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Cuando Raquel Welch 'secuestró' a sus dos hijos en Almería a espaldas de su exmarido

La mítica actriz cumple este 5 de septiembre 82 años.

La mítica actriz cumple este 5 de septiembre 82 años.
Raquel Welch en '100 rifles' | Alamy

La actriz norteamericana Raquel Welch, de raíces hispanas, fue considerada mediada la década de los 60 y la siguiente como un sex-symbol, a tenor del erotismo que irradiaba en sus películas, alguna de las cuáles se rodó en España. Como por ejemplo Un millón de años, fechada en 1966, en Lanzarote donde aparecía con un espectacular biquini de pieles jamás contemplado hasta entonces. Dada su anatomía, alguien tuvo la feliz ocurrencia de asociar su nombre al mote de "el Cuerpo". Que lo mostraba generosamente. Tuve la suerte de conocerla y entrevistarla durante una hora, cuando por entonces ella desdeñaba toda suerte de encuentros periodísticos. Luego les contaré cómo pude conseguir aquella exclusiva.

Nacida Raquel Tejada el 5 de septiembre de 1940 en Chicago, estado de Illinois (cumple por tanto ahora ochenta y dos años) era hija de un ingeniero aeronáutico de nacionalidad boliviana. Pero terminaría siendo conocida como Raquel Welch, apellido que ha mantenido hasta el presente, que procedía de su primer marido, James Westley Welch, con quien contrajo matrimonio en 1959. Tenía la futura estrella sólo diecinueve años, divorciándose seis años después, tras alumbrar dos hijos, Tahnée, que ha seguido la carrera materna, y Damon.

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Como es natural sus comienzos en el cine fueron con breves intervenciones, la primera en El trotamundos, que protagonizó Elvis Presley. Poco a poco, apoyada por su llamativa anatomía, fue apareciendo en cintas de mayor relieve. Su filmografía no es muy abundante, una cuarentena de títulos, pero ella ha podido presumir de aparecer en la pantalla al lado de Robert Taylor, James Stewart, Dean Martin, Frank Sinatra, Burt Reynolds, Richard Burton, Peter Sellers, Ringo Star, Marcello Martroianni… Sin ser una actriz de grandes cualidades interpretativas pudo superar sus deficiencias para no ser considerada únicamente como una mujer-objeto.

En cuanto a su vida sentimental, aparte del matrimonio mencionado, reincidió en otro en 1967 con Patrick Curtis, que fue su agente artístico. Tipo malencarado y agresivo con quien convivió hasta 1972. El tercero de sus maridos se llamaba André Weinfield, y con él pasó un decenio desde 1980. Ya finalizando la década de los 90 contrajo su cuarto y último enlace con Richard Palmer, de quien se divorció en 2011. Que sepamos, no ha tenido tentaciones de casarse más veces.

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Cuando volvió a España para encabezar el reparto de 100 rifles, un western naturalmente con el escenario apropiado en Tabernas (Almería) aterrizó primero en el aeropuerto madrileño de Barajas con "malas pulgas", pues ante la docena de fotógrafos que se arremolinaron a su vera la tomó con uno de ellos del ya extinto diario Informaciones, al que propinó un botellazo en la cabeza. Con ese antecedente no me las tenía felices para irme a Almería con el propósito de entrevistarla. ¡Ah! Ocurrió un inesperado suceso que me permitió conseguirlo.

Me había desplazado al aeropuerto almeriense con mi recordado compañero, el gran reportero gráfico Julián Torremocha, para captar la llegada de uno de los galanes del filme, el veterano Fernando Lamas. Cuando de pronto nos fijamos en un par de niños a los que recogería alguien de la productora de la película. El relaciones públicas de la misma se nos acercó –me conocía– y nos pidió que no fotografiáramos a aquella niña y su hermanito. ¿Razones? Eran los dos hijos de Raquel Welch, que los había conseguido traer con ella unos días a Almería, sin permiso de su ex-marido. De saberse, aquello podía ser considerado un rapto, con las consecuencias que para ella supondría: tal vez cárcel. O por lo menos una preventiva detención y extradición a los Estados Unidos. Aquel relaciones públicas de 100 rifles nos propuso un pacto: no tomaríamos imágenes de los niños, no citaría el caso en nuestro reportaje. A cambio, Raquel Welch nos recibiría en su suite que ocupaba en un hotel de Aguadulce, al día siguiente. Como así sucedió. Raquel, con una minifalda de infarto y un escote a juego, estuvo francamente encantadora conmigo y posó un cuarto de hora a placer ante las cámaras de Torremocha. La revista Semana, de la que éramos redactores, publicó la exclusiva con un portada. Y Raquel Welch no aceptó durante su estancia española ninguna otra entrevista.

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Raquel Welch con Manuel Roman

Por supuesto seguí los pormenores de aquel rodaje, enterándome que Sancho Gracia, que tenía un papel en 100 rifles, se acostó con Raquel. Enterado el marido de ésta, el antes mentado Patrick Curtis, montó en cólera y, pistola en mano (de las de verdad y no de fuego) persiguió al donjuán. Sancho Gracia se libró por los pelos. La guardia civil tomó parte en el asunto y los implicados tuvieron que acompañar a una pareja hasta el cuartelillo más próximo.

Pero no quedó ahí la cosa, porque Raquel Welch vivió otro apasionado romance con otro de los actores españoles, el almeriense Aldo Sambrell. Así es que su paso entonces por nuestro país le permitió a la estrella vivir dos emocionantes aventuras amorosas. Repitería viaje a España en los años 1973 y 74 para aparecer en algunas secuencias de Los Tres Mosqueteros y su secuela. En 1985 viajó a Barcelona, contratada para promocionar una marca de cava, a través de un llamativo spot que anunciaría en Navidad. Para entonces, su nombre ya no era tan rutilante en el cine. La edad es implacable para cualquier diva de la pantalla. Aún asi, continuó apareciendo en telefilmes y hasta sustituyó en Broadway a Lauren Bacall y a Julie Andrews en las comedias musicales La mujer del año y Víctor o Victoria.

Los ochenta y dos años que cumple Raquel Welch aún le permiten descubrir en ella destellos de aquel glamour que lucía hace medio siglo.

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