
En esta hora de su despedida, que le han supuesto incontables muestras laudatorias en todos los medios informativos, nacionales e hispanoamericanos, Joan Manuel Serrat también será objeto de felicitaciones, incluyendo la nuestra, por su septuagésimo noveno cumpleaños el 27 de diciembre, tres días después de su adiós artístico en el Palau de la Música catalana.
Serrat ha compuesto más de trescientas canciones. Una buena parte de ellas, aparte de las costumbristas o de otros asuntos, dedicadas a un tema eterno, inextinguible, como es el amor. Diremos sólo los títulos más significativos, populares, como "Poema de amor", que figuraba en su primer disco en castellano. Siguiendo luego la lista, "Y el amor", "Herido de amor", "Penélope", "La mujer que yo quiero", "Paraules d´amor", "Edurne", "El amor perdido", "El amor que vendrá", "Ella me da su amor", "Ells vells amants", "Eso que llaman estar enamorado", "Poco antes de que den las diez", "Qué va a ser de tí", "Irene"… Con otros nombres de mujer, está "Lucía", que evocaba su relación con una azafata. En "Conillet de vellut" (Conejo de terciopelo) tuvo la ocurrencia de incluir en la letra el número de teléfono de su apartamento barcelonés. Ni qué decir que durante varias semanas no dejó de sonar con voces femeninas que deseaban comunicarse con él.. Tuvo "el Nano" que solicitar de la Compañía Telefónica un cambio de esos dígitos. En toda su producción de argumentos sentimentales nunca fue vulgar en las letras,
Puede que la canción que mejor refleja lo que sentía por una mujer sea "Tu nombre me sabe a yerba". Se asegura que le fue inspirada por Marisol, Pepa Flores si lo prefieren. Ambos vivieron un tórrido romance, no por mucho tiempo, compartiendo cama en la vivienda que Joan Manuel tenía a espaldas del campo de fútbol de su querido Barça. Ella deseaba vivir con él y retirarse de la canción; él no se atrevió a sostener una permanente unión. Mas su amistad no se quebró. Lolita estaba asimismo enamorada del "Noi de Poble Sec", pero Joan Manuel la trataba como si fuera una hermana menor: no podía prosperar de ningún modo lo que pretendía la hija de "La Faraona". En quien sí puso su mirada Serrat fue en Charo Vega, nieta de Pastora Imperio, hija del torero Gitanillo de Triana. Guapísima, de piel morena, con sangré calé en sus venas. Se había casado, no le fue bien, fue amiga del cantante, mas sin llegar a más. Tal vez si ella se hubiera decidido del todo…Terminó casándose con el representante artístico de Bertín Osborne e Isabel Pantoja, Tony Caravaca, del que después se separó.
En ese deambular del cantautor catalán por esos mundos, tuvo recalcitrantes seguidoras. ¿Cómo no imaginar que más de una tuvo algo que ver con el ídolo? Ocurre a menudo entre los galanes del cine y la música. No es que Joan Manuel haya sido precisamente un guapo irresistible, pero siempre despertó en ellas ternura… y otros sentimientos. Deseos de quien en un escenario, a veces ante un auditorio de cincuenta mil personas como en Buenos Aires, o incluso más espectadores, es centro de atención. Pero como esos incontrolables arrebatos de sus "fans" no pueden sustanciarse en historias duraderas, pasamos de largo. Para dar el nombre de dos mujeres que sí llegaron de verdad al corazón de nuestro querido personaje. La primera fue una modelo catalana, Mercedes Doménech, con quien Serrat mantuvo una larga relación mediados los años 60 del pasado siglo. En 1969 tuvieron un hijo, Manuel (Queco). No hubo matrimonio de por medio. Joan Manuel se portó dignamente con madre e hijo, ocupándose con responsabilidad de que nada les faltara, muy en concreto atendiendo los gastos de su manutención y estudios hasta la mayoría de edad del chico. Que acabó convirtiendo en abuelo a su progenitor.
Mas quien sería en definitiva la mujer de su vida, el gran amor, ha sido Candela. Candela Tiffón, a quien llamaban en su juventud Mariluz y más familiarmente, Yuta. Fue modelo ocasional. Era hija de una acomodada familia barcelonesa, de la burguesía catalana. El padre, responsable de la Feria de Muestras de la Ciudad Condal, y director de la compañía de Gas de Barcelona, empresa por cierto en la que el progenitor de Joan Manuel trabajó como obrero en su oficio modesto de lampista. Como es natural, el señor Tiffón estaba al tanto del noviazgo de su hija, que no contemplaba con buenos ojos, tal vez por considerar al que luego sería, indefectiblemente, su yerno como un desclasado. Y eso que Serrat tenía en los bancos un suficiente activo que, a lo mejor, superaba al de los padres de Candela.
Como se dice en estos casos: triunfó el amor. Y en enero de 1978 (va a hacer, por tanto, cuarenta y cuatro años) Candela y Joan Manuel se dieron en sí en ceremonia civil, de carácter privado, sin reporteros de revistas del corazón presentes. Tendrían dos hijas: María, en 1979, y Candela, en 1986. Fundando un hogar donde siempre reinó la armonía. Porque Joan Manuel Serrat Teresa jamás dio escándalo alguno en el plano privado, siendo un modelo de correción en todos los ámbitos. No conocemos que hayan aparecido críticas sobre su persona de carácter particular. Gustará más a unos, y menos a otros en cuanto a su condición de cantante. Pero él queda incólume de referencias negativas personales. Y seguirá siendo un referente siempre de nuestra memoria, la de tres generaciones que lo admiran y quieren. Esa memoria sentimental tantas veces traída a colación.

