Colabora
Fray Josepho y Monsieur de Sans-Foy

¿Sexo con mascarilla?

La controversia de esta semana versa sobre la conveniencia de extender el uso de la mascarilla a los momentos de cohabitación, intimidad y coyunda.

Carmen Calvo, María Jesús Montero, Yolanda Díaz y Pablo Iglesias | EFE

Los calores estivales suelen afectar a nuestros poetas con una especie de relajo temático rayano en el reblandecimiento cerebral. Hay que entender que llevan un año muy duro, con una realidad política que supera cualquier intento de sátira, así que... vamos a dejarles hablar de lo que quieran.

No sabemos a quién se le ha ocurrido, pero la controversia de esta semana versa sobre la conveniencia de extender el uso de la mascarilla a los momentos de cohabitación, intimidad y coyunda, dado que el Gobierno y su profeta Simón no se han pronunciado aún sobre el particular:

EL SEXO, SIN
por Fray Josepho

En estos tiempos duros de vírica pandemia,
usemos mascarilla, benéfico antifaz.
Si el virus nos ataca, nos sitia y nos apremia,
serán las mascarillas antídoto eficaz.

Empleen mascarillas (perdón por tanto introito)
en todos los momentos, con solo una excepción:
absténganse, si acaso, de usarlas en el coito,
que para la coyunda no cumplen su función.

A ver que les aclare. Que no es que desapruebe
el sexo enmascarado. Que a mí qué más me da.
Pero en el coito, amigos (y en el sesenta y nueve),
la mascarilla sobra. No es útil, y ya está.

Aunque si ustedes quieren vencer por siempre al bicho
y derrotar del todo la horrible enfermedad,
absténgase del sexo, que, al cabo, es un capricho,
y ejerzan, pudorosos, la Santa Castidad.

EL FILTRO DEL AMOR
por Monsieur de Sans-Foy

A usted, como está exento de fornicio
y vive entre el cenobio y la capilla,
le pueden la ignorancia y el prejuicio.

La regla es esquemática y sencilla:
en tiempos de pandemia, la coyunda
mejora con pasión... y mascarilla.

Se evita así que el virus se difunda.
(La impermeabilidad será completa
si el órgano inferior también se enfunda).

¿Influye el antifaz en la bragueta?
El sólito decúbito anodino,
de maritalidad tan obsoleta,

se torna apasionado y clandestino:
qué tórrida se ha vuelto mi costilla...
¿Será que está pensando en el vecino?

Por eso, que no falte en la mesilla,
junto al ambientador de ozonopino,
el filtro del amor: la mascarilla,
que torna al cachocarne en libertino.

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario