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Mercato Batallo

Mercato Batalló es uno de los mejores lugares para degustar cocina siciliana tradicional, todavía una de las delicias más desconocidas de Italia, pero aquí, en Madrid.  Calle Santa Engracia, 24. Telefóno 913 101 618 y 913 084 966.

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Más allá de las guías gastronómicas hay restaurantes que forman parte de una ruta semisecreta, un circuito paralelo frecuentado por cocineros, periodistas gastronómicos y aficionados en general. 

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Son lugares donde se come bien , el dueño es amable y tienen un punto canalla imprescindible para que un profesional del sector se olvide del trabajo y pueda relajarse.

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En esta sección ya hemos visitado alguno de estos templos para iniciados, y hoy le toca el turno a Mercato Ballaro, una dirección imprescindible para disfrutar de una cocina desconocida y poco frecuentada en nuestro país.

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Una cocina alejada de los clásicos risottos o de la boloñesa . Nos referimos a la cocina siciliana, mestiza y fronteriza como pocas , y en la que es habitual utilizar ingredientes de origen magrebí como la harissa o el comino.

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Su nombre ya nos da pistas de por dónde van los tiros, pues una búsqueda rápida en la wikipedia nos informa de que Ballaro es el nombre del mercado más antiguo de Palermo.

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La oferta gastronómica rinde culto a las estaciones y a una cocina de supervivencia y aprovechamiento, pobre, y precisamente por eso, sabrosa y llena de personalidad.

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Una propuesta que en apenas dos años se ha convertido en un clásico.

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El responsable del invento no es otro que el infatigable Ángelo Marino, conocido en el mundillo por el propietario de la desaparecida Taberna siciliana, el primer restaurante en acercar a los madrileños los sabores del sur de Italia.

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El restaurante se articula en dos plantas, la primera presidida por una larga barra rodeada por mesas altas en la que disfrutar de una carta de raciones con chispa a precios contenidos.

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Imprescindibles aquí los Cozze (mejillones) a la palermitana o la refrescante pasta con zumo de limón al mortero, huevo y almendras. 

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Dispone también de una pizarra con una buena selección de vinos italianos por copas, con especial atención a las elaboraciones biodinámicas de las que el patrón es fan.

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Un espacio acogedor e íntimo, pero a la vez dinámico. 

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  Subiendo las escaleras llegamos al restaurante gastronómico, un espacio más austero de ventanales altos y paredes blancas. 

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Un lugar en el que dejarse llevar por una carta en la que destacan los carpaccios o el guiso de pulpo con harissa y comino

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Un rincón del restaurante. 

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