
Se ha conocido estos días la noticia de la separación matrimonial del popular cantaor Pitingo después de diecisiete años de unión. Padres de un niño, Manuel, de doce años, del que cuentan es una promesa del cante, de tanto escuchar a su progenitor desde pequeño. Esta pareja se llevaba estupendamente y entre sus amistades ha causado tristeza. ¿Qué ha podido ocurrirles? Se argumenta que ella, Verónica Fernández Prieto, no estaba a gusto residiendo en la República Dominicana, la zona de Punta Cana, adonde se habían ido a vivir en 2021. Decisión de Pitingo, porque así, desde allí, podía desplazarse mejor a otros países hispanos donde tienen predicamento sus canciones.
Pitingo se llama realmente Antonio Manuel Álvarez Vélez, tiene cuarenta y cuatro años, natural de Ayamonte (Huelva), con ancestros calés por parte de madre, de donde le viene el mote que utiliza como sobrenombre artístico. Que entre le gente de bronce significa presumido. Lo eran sus antepasados, siempre bien vestidos. Este Pitingo actual también es cuidadoso con lo que se pone encima. Y se peina con un llamativo tupé. Su rostro tiene destellos de color aceitunado. Procedencia gitana, claro.
Su padre, payo, era guardia civil. Así es que el hogar de Pitingo fue, claro está, un cuartel. Recuerda momentos de inquietud cuando décadas atrás el terrorismo de ETA era una permanente angustia entre las familias de los servidores del orden. Pitingo llegó a sentir miedo.
Cantiñeaba ya desde jovencito. Cuando fue haciéndose mayor se estableció en Madrid, en busca de un trabajo que le resultara suficiente para ir tirando, mientras probaba suerte en algunos "tablaos" flamencos. Como no encontraba quien lo contratara y pasaba hambre, sin oficio conocido salvo sus rudimentarios jipíos flamencos, encontró el medio de ganarse la vida aun de manera muy modesta: ejerciendo de limpiabotas en el aeropuerto de Barajas. Así estuvo más de una temporada hasta que poco a poco fue hallando algunos sitios donde ganaba unas pesetas cantando lo que había aprendido entre los suyos, recordando sobre todo los cantes de Manolo Caracol, sus emotivos fandangos.
Buscaba asimismo la manera de encontrar a una mujer que le hiciera compañía. Y la encontró en una feria en la Alameda de Osuna, cuando puso sus ojos en los de Verónica Fernández, jovencita de dieciséis años. El encuentro sucedió en una atracción de coches de choque. Ella no le hizo el mínimo caso. Él insistió. Consiguió su número de teléfono, la seguía a todas partes y se pasaba largos ratos esperándola a la puerta de la casa donde aquella vivía.
Pitingo tuvo su premio. El que resiste, gana, que decía Cela. O aquello de quien la sigue, la consigue, que le venía que ni pintado al Pitingo del pelo untado de brillantina. Y se casaron.
La boda, de carácter civil, fue en 2008. Para entonces, Pitingo ya era conocido, pues llevaba un tiempo ensamblando sonidos negros con bulerías. De ahí el nombre de su primer espectáculo, "Soulerías". Soul, significa alma. Y Pitingo siempre ha puesto su mayor sentimiento a la hora de cantar, ya sea versionando a Julio Iglesias o a Nirvana. Ecléctico se llama esa forma de elegir su variado repertorio. Del que destacó primeramente la versión aflamencada que hizo de un tema de Roberta Flack: "Suavemente me mata con su canción".
Verónica, su esposa, fue desde que se casaron, su mayor apoyo, pues se convirtió en su representante artístico, quien le buscaba contratos. Al principio vivían modestamente, en un piso de muy pocos metros cuadrados. Cuando ya entraba dinero suficiente en casa, Pitingo, su mujer y el niño se instalaron en una vivienda confortable.
Cobra alrededor de 30.000 euros por gala. Ya es un cotizado artista. Más que flamenco él ha alcanzado bienestar económico en el género pop, con la fusión ya citada de canciones populares, baladas de artistas conocidos, o bien del repertorio de artistas negros del "rythm and blues", que Pitingo lleva a su terreno aflamencado.
En 2021, cuando ya iba desapareciendo la horrible pandemia del Covid, es cuando Pitingo resolvió irse con su mujer e hijo a la República Dominicana. Que sigue siendo su lugar de residencia. A España viene también a menudo, conserva su domicilio madrileño, y hace giras por todo el país. Últimamente, dada su popularidad, intervino en el programa Masterchef Celebrity.
Dijimos que la esposa de Pitingo no se encontraba contenta viviendo fuera de España. Y por ahí vinieron las discusiones del matrimonio, sin duda con otras razones que han dado por resultado el fin de su matrimonio. Ahora seguramente iniciarán los trámites del divorcio.

