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Charo López, 81 años: "A mí me ha condicionado ser muy guapa"

A sus 81 años, la actriz Charo López confiesa no estar retirada y que algún director se acuerde de ella.

A sus 81 años, la actriz Charo López confiesa no estar retirada y que algún director se acuerde de ella.
Cordon Press

Charo López es una de las actrices españolas más importantes. Tiene 81 años. La edad no perdona para quienes se dedican al mundo del espectáculo: "Daría lo que fuera porque algún dramaturgo escribiera una obra para mí. Ya no hay papeles, en el cine sobre todo, para quienes hemos cumplido ya unos años… Yo no estoy retirada". Confía la salmantina en que algún director se acuerde de ella. Mientras tanto se toma la vida con filosofía. Hace apenas un par de meses, cuando llevaba un tiempo sin que se supiera de ella, recibió el premio Luis Buñuel en el transcurso de la cincuenta y tres edición del Festival de Cine de Huesca. Luis Alegre, muñidor aragonés de muchas actividades del Séptimo Arte, fue su valedor en esta ocasión. Y allí, Charo López contó una anécdota que le sucedió con el genio de Calanda.

"Estaba en deuda con don Luis cuando me entregan ahora este premio que lleva su nombre. Yo era muy amiga del sacerdote José Peña, que era el asesor religioso de las películas de Buñuel. Éste preparaba "La Vía Láctea" y quiso conocerme. Viajé a París, rodé algunas escenas con la túnica del personaje, esperé y, a los tres días supe que el Sindicato de Actores Franceses no me dio el permiso para trabajar en el vecino país ya que yo no era suficientemente famosa, y eso a pesar de que la película, como digo, iba a dirigirla un mito como era Buñuel. Total que cogí un avión, volví a Madrid y he vivido mucho tiempo con ese recuerdo".

"Los gozos y las sombras" y Marisol

Refiere Charo López que todavía, cuando han transcurrido muchos años, la gente por la calle la detiene, recordando aquella serie que protagonizó para Televisión Española, "Los gozos y las sombras", cuyo argumento lo escribió Gonzalo Torrente Ballester. "Fue grande la repercusión que tuvo en España y también fuera y antes de empezar a rodarla, que se iba retrasando, no hacía nada más que pensar que el personaje de Clara Aldán lo hiciera yo, como así fue". Es más que probable que casi nadie sepa que Torrente Ballester quería que ese papel fuera para Marisol, que llevaba años retirada y cuando la llamaron ofreciéndoselo, desestimó el proyecto. Y entonces, Charo López fue la elegida.

De aquella serie, rodada en exteriores en la provincia de Pontevedra, e interiores en Madrid, Charo tiene buena memoria de un capítulo en el que tenía que masturbarse. Consultó a Torrente Ballester si eso era necesario y el gran escritor gallego le dijo que sí. Los responsables de la serie de Televisión Española, enterados del asunto, sugirieron a la actriz que fingiera esos momentos como si le doliera el estómago. Lo que planteó Charo al director, Rafael Moreno Alba, es que mientras filmara la escena, sólo se encontrara presente en el estudio él, el cámara y nadie más que ella. "Finalmente estaba allí todo Madrid mirándome", contaba la actriz, añadiendo: "Me olvidé de todo y lo pasé muy bien en esa secuencia".

"Olvídate de los papeles de guapa"

A propósito de lo que acaban de leer, en una entrevista que hicieron no hace mucho a Charo López, interesada la locutora en conocer asuntos íntimos de la gran actriz, ésta, desenvuelta, le brindó una respuesta explícita: "Estoy muy bien relacionada con el orgasmo".

Charo López no le hizo nunca ascos a rodar escenas de desnudos y sexo. Y hasta en alguna revista, como Interviú, publicó imágenes de ella despelotada. Pero lo hizo a conciencia, cobrando un pactado talón bancario de varios ceros. Lo que no toleró es que un espabilado tomara descartes de una película donde aparecía desnuda y los vendiera a una publicación, no recordamos si fue también el citado semanario. Entonces, demandó a la empresa editora y ganó el juicio con todas las de la ley.

Charo, desde sus inicios en el cine, fue comparada con la mítica Ava Gardner. Ciertamente exhibía una belleza natural, de la que se sirvieron directores para contratarla en películas dramáticas o de comedia. Charo, que al terminar la carrera de Filosofía y Letras no tenía planes de ser actriz, acabó por serlo. Demostrando su talento. Ya veterana, con una importante filmografía en su carrera, fue dirigida por Mario Camus, sensible y muy educado realizador con sus actores. Fue en una miniserie acerca de la novela de Pérez Galdós "Fortunata y Jacinta". Lo que le dijo antes de empezar el rodaje el acreditado director cántabro, fue esto: "Charo, olvídate de tus papeles de guapa y hazlos también de dura". Y así es como se adaptó a esa exigencia con el personaje de Mauricia.

Un guasón tuvo la ocurrencia de recurrir a la publicidad de una marca de harina de maíz, lo que recordaba así la actriz salmantina: "Me llamaron Maicena, por estar dos veces buena".

"Hice varias veces de india violada"

Muy frecuente para un actor es representar personajes de una edad superior a la suya real. A una mujer atractiva como Charo López eso podía suponerle cierta decepción. Pero aceptó cuando se lo propuso el director de "Secretos del corazón", Moncho Armendáriz. "Hice de mujer mayor – contaba ella – cansada siempre y además cantando, con lo que yo desafino. A disgusto, pero es que eso es lo que me pedía él. Un problema sí para una guapa que se dedique al cine como yo. Estoy acostumbrada a que me lo reconozcan siempre y quiero que así me lo llamen ¡hasta que me muera!".

La verdad es que hay momentos en los que un profesional de la interpretación ha de aceptar papeles que no son de su agrado. Pero si no pueden elegir otros guiones y precisan del vil metal, no tienen más remedio que hacer de tripas, corazón, y hacer de su capa un sayo. O sea, rodar como hizo Charo López unas películas que no iban con su estilo, con su historial artístico: "Hice de india varias veces en esos "spaghetti western" que se rodaban antes. Pero de indias a las que violaban los blancos… De entonces guardo el recuerdo de haber aprendido a montar a caballo, agradecida porque me van a dar un homenaje en el Festival de Cine de Almería" donde transcurrían aquellos rodajes".

Amores que ya acabaron

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María del Rosario López Piñuelas, al margen de su profesión, reflexiona así: "Mi vida ha pasado fugaz. Y me ha descojonado. No quiero retirarme, pese a mi edad, ochenta y un años, y me consta, repito, que ya parece que no hay papeles para mujeres mayores. Lo que a mí me ha condicionado siempre es haber sido guapa".

Pero aun cuando manifiesta tal cosa, su atractivo no lo ha perdido, en su mirada, sobre todo; en su voz, pronunciando un claro castellano, fluido, con expresiones nunca vulgares ni tópicas. Da gusto conversar con ella. Mientras espera esa llamada que no llega para incorporarse a algún proyecto, quiere escribir un libro sobre cuánto ha vivido, llámese memorias, autobiografía, o retazos anecdóticos. Contaría allí sus amores. Casada dos veces, la primera con el crítico cinematográfico y director Jesús García de Dueñas, entre los años 1965 y 1971. La segunda, ya matrimonio civil, en 1988, con el periodista argentino Carlos Gabetta, que huyó de la dictadura de Videla y se radicó en Madrid, donde encontró trabajo en un semanario de actualidad política. Ambos enlaces terminaron mal. Y no se le conocieron más deseos de comprometerse con nadie ante un juez. Sí que mantuvo después de aquellos fracasos matrimoniales una amistad íntima con quien fuera presidente de la Comunidad madrileña, el cántabro Joaquín Leguina. Yo le publiqué un reportaje durante una noche loca que compartió en una sala de fiestas con el torero Antonio Chenel "Antoñete". "Se dieron el lote", en presencia de Luis Miguel Dominguín y Manuel Benítez "El Cordobés". Al día siguiente fue a visitarme a la redacción donde yo trabajaba para ver qué fotografías íbamos a publicar. Ambos se conocían de antaño. Pero no pasaron de aquellas horas de juerga. Charo, tan seria aparentemente, con esa voz algo rota en ocasiones, tiene un gran sentido del humor.

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