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Gloria Lasso, la cantante española que triunfó en Francia y más veces se casó

Gloria Lasso, intérprete romántica, tuvo una vida amorosa a la altura de sus temas.

Gloria Lasso. | Richard Berezosa

La catalana Gloria Lasso nació hace justo cien años y conoció la popularidad como intérprete de melodías románticas, sobre todo del género más acreditado en ello, el bolero. Fue la primera y única española que triunfó en Francia, a partir de los años 50: sólo en tiempos de la "belle-èpoque" lo hicieron Raquel Meller Y Carolina Otero. Si Gloria Lasso emuló los éxitos de éstas, en cambio su vida personal estuvo jalonada por tristes episodios como ella misma me reconoció un mediodía de 1971, cuando la entrevisté en el entonces todavía abierto bar de Televisión Española, en Prado del Rey. (Acabaron cerrándolo para evitar que muchos empleados se pasaran horas allí, sin dar golpe). Su biografía reúne capítulos que suelen confundir a quienes hemos investigado acerca de ella, empezando por la fecha controvertida de su nacimiento, la lista de sus matrimonios, muchas fantasías acerca de cuantos amantes tuvo y el transcurso de su carrera musical, ya viviendo largo tiempo de las rentas de su glorioso pasado, dicho sea como si fuera consecuencia de su propio nombre, aunque éste era más que compuesto, como nacida en una familia real.

Se llamaba Rosa María Alejandra Pilar Inés Gloria Coscolín Figueras, tal como fue bautizada en la iglesia de Villafranca del Penedés (Barcelona). Vino al mundo el 28 de noviembre de 1922, como al fin hemos podido averiguar teniendo delante una copia de su partida de nacimiento. En libros, enciclopedias, artículos de prensa y hasta en Wikipedia figuran otras fechas distintas, erróneas. Pero es que ella misma alimentó no pocas inexactitudes en torno a su ayer. Por ejemplo que su padre fuera maestro de escuela, cuando parece más cierto que trabajara como zapatero, sereno y camarero. En todo caso, nacida la futura gran cantante en una humilde familia con muchos problemas para alimentarse. De ahí que Gloria se pasara muchas horas en la calle, siendo muy niña, cantiñeando con objeto de llevar unas monedas de perra gorda a su madre. Se llamaban así porque antiguamente figuraba un can en una de sus caras. De Villafranca del Penedés, la familia se asentó en Ejea de los Caballeros, y luego, el progenitor, ya empezada la guerra civil, regentó un bar en la localidad de Caspe. Gloria estaba casada, desde los dieciseis años, con un sargento alistado en las tropas franquistas, de nombre Guillermo Tejero Benito (y no Guillermo Lasso como también por error se publicó). Gloria me dijo que fue una boda en contra de su voluntad. El tal sargento tocaba la guitarra y formó una pareja con su joven esposa en locales cutres, hasta saltar a cabarés de Barcelona y luego Madrid; en esta última capital ella actuaba acompañándose de una guitarra pintada de color blanco, en una zona detrás de la Gran Vía donde existían unos cuantos locales de alterne.

Gloria y Guillermo tuvieron tres hijas, quienes mientras la pareja se ganaba la vida en tugurios de poca monta, se alojaban en la casa de los abuelos paternos. Gloria, a su pesar, no pudo educarlas convenientemente ni pasar el tiempo con ellas que hubiera querido. Conforme iba pasando los años, ya en la década de los 40, cuando su relación con Guillermo se iba enfriando, Gloria actuó en Radio Madrid, y en 1949 grabó sus primeros discos, diez en total, de los de 78 r.p.m. entre los que destacó un bolero que le compuso el maestro García Morcillo: "María Dolores". Era ella y no su marido la que destacaba. Aún así el dúo acertó irse a París, encontraron trabajo en varias salas de fiestas, en una de las cuáles Gloria llamó la atención del director de la casa Pathé-Marconi, Maurice Tezé, quien se enamoró de ella y desde luego de su extraordinaria voz. Ello acaeció mediados los años 50 del pasado siglo. Su matrimonio se fue al garete mientras la catalana iniciaba su escalada musical en el vecino país.

"Extraños en el paraíso" (adaptación de las danzas polovtsianas de la ópera de Borodín "El príncipe Igor") le supuso su gran éxito discográfico, al que siguieron muchos más, como dos piezas a dúo con Luís Mariano, el irunés que se había convertido en el ídolo de la opereta. No queremos olvidarnos de "Luna de miel", que musicó Mikis Theodorakis. Siendo notable la carrera artística de Gloria Lasso, nos ocupamos a continuación de su vida sentimental.

Su primera boda data de 1958, con Albert Dante Antoine Pagliani, su peluquero, tras divorciarse de Guillermo Tejero. Conviene señalar que estaba entonces todavía casada por la Iglesia con el citado en segundo término y, como tal, así continuó varias décadas hasta que en 1982 pudo legalmente divorciarse en España. En Francia, en cambio, no tuvo problemas en celebrar varios enlaces. Seis en total, pese a que ella misma, tras haber declarado que era bígama, fue inventándose más matrimonios hasta alcanzar la cifra de nueve, diez, once… Ni ella misma acertaba a concretarla. Le convenía publicitariamente, como reconoció ya al llegar su decadencia. Ninguna española la superó en ese sentido.

Rivalizó con otra colega, que había sido Miss Egipto, Dalida. Y hasta mediados los años 60, mantuvo su cetro francés, convertida en un mito sensual de la canción. En adelante, ya su nombre fue perdiendo vigencia. Hacienda seguía sus pasos, la acorraló y Gloria puso sus pies en polvorosa, rumbo a México, donde pasó largas temporadas, gozando de otro periodo de éxitos. Grabó allí una notable colección de boleros de autores hispanoamericanos. Tiempo en el que le llegó desde París la desgarradora noticia de que una de sus hijas había sido violada precisamente por un anterior amante de Gloria. Un episodio que nunca pudo olvidar. Al menos es una historia que ella contó y no parece recurriera a alguna de sus frecuentes tretas fantasiosas con el afán de mantener su nombre en candelero, al menos en la prensa. Había escrito un libro contando su vida, que no se editó en España, sino sólo en francés. Contó allí lo que quiso. Se calló o creemos desvirtuó pasajes claves de su devenir.

Cuando regresó a París en los años 70 ya se había desvanecido su estrella. Pero se reeditaron sus discos, volvió a grabar versiones nuevas de aquellos discos con los que había triunfado. Alabada por algunos intelectuales, como Jean Cocteau, por compañeras de fama, Josephine Báker y Edith Piaf, con quienes intercambiaba confidencias. Trató inútilmente de recobrar la popularidad perdida. Y así se iba difuminando la estela de sus canciones, pero no del todo envejecida físicamente. Volvió a México, venía de vez en cuando a cantar en España. Seguía inventándose amores, el último siendo ya octogenaria. Pero se atrevió en 1988 a aparecer fotografiada en la portada de Luí, revista erótica, mostrando su pecho izquierdo. Los contratos escaseaban. Vivía de unas rentas cada vez más reducidas. Aceptó en 2003 protagonizar una fotonovela. La comunidad gay la adoraba.

En México vivía su hija primogénita. De vez en cuando iba a verla. En el invierno de 2005 fue la última vez. En Cuernavaca. Donde le sorprendió la muerte. Quince días antes había actuado allí, despidiéndose con las notas de "Luna de miel". Incinerada, sus cenizas fueron sepultadas en un nicho de la catedral de dicha capital azteca.

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