El primer podcast de Corinna Larsen contra Juan Carlos no solo dispara contra el rey emérito, también contra el conjunto de la Casa Real española. En concreto, en este primer episodio de los ocho que lo componen, a colación de la lujosa Luna de Miel de Felipe VI y Letizia Ortiz en el año 2004.
Corinna Larsen, recordemos, ayudó a organizar una enorme Luna de miel por Jordania, Camboya, Samoa, California, México, Fiji y otros países de Felipe y Letizia. Y en el podcast Corinna y el Rey la "amiga entrañable" relata cómo se financió semejante regalo, valorado en cientos de miles de dólares.
Juan Carlos estaba en septiembre de 2004 muy preocupado por el "frenesí mediático" de la boda y que todos "consiguieran fotos del viaje" de Felipe y Letizia. Dice Corinna que el Rey le preguntó por la organización debido a su experiencia con "eventos de alto perfil necesitados de discreción". Una petición que Corinna no pudo rechazar, dice textualmente en el podcast. Puso entonces su sociedad, Apollonia Associates, a organizar un itinerario para el hijo y la esposa "logrando despistar a los paparazzi para darles la Luna de miel con la que había soñado".
Aparte del proceso de seducción del rey emérito hacia ella, Corinna cuenta cómo Juan Carlos movió ficha con fondos de la Zarzuela en colaboración y a través de su amigo Josep Cusí y su empresa catalana Navilot, SL para financiar el viaje de bodas de su hijo y Letizia. "La mitad de los gastos al Palacio y la otra mitad a Navilot", le respondió Juan Carlos a Corina cuando le preguntó cómo pagar los gastos. Un Corinna que, dice inocentemente, no sospechó porque a principios de los 2000 todavía no estaba tan popularizado el uso de Google para informarse.
Navilot gastó cientos de miles de dólares, quizá un regalo, quizá un favor o "algo mucho, mucho peor", dejan caer en el podcast.
Aparentemente el viaje consistió en una modesta gira por España, una casa rural en Cuenca, en la catedral basílica de Zaragoza. "Esa fue la Luna de miel pública, luego llegó la de verdad", un gigantesco viaje que "implicó alquilar un avión, diseñar un itinerario y llevarlos sin ser descubiertos. Presentas un plan de vuelo para después cambiarlo y nadie en la torre puede pegar el chivatazo. En mi oficina solo dos conocían el itinerario. Es un trabajo de siete días 243 horas a la semana", cuenta Corinna sobre cómo lo hizo.
En septiembre de 2004 Juan Carlos y Corinna estaban "locamente enamorados" y se ven en secreto en cacerías por toda Europa o en la casita a 20 minutos en coche de la Zarzuela donde el rey emérito cocinaba barbacoas en pantalón corto y con el hijo de Corinna, jugando con él como si fuera suyo, presuntamente "desviando fondos del estado" para remodelar lo que empezaba a ser ya una casa familiar.