
Pocas ciudades pueden presumir de una historia como la de Alcalá de Henares y que esa historia haya dejado tan bellos vestigios: no en vano es uno de los tesoros reconocidos como Patrimonio Mundial en la Comunidad de Madrid, junto con el Paisaje de la Luz en la capital, el último que se ha declarado; el Monasterio y Real Sitio de San Lorenzo de El Escorial; el Paisaje Cultural de Aranjuez; y el Hayedo de Montejo. Un bagaje espectacular, especialmente para una región pequeña como Madrid.
En el caso de Alcalá de Henares el reconocimiento incluye tanto la universidad como el centro histórico, ambos por supuesto íntimamente relacionados, ya que toda esa ciudad tal y como la conocemos ahora es precisamente fruto de esa función universitaria: fue la primera del mundo que se diseñó y se desarrolló para cumplir ese cometido de ser cuna del conocimiento.
Y vaya si lo cumplió: Alcalá de Henares ha tenido un papel esencial en el desarrollo cultural ya no de España, sino de toda Iberoamérica, pues fue uno de los lugares clave en el crecimiento nada más y nada menos que una lengua universal como es el español, sin duda alguna el segundo idioma más más importante del mundo que aún hoy nos abre las puertas de todo un continente.
Porque quiso la casualidad, o quizá no fue casualidad, que además de contar la que era una de las universidades más importantes de Europa, Alcalá de Henares contase también con el más importante escritor de la historia de nuestro país, uno de los grandes responsables de que el español lleve siglos no sólo siendo una de las lenguas más habladas, sino también una de las que tiene una mayor relevancia cultural: Miguel de Cervantes.
Recorriendo Alcalá de Henares
El Museo Casa Natal de Cervantes, construido el siglo pasado pero en el lugar exacto en el que se encontraba la vivienda del genio y en el estilo de la arquitectura tradicional castellana, es un buen lugar en el que empezar a recorrer esta ciudad que se enorgullece de su más famoso hijo.
Allí se reproduce cómo era una vivienda en la época cervantina y, además, hay una completa programación de exposiciones temporales y también un importante fondo de ediciones cervantinas de diversas épocas e idiomas que nos ayuda a comprender la dimensión universal de Cervantes y el gigantesco impacto de su obra.
La casa está situada en la Calle Mayor, que es otro de los grandes atractivos de Alcalá de Henares, no en vano es la calle doble porticada más larga del mundo. Pero más allá de las cifras, es una deliciosa experiencia viajera: pasear por ella es un disfrute tanto por el ambiente casi medieval que transmite la arquitectura, maravillosamente preservada, como por su vitalidad, tan actual, pues siempre está llena de gente que la disfruta y que también saborea la oferta de sus muchísimos y muy buenos establecimientos de hostelería.
Nuestro paseo cervantino debe acabar en la plaza que lleva su nombre, que desde hace unos años es completamente peatonal. Cuenta también con un conjunto de arquitectónico de alto valor, con edificios como el Ayuntamiento, el Corral de Comedias –creado en los primeros años del siglo XVII y que presume de ser el más antiguo de España en funcionamiento– o el edificio de las Cráteras.
Además, en su centro están el precioso kiosco de música y la estatua del propio Cervantes, ambos de finales del siglo XIX.
Y, por supuesto, la Universidad
Pero sin duda alguna los más hermosos vestigios que su rica historia le ha dejado a Alcalá son los edificios de la antigua universidad: tanto el Colegio Mayor de San Ildefonso como el Paraninfo son dos de las mayores obras de la arquitectura renacentista en nuestro país.
Dos joyas que demostraron, y siguen demostrando, que la belleza y el saber debían ir de la mano, como se percibe con toda claridad al contemplar la fachada del Colegio Mayor de San Ildefonso, que hoy es el rectorado de la nueva Universidad de Alcalá y que es una gran obra de uno de los grandes: Rodrigo Gil de Hontañón, uno de los mejores arquitectos españoles de su tiempo, que supo transcender el gótico sin traicionarlo.
El Paraninfo, por su parte, realizado siguiendo las indicaciones del propio Cardenal Cisneros, no sólo es un espacio de una gran belleza –especialmente por su impresionante artesonado–, sino que además es un espacio de gran simbolismo para España e Iberoamérica, pues en él se entrega, todos los 23 de abril, el Premio Cervantes.
El pasado romano
Como decíamos, la historia de Alcalá de Henares está tan indisolublemente ligada a su universidad como que fue diseñada para albergarla, pero lo cierto es que es muy anterior y una visita a la ciudad debe pasar también por su pasado romano, cuando fue Complutum, de la que todavía quedan numerosos vestigios.
Uno de ellos es la Casa de Hyppolytus, que tiene un carácter excepcional ya que es uno de los pocos colegios de jóvenes conocidos de la Hispania Romana. Se puede visitar y ver los restos de las diferentes estancias y, sobre todo, el impresionante mosaico de la pesca, en el que se puede ver a tres jóvenes en una barca faenando con redes en un mar repleto de peces, crustáceos y otras especies del Mediterráneo.
Y hablando del pasado un lugar imprescindible para conocerlo e incluso disfrutarlo es el Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de Madrid, en el que se conserva el patrimonio arqueológico de las excavaciones en toda la región.
El Museo, que está en uno de los grandes conventos que tenía Alcalá de Henares, organiza también exposiciones temporales en las que se analizan periodos concretos de la historia o se dan a conocer hallazgos arqueológicos o paleontológicos.
Momentos para visitar Alcalá de Henares
Cualquier momento del año es perfecto para visitar Alcalá de Henares, pero además de eso hay algunos en los que a sus muchos atractivos se les une una celebración especial.
La primera es la Semana Santa, declarada Fiesta de Interés Turístico Nacional en la que, además de las procesiones y otros actos religiosos, se celebran multitud de actos culturales, como exposiciones y conciertos. En Alcalá de Henares los desfiles procesionales están organizadas por diez cofradías, la más antigua se remonta a principios del siglo XVI y la más joven se crea en 2016.
La siguiente cita en el calendario sería Complutum Renacida, que se celebra alrededor del puente de mayo y en la que se crean un campamento, un mercado y un circo romanos y a esas partes más lúdicas se le unen un completo programa de conferencias y charlas divulgativas, además de visitas teatralizadas al yacimiento de Complutum.
Finalmente, la Semana Cervantina llega en el otoño –celebrando el bautismo del creador de El Quijote– e incluye cientos de actividades culturales como representaciones de teatro y danza, desfiles y pasacalles, juegos, justas de caballos, talleres de artesanía, menús de degustación y recreaciones históricas.
Además, por supuesto, del Mercado Cervantino que ocupa hasta tres kilómetros de las calles del casco histórico con unos 400 puestos y 300 personas que recrean personajes históricos llegados de toda España que devuelven a la ciudad a su época de mayor esplendor en el siglo XVI.
Por otro lado, aunque Alcalá de Henares está a sólo 45 minutos de Madrid y se puede llegar de forma muy cómoda con el transporte público –y también el Tren de Cervantes, una forma muy divertida y educativa de hacerlo–, lo cierto es que es una ciudad que merece mucho más que una visita relámpago desde la capital, no sólo por su propio patrimonio sino también por algunas cosas que se pueden disfrutar en la zona de la Alcarria madrileña en la que se encuentra.
En sus alrededores están, por ejemplo, Nuevo Baztán, un lugar único que es una muestra insólita de un proyecto urbanístico e industrial en pleno siglo XVIII. También hay villas muy interesantes como Olmeda de las Fuentes o Loeches, donde está el panteón de los Duques de Alba.
Y, por supuesto, buena comida
No podíamos terminar este repaso por los encantos de Alcalá de Henares sin mencionar uno singularmente importante: la gastronomía. Se trata de una ciudad con una elevada cultura de la tapa, que se pueden probar en diversos puntos del casco urbano y, especialmente, en la calle Mayor y alrededores.
También hay una buena colección de restaurantes de calidad como La Hostería del Estudiante, Ambigú o Ki-jote, ejemplos de cocina de calidad y, en algunos casos, llena de referencias cervantinas: no pocas cartas de la ciudad incluyen platos que aparecen en El Quijote.
Y, de postre de todo este exquisito menú viajero, que no nos falte la reconocida repostería de la ciudad, con sus rosquillas y costradas de Alcalá y, les vamos a contar un secreto: si van a Alcalá de Henares no se les ocurra perderse las almendras garrapiñadas del Convento de las Clarisas de San Diego, nada más apropiado para culminar este viaje a la historia, la cultura y, por supuesto, la gastronomía de la capital de la Alcarria madrileña.
