Preocupa desde hace unos días la salud de la cantante vasca Amaia Montero. La publicación, por dos veces, de una fotografía suya en Instagram ha alarmado a sus colegas, amigos y admiradores. Donde aparece desaliñada, sin peinarse ni asomo de maquillaje en su melancólico rostro, con aire desvalido, y, sobre todo, con una mirada que hace pensar si pasa por un momento depresivo. Hace ya algunos meses que empezó a cuestionarse su estado físico: hasta interrumpió alguna de sus actuaciones y suspendió otra. Confesó no encontrarse bien. Un año atrás anunciaba su retirada, al menos momentánea, dejando en el aire el misterio de su regreso. Un disco que preparaba no llegó a completarlo, pese a su deseo de celebrar con él sus veinticinco años artísticos.
Nacida en Irún en agosto de hace cuarenta y seis años, Amaia Montero fue vocalista de La Oreja de Van Gogh entre 1996 y 2007, banda compuesta junto a cuatro compañeros guipuzcoanos. Se convirtieron en un grupo de referencia entre los mejor del pop español de la época. Luego, Amaia los dejó para continuar su carrera en solitario. Su voz no sólo nos conquistó en España sino también en países hispanoamericanos.
La belleza de Amaia Montero resaltaba en seguida. No pudo controlar su peso y se sometió a sesiones de cirugía facial, recurriendo a vestidos de moda "curvi". En cualquier caso siempre ha sido una mujer atractiva, de ahí que los reporteros trataran de averiguar algún amor, que ocultaba. Siempre fue discreta en ese sentido. Pero alguna vez deslizó un nombre, quizás figurado, el de Martín. Al que se dirigía, sin citarlo expresamente, a través de algunas letras de sus primeras canciones. No corroborado desde luego por ella, aunque tampoco negándolo. El caso es que se dice fue su gran amor; secreto, pero intenso. Rota la relación tardó en recuperarse, hasta que Gonzalo Miró apareció en su vida y así pudo olvidar al primero. Este seductor, que hace un año perdió a su padre cuya identidad siempre guardó para sí tras confesárselo su madre antes de morir, con el que no tuvo trato, fue pareja de Amaia varios años, hasta que voló hacia otro nido sentimental, de los variados que ha tenido. ¡Que les dará a ellas este Gonzalo, calvo prematuro, sin ser precisamente guapo…!
También la cantautora irunesa pasó buenos momentos junto a Guti, aquel rubiasco y rebelde jugador madridista. Parece que hubo roces asimismo con un entrenador de fútbol almeriense. Para en los últimos tiempos quedarse con su corazón solitario, o al menos, sin conocerse públicamente de ella algún que otro ligue. Tenga que ver con su tristeza actual esa ausencia de amores, o por otro lado acarreando problemas en su carrera artística, llegamos a un punto en el que ni sus amistades ni nosotros sabemos qué ronda por la cabeza de Amaia Montero para haber lanzado un mensaje de desesperanza, que ha puesto en acción a cuantos la conocen. Su familia pide respeto a la hora de tratar su estado. Confiemos que todo sea uno de esos vaivenes pasajeros que la dureza de la vida prodiga.