separándose en 1994. Ya más adelante, cuando su carrera lírica iba progresando, se enamoró del barítono norteamericano Dwayne Croft en 1998. Tuvieron una niña, Sarah. Cinco años después aquella pareja se deshizo. En 2005 Ainhoa entabló amistad con el jinete guipuzcoano Jesús Garmendia, al que reencontró más adelante, casándose en 2013. Mas tampoco funcionó aquella unión, pues se divorciaron en 2016. Finalmente acaeció su enlace con el antes mentado militar, del que no quiere saber nada a estas alturas de su desequilibrada vida amorosa, de la que va recuperándose, como asimismo de sus dolencias.

Y es que en 2021, en plena pandemia de la que fue víctima del fatídico coronavirus, estuvo a punto de fallecer por culpa de un cólico nefrítico. Ella misma ha llegado a decir esto: "Me quedaban tres horas de vida cuando estaba en el hospital". La salvaron. Mas una septicemia le provocó la pérdida momentánea de voz. Trasladada en un helicóptero a un hospital fue recuperándola. "Por poco no llego", comentaría. Fue inducida a un coma durante seis días. Para colmo, alérgica a la penicilina, sus posibilidades de salir adelante eran pocas. Pero los médicos lograron que la gran cantante recuperara la fuerza de su garganta, y su físico en general. Y en ese desgraciado año le fueron amputados dos dedos de una de sus manos. Así es que, con la vista atrás, Ainhoa Arteta piensa ahora que ha vencido a todos los males con los que se ha enfrentado. Valora, como es natural, hasta cada minuto de su existencia. Nos da una alegría a cuantos la admiramos, que son muchos. ¡Aúpa, Ainhoa!

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