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¿Cuáles son los errores de cocina más comunes?

Cocinar es un arte para muchos, una necesidad o supervivencia para otros. Pero hay errores más comunes de lo que parecen, ¿Cuáles son lo más?

Cocinar es un arte para muchos, una necesidad o supervivencia para otros. Pero hay errores más comunes de lo que parecen, ¿Cuáles son lo más?
cocinar, pareja, cacerola | Pixabay/CC/MBertolotti

Casi todo el mundo cocina, más o menos, mejor o peor, pero en algún momento del día o la semana se planta delante de los fogones para preparar algo de comer. De hecho, es probable que cuando uno cocina de por sentadas algunas costumbres como buenas por el simple hecho de que se llevan mucho tiempo haciendo así, pero no por ello significa que sean buenos hábitos. No hay que olvidar que, además de seguir bien las recetas, de utilizar ingredientes de calidad y mantener una buena higiene en la cocina, existen otras muchas pautas a tener en cuenta que mejorarán los resultados de los platos.

Lo que es evidente es que no todo el mundo tiene las habilidades necesarias para cocinar con precisión, buena sazón y calidad en sus platos, de hecho, algunos simplemente preparan sencillos platos para sobrevivir, no para ganar una estrella Michelin. Por este motivo, es bastante común cometer algún error a la hora de cocinar que influyen en el sabor, forma y calidad de la comida, haciendo que los platos no queden como se esperaba y en ocasiones terminen afectando la salud. Por ello, es importante aprender a identificar las fallas en la preparación de la comida para buscar medios que permitan solucionarlo. Es importantísimo prestar mucha atención, tener paciencia y ser práctico cada vez que se haga uso de la cocinar.

Algunas personas preparan comidas desde cero todos los días, mientras que otras se apoyan mucho en trucos para solucionar comidas de forma rápida e ingredientes precocinados. Pero si se habla de los paladares más exquisitos, recetas y técnicas culinarias utilizadas en todo el mundo, las diferencias se vuelven aún más variadas. De hecho, seguro que más de una vez alguno ha sido testigo de algunos de estos errores de primera mano en las cocinas de otras personas o se ha sido culpable de más de uno.

Hay que tener en cuenta que muchos de estos errores pueden atribuirse a negligencia, hábitos que no son buenos o mitos que no son ciertos. Pero a estas alturas se puede decir con cierta seguridad que hay algunas cosas que nunca deberían repetirse. Reconocer y evitar estos fallos comunes puede ser la diferencia entre una comida deliciosa y un desastre culinario. ¿Cuáles son los errores más habituales en las cocinas del mundo?

  • Tener la cocina sucia o desordenada: El primer paso para cocinar de una manera eficiente es hacerlo en buenas condiciones. El motivo es que si se tiene una pila de trastos sucios desde hace varios días, lo más probable es que se tengan dificultad en encontrar los cuchillos y sartenes necesarios. Por ello, para hacer la comida sin pasar horas en la cocina, es importante disponer de los utensilios que se van a necesitar desde un principio, y agrupar los alimentos y condimentos en el mismo lugar.
  • No lavarse las manos al manipular la comida: De nada sirve que la comida esté limpia mientras las manos están sucias, no hay que olvidar que los patógenos que están en las uñas y los dedos saltan a la comida, los expertos llaman a este proceso contaminación cruzada. Por tanto, antes de empezar cualquier receta, o solo tomar una manzana para comerla, es crucial lavarse las manos con agua y jabón.
  • No medir los ingredientes correctamente: La precisión en las medidas es clave en la cocina. Usar tazas y cucharas de medidoras, especialmente al hornear, es fundamental para obtener resultados consistentes. Esto se notará de inmediato el cambio de echarle "al tanteo" a utilizar una cucharita medidora con las porciones correctas de manera fácil y exacta.
  • No descongelar los alimentos correctamente: El congelador es donde se guarda la comida precocinada, los helados, las carnes crudas y el hielo. Su temperatura es tan baja que hace imposible la supervivencia de los microorganismos, pero, el verdadero peligro sucede cuando los alimentos se descongelan. El motivo es que, según un estudio, el 39% de las personas descongela los alimentos a temperatura ambiente y el otro 16% coloca el producto dentro de un recipiente lleno de agua para acelerar el proceso. Los dos métodos presentan un peligro de contaminación ya que a medida que se van descongelando los alimentos, liberan agua y crean un ambiente perfecto para que las bacterias prosperen. Pero, ¿Cómo descongelar correctamente? Es aconsejable descongelar en el frigorífico, no solo por los microorganismos, sino también por la textura de los alimentos. Otra opción es usar el microondas, ya que es una función específica para descongelar.
  • Usar el mismo cuchillo para todo: El cuchillo de pan es para pan, y no para vegetales. Si se utiliza un cuchillo de sierra para los vegetales no sólo se tardará más, sino que las verduras perderán sus jugos y los cortes no serán regulares. Por tanto, la colección de cuchillos de cocina debe incluir al menos uno para filetes, uno para pescados, uno pequeño y liso para quesos, uno para verduras y uno para pan.
  • Sujetar mal el cuchillo de cocina: A la hora de utilizar el cuchillo la mayoría de la gente suele agarrar este envolviendo todo el mango con la mano, pero la manera correcta de agarrar un cuchillo de cocina es colocando el pulgar en un lado de la hoja y el dedo índice en el otro lado, con los tres dedos restantes rodeando firmemente la parte superior del mango.
  • No precalentar el horno o la sartén: Empezar a cocinar en un horno frío o añadir alimentos a una sartén que aún no ha alcanzado la temperatura adecuada puede afectar la textura y el sabor de la comida, además de alterar los tiempos de cocción.
  • Sobrecargar la sartén: Al intentar cocinar demasiados ingredientes a la vez, se reduce la temperatura de la sartén, lo que puede llevar a una cocción desigual y a la liberación de líquidos que deberían evaporarse, resultando en alimentos más cocidos al vapor que salteados.
  • No cuidar la temperatura del aceite: Cuando se fríe en aceite tibio, los alimentos no se sellan inmediatamente y comienzan a absorber el aceite. Para obtener una textura ideal y evitar que queden grasosos, se debe usar mucho aceite y debe estar calientísimo ya que, de esta manera se forma la capa crujiente de afuera, pero lo de adentro queda libre de grasa.
  • Hervir a fuego alto: Si la receta dice cocer a fuego bajo, pues eso es exactamente lo que hay que hacer. Una salsa hirviendo a borbotones perderá el líquido antes de concentrar sus sabores y cocerse tranquilamente, como está previsto. No sin decir que este tipo de cocción ensucia muy rápido estufa y azulejos.
  • Movilizar constantemente la comida: Dar vueltas constantemente a los alimentos en la sartén puede impedir que se forme una buena caramelización, esencial para obtener sabores ricos y profundos. Por ello, si se quiere obtener un exterior dorado en la carne y las verduras, la mejor manera de lograrlo es dejar que se cocinen solos. El motivo es que revolver constantemente la comida en la sartén minimiza la cantidad de contacto que cada pieza tiene con la sartén y deja la comida con un aspecto triste.
  • Utilizar hierbas y especias incorrectamente: Añadir hierbas frescas demasiado pronto en el proceso de cocción puede resultar en la pérdida de su sabor y aroma, mientras que no probar y ajustar las especias puede llevar a platos insípidos o excesivamente condimentados.
  • No mirar la caducidad de las especias: Las especias sirven para dar diferentes sabores a las recetas de forma rápida y fácil. Al tratarse de plantas deshidratadas y/o secas, suelen mantener sus propiedades durante mucho tiempo, pero no para siempre. Por eso cada cierto tiempo es recomendable comprobar la fecha de caducidad que marquen los envases que las contengan, ya que, de no hacer y cocinar con especias y hierbas aromáticas en mal estado, cambiarán por completo el sabor del plato.
  • Usar siempre aceite de oliva extra virgen: Los aceites tienen todos diferentes puntos en los que se queman. El aceite de oliva es maravilloso para comer comer crudo o para cocinar ciertas cosas, pero para freír o para hacer otras preparaciones donde debe estar súper caliente, no es la mejor idea porque se quema rápido. Por ello, para cocciones altas, es mejor utilizar aceite de girasol, de coco, de aguacate, de cacahuete o de maíz.
  • Usar la misma sal para todo: Hay que distinguir muy bien entre las diferentes formas de la sal para no quedarse corto ni pasarse de la mano en las recetas. La sal gorda o sal de grano tiene cristales más grandes y su sabor es muy concentrado, por lo que debe usarse para preparar sopas o salsas, que le darán el tiempo de diluirse. La sal rosa del Himalaya es mejor para sazonar las recetas al momento de servir, ya que el calor excesivo puede alterar sus propiedades.
  • Lavar la carne: Hay muchos rumores que circulan en Internet sobre por qué debería lavar la carne antes de cocinarla. Lo cierto es que ninguna bacteria resiste al calor, por lo que preparar la carne es más que suficiente para sanitizarla, siempre y cuando se coma en un ambiente higiénico. Hay que tener claro que, al lavar vacuno, cerdo o pollo, se están eliminando las sustancias que le dan mayor suavidad, color y textura, dando como resultado una carne seca y poco apetitosa.
  • Voltear constantemente la carne: Ya sea que la carne se prepare a la parrilla o en una sartén, no es necesario estarla volteando constantemente. Para que esté al punto, hay que dejar que el calor penetre hasta el centro del corte, de otro modo el proceso se reinicia con cada vuelta y la parte exterior queda carbonizada.
  • Cortar la carne nada más cocinarla: Es importante dejar la carne preparada unos minutos antes de cortarla, el motivo es que cuando la carne se expone al calor, tiende a acumular los jugos y líquidos en el centro del corte. Si se consume rápidamente después, esto hará que se pueda notar algo seca. Mejor hay que dale un pequeño tiempo de reposo para que estos líquidos vuelvan a expandirse por toda la pieza y resulte más jugosa.
  • Guardar alimentos calientes: Los alimentos calientes deben enfriarse por completo antes de ir al refrigerador. Si se guardan calientes, el proceso de enfriamiento no es parejo y se pueden desarrollar bacterias, haciendo que la comida se eche a perder rápidamente.
  • Usar una olla pequeña para la pasta: Si la pasta queda pegajosa es porque no tiene suficiente espacio en la cacerola. Si se está frotando, el almidón hace que se pegue entre sí y al final se tendrá una bola de pasta difícil de separar. Eso sin contar que algunas partes quedarán más cocidas que otras, especialmente si se ha dejado la mitad del espagueti fuera de la olla durante 5 minutos.
  • Tapar la pasta: La pasta debe ser cocinada en agua que esté hirviendo a borbotones, para que no pierda el almidón, ya que podría pegarse. Si se tapa y conserva el hervor a borbotones, seguramente va a terminar por derramarse de la olla y quedará como engrudo.
  • Enjuagar la pasta: No, al contrario. El almidón de la pasta permite que se ligue con la salsa o con el aderezo, si se está haciendo una ensalada. Si es así, hay que agregar la vinagreta cuando la pasta está todavía caliente.
  • Agregar aceite al cocer la pasta: Es cierto que agregar aceite al agua puede evitar que la pasta se pegue entre sí, pero además de eso, va a volver la superficie lisa y la grasa evitará también que se absorban los sabores de la salsa o el resto de los ingredientes.
  • No echar sal al cocer la pasta: La pasta cocida en agua sin sal es bastante insípida. Si se le agrega la sal al escurrir la pasta, el resultado no será el mismo. Sin embargo, se puede agregar la sal unos minutos antes de poner la pasta en el agua y no necesariamente al poner el agua al fuego.
  • Poner la cantidad precisa de agua al arroz: Si se tienen problemas porque el arroz queda pegajoso, es mejor que excederse de agua a poner la cantidad justa. Suena extraño pero tiene una razón: cuando el arroz se cuece libera almidón y al frotarse en la cacerola se pegan los granos unos con otros. Si hay más agua los granos pueden cocerse por separado y, cuando esté listo, se escurre el exceso y se deja que se evaporen los restos.
  • Hornear los pasteles cuando el horno está muy caliente: El horno a muy alta temperatura hace que se forme una capa en la superficie del bizcocho, y las ondas de calor van a tener dificultades para penetrar al interior. El bizcocho va a tomar más tiempo para cocerse y corre el riesgo de secarse demasiado, por tanto, lo ideal es cocerlo entre 165 a 175 ºC.
  • Enfriar los bizcochos en el molde: Lo ideal es desmoldar lo más pronto posible, para evitar que la cocción continúe en el molde. Sin embargo también hay que tener cuidado, ya que en cuanto salen del horno, los panes están muy tiernos y pueden romperse fácilmente.
  • Conservar el pan en el refrigerador: El pan se endurece porque la miga absorbe la humedad del aire, lo que hace que se cristalice el almidón del pan. El congelador, en cambio, evita esta cristalización.

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