La princesa Leonor ha vuelto a emocionar a los presentes durante su discurso en la ceremonia de entrega de la Medalla de Asturias, en Oviedo, como parte de los actos de los Premios Princesa de Asturias 2024. En un tono cercano y personal, Leonor ha compartido recuerdos de su infancia en la que ha considerado en numerosas ocasiones "la tierra que la vio crecer", destacando su conexión especial con el Principado. "Mi familia asturiana es muy asturianona, ya me entienden", ha dicho con una sonrisa y provocando una cálida reacción entre los asistentes.
Entre sus anécdotas, ha mencionado los largos paseos por los bosques y montañas asturianas, y la huella que esos paisajes han dejado en su memoria. Además, ha hecho referencia a su bisabuela, para recordar como, junto a su hermana Sofía, disfrutaba "de sus historias de la radio de aquella época".
En su intervención, la princesa de Asturias también ha destacado la gastronomía local, confesando su afición por los "oricios", que no es otra cosa que el nombre asturiano para los erizos de mar. Estos pequeños manjares son un emblema de la cocina asturiana, con su sabor salado y marino, típicamente consumidos en invierno, cuando están en su mejor momento. Aunque para muchos el oricio es un gusto adquirido, la princesa Leonor ha admitido que siente una especial devoción por ellos, algo que contrasta, según ha bromeado, con su hermana Sofía, que es "más de pantrucu".
Qué es el "pantrucu", la devoción de la infanta Sofía
El pantrucu, también conocido como pantruco o emberzao, es otro tesoro de la cocina asturiana, típico de la zona oriental de la región, especialmente de la zona de Llanes, Ribadesella y Cangas de Onís. Este embutido, a menudo comparado con la morcilla, tiene su particular encanto y está elaborado a base de sangre de cerdo, grasa, cebolla, pimentón y harina de maíz.
Pero su elaboración no es igual que a lo que tradicionalmente se conoce como morcilla. La mezcla del pantrucu se envuelve en hojas de berza, previamente ablandadas en agua hirviendo, y luego se cuece durante varias horas, de donde se consigue una morcilla compacta con un sabor mucho más profundo y especiado.
Normalmente, la forma de consumir el pantrucu es cortado en rodajas y frito. En los hogares asturianos, suele ser acompañamiento típico para platos más sencillos como los huevos y patatas fritas.