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Los dos hijos de Britney Spears la acusan de drogadicta y huyen con su padre

La vida de Britney Spears sigue siendo pasto de los titulares. Esta vez a cuenta de sus hijos y sus adicciones.

La vida de Britney Spears sigue siendo pasto de los titulares. Esta vez a cuenta de sus hijos y sus adicciones.
Britney Spears | Instagram

Britney Spears, bautizada en medios musicales como "La princesa del pop", es una de las cantantes norteamericanas que más discos ha vendido en los últimos tiempos. Ha ganado muchísimos millones de dólares. Su padre quiso inhabilitarla y controlarle su elevado patrimonio. Al final, no logró esos propósitos. Ha contraído tres veces matrimonio. Madre de dos hijos que ahora, a través de un documental emitido en un canal de televisión norteamericano, la acusan de drogadicta. Realmente no es nada nuevo, porque su vida ha transcurrido, desde que era muy jovencita, a merced de toda clase de substancias adictivas. Trataremos de condensar, en lo posible, la existencia de esta artista, no precisamente virtuosa.

Nacida en una pequeña localidad del estado de Mississippi el 2 de diciembre de 1981, y trasladada con los suyos a Louisiana, Britney Jean Spears es un caso de niña prodigio en el mundo del espectáculo: siendo muy niña debutó en las tablas y luego con pequeños papeles en series de televisión hasta 1992, cuando con sólo diez años se convirtió en una auténtica estrella dentro de la serie The Mickey Mouse Club, en consecuencia mimadísima por los prebostes de la factoría Disney.

Adolescente que ganaba grandes cantidades de dinero; dada su minoría de edad, entonces sí que sus progenitores tenían todos los derechos para guardárselo en una cuenta bancaria; no para abusar de ello, lo que sí parece hicieron de vez en cuando. Y no eran cantidades irrisorias, sino miles y miles de dólares. Lo que no supieron es controlarla cuando, dada su popularidad, se acercaban a ella los miserables de siempre ofreciéndole drogas. Anfetaminas, al principio. Se decía que no prestaba a veces mucha atención, de ahí que tomara un medicamento llamado "Adderall", que le causó adicción. Conforme iba cumpliendo años pasaría a mayores, consumiendo éxtasis para alcanzar ídem, o sea, gozar al máximo cada noche, para al día siguiente recurrir nada más despertarse a la cocaína, con el fin de mantenerse despierta y mantener ese tren de vida. Luego, si a la hora de irse a la cama Britney daba muestras de insomnio, se tragaba una o dos pastillas de Valium. ¡Y a soñar con los angelitos!

Resultado de todo ese cóctel de drogas no es extraño que la cantante haya sufrido a lo largo de los años ataques depresivos, de ansiedad y una furia sexual que la llevaba a veces a acostarse con el primero que tuviera a mano y accediera a encamarse con la estrella. Uno de los representantes artísticos que tuvo, la definía también como bisexual. Al menos, decía el tal Fernando Flores en la prensa mexicana, que la había visto introducirse en una bañera con varias bailarinas de su espectáculo, donde por lo visto lo pasaban en grande.

Todo eso ocurría mientras su cotización artística subía como la espuma, muy influenciada sobre todo por cuanto ha significado Madonna. El estilo de Britney Spears es muy variado, oscilando dentro del pop, entre el pop dance, hip hop, techno, house, también reggae y en ocasiones el rhythm and blues, que es donde quizás haya dado lo más de sí con su potente voz, que tanto domina, aunque sean los otros géneros más comerciales para su numerosísima clientela. Millones y millones de seguidores en Estados Unidos, y repartidos por medio mundo, desde un principio, cuando era una de las más preferidas para la parroquia adolescente, y luego juvenil. Dentro de su extenso repertorio, citemos algunos de sus más divulgados temas: "Baby One More Time" (1998), "Toxic" (2003), "Gimme More" (2007), "Womainzer" (2008) y así, sucesivamente muchos más por temporada, que haría aquí la lista larguísima. También, en razón de esa notoriedad, fue protagonista de seis películas. Y un montón de giras, donde cara al público, siguiendo la moda que introdujo Madonna, mostrándose ligerísima de ropa, como por ejemplo en su "Femme Fatale Tour" de 2011 donde aparecía con ropa de lencería íntima de incuestionable estética erótica.

No resulta extraño que se enamorara de otro ídolo como Justin Timberlake, con quien estuvo entre los años 1999 y 2002. Él le dijo en un programa de entrevistas a la muy acreditada presentadora Bárbara Walters, que había sido "el primer hombre de la vida de Britney". Ese mismo año de tal aseveración, en 2003 confirmó ella que, efectivamente, hasta conocerlo, no había practicado nunca el sexo, señalando que eso les ocurrió a los dos años de conocerse. Pero aquella revelación de Justin a ella le sentó muy mal. Timberlarke acusó la ruptura más que ella, y en su canción "Cry me a river" que estrenó a través de un video acompañándose precisamente de una bailarina rubia muy parecida a Britney, daba a entender que si lloraba en silencio, recordándola, era porque sentíase traicionado. Y es que se rumoreó que Britney lo había dejado por otro.

Ése con el que se dijo le puso los cuernos resultó ser un amigo de la infancia con el que se casó el 3 de enero de 2004, llamado Jason Allen Alexander. Lo anecdótico de esta primera boda de la cantante es que les duró poco más de dos días, exactamente cincuenta y cinco, si hacemos caso de las crónicas de tal evento. Se anuló la ceremonia cuando el abogado de la novia adujo con su consentimiento que ese día estaba pasada de rosca, con su estado mental desvaído. Por lo visto, la pareja se había puesto hasta el c… de drogas y bebidas.

Podría padecer crisis bipolar. Lo que se quiera. Pero las drogas siempre le rondaban. Quiso tomarse un descanso en 2004, aprovechando también para reincidir en un segundo enlace, esta vez con un bailarín, cantante asimismo de rap, de nombre Kevin Federline. Serían padres de Sean Preston y luego de Jayden James. Tampoco esta vez acertó, aunque permaneciera con su esposo tres años, hasta 2007. El divorcio, tardaron en obtenerlo, y ella aprovechó para liarse con el actor Colin Farrell. Luego con Jason Trawick, para buscarse otro amante en 2015, que le duró un año, llamado Charlie Ebersol. Seguro que hubo alguno más, pero no tenemos a mano otros nombres. Acabado su idilio con el último de los citados, se enrolló con su asistente personal, Sam Asghari, hasta que se casaron, pero ya en 2022; una boda a la que se negaron a invitar a los padres, hermanos e hijos de la novia. Mas quien apareció como sorpresa, cuchillo en mano, fue el primer ex marido de Britney, aquel que estuvo sólo casado con ella dos días y unas horas. Lo redujeron en seguida. Aquello ocurrió en junio de hace un año exactamente.

En esa cronología de su itinerario sentimental no hemos incluido un episodio sobre su salud, ya que en 2009 fue internada en una clínica psiquiátrica, empujada a ella por su propio progenitor. En 2019 se le reprodujeron unos brotes que aconsejaban asimismo internarla de nuevo, por el empeño también del señor Spears, su "querido papá", tan "desprendido" respecto a los millones de su famosa hija. Un egoísta de tomo y lomo. Si ésta ha seguido drogándose, es posible.

En febrero de hace un año, Britney Spears firmó un fabuloso contrato editorial para lanzar sus memorias, por la que le adelantaron nada menos que ¡quince millones de dólares! Con razón la revista Forbes dijo que pocos autores famosos habían cobrado siquiera una cantidad que pudiera acercarse un poco a la de esta estrella. El negocio es el negocio y la literatura, otra cosa, por mucho que pueda repugnar a muchas mentes.

Es más que posible que Britney tomara la decisión de casarse por tercera vez dada la situación que venía sosteniendo desde años atrás con su padre, éste empeñado en inhabilitarla, llevado de acuerdo con su esposa por un irreprimible deseo de quedarse con el mucho dinero ganado justamente por ella. Avariciosos a más no poder. Y ni el señor Jamie Spears, que enfermó gravemente de colon, ni otro gestor del patrimonio de la diva lograron al final que la justicia les favoreciera. Así es que Britney ha mantenido la llave de sus muchos caudales y en todo caso es su tercer marido quien la protege.

En cuanto a esta acusación pública de sus hijos, a ella no le ha afectado demasiado, ni tampoco el deseo de ambos para irse a vivir con su progenitor a Hawai. Sean tiene ahora diecisiete años, su hermano Jayden, uno menos. Su madre niega que siga drogándose y, además, ha dicho recientemente que ellos siempre han hablado mal de ella, de la que han huido muchas veces. Britney Spears continúa siendo una figura en el mundo del espectáculo musical, al margen de sus problemas familiares, que ya parece que le traen al pairo.

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