El Madrid natural que no te esperas: la Comarca de Las Vegas y Alcarria Madrileña

La Comunidad de Madrid es mucho más que el asfalto y los edificios de la gran ciudad, aunque hasta los madrileños de la capital tendamos a olvidarlo a veces, hay un Madrid en el que el sonido habitual no es el del tráfico de las calles anchas y las autopistas de circunvalación, sino el de la brisa acariciando los árboles y los pájaros cantando, el sonido de una naturaleza que es hermosa, amable y que está esperando que la disfrutemos.

Hay varias áreas turísticas en Madrid en las que disfrutar de ese entorno natural mucho más excepcional de lo que pensamos: la Sierra Oeste, la Sierra Central de Guadarrama y la Sierra Norte, pero a estas zonas junto a las montañas hay que sumarles uno de los rincones más desconocidos y, sin embargo, más hermosos de la región: la Comarca de Las Vegas y Alcarria Madrileña.

Una zona de colinas suaves y valles llenos de verdor, de ríos que serpentean llenando de vida sus orillas, en la que los campos de cultivo y los bosques se complementan como si fuesen parte de un diseño, a la que se llega por carreteras tranquilas en las que se disfruta tanto del paisaje como de una conducción pausada a través de sus rectas y, sobre todo de sus curvas, que parecen pensadas para los moteros.

En la Comarca de Las Vegas y Alcarria Madrileña encontramos ese tipo de naturaleza, tan relajante, que es el fruto de siglos de armonía con el hombre, ese tipo de paisaje, cada vez más valorado, en el que la presencia humana es discreta pero constante, comparte espacio con la vida salvaje y, sobre todo de un tiempo a esta parte, es una de las claves no de su destrucción sino, al contrario, de su conservación y mejora.

Un lugar especial llamado La Chanta

Un ejemplo perfecto de ello es La Chanta: un proyecto de recuperación de la biodiversidad y la naturaleza que se encuentra en la localidad de Corpas, en el corazón de la Alcarria Madrileña.

Rodeada de un conjunto precioso de campos de cultivo, La Chanta es una antigua cantera de piedra caliza que fue explotada por una multinacional de la construcción, Holcim. Al final de su ciclo productivo se planteó un proyecto de recuperación de sus 20 hectáreas mucho más ambicioso de lo que suele ser habitual en este tipo de lugares: junto con la ONG Brinzal se ha creado una espacio en el que no sólo se está tratando de restaurar todos sus valores naturales, llenándolo de biodiversidad, sino que además permite estudiar muy de cerca ese proceso de cambio de ese nuevo entorno que se está creando.

Raúl Alonso es el coordinador del Proyecto La Chanta dentro de Brinzal, lleva años trabajando allí y nos cuenta que ya a estas alturas es posible encontrar elementos de fauna y flora "muy característicos" de esta zona de la Comunidad de Madrid. Incluso hay "ejemplares de especies catalogadas y protegidas" como "el sapillo moteado".

Alonso nos explica que la Chanta cuenta con un "humedal principal" que tiene "las características del humedal temporal mediterráneo" y en el que ya se puede encontrar una fauna interesante, desde el sapillo hasta distintas aves migratorias que pasan por allí durante unos días.

En La Chanta se lleva a cabo una tarea de conservación, estudio y regeneración –para la que también dispone de un vivero– que no estaría igual de completa sin una cuarta pata del proyecto, que es la divulgación: el centro recibe visitas de centros escolares, pero además pasan por allí grupos de empresa y cada día es más conocido y apreciado por los madrileños de los alrededores, cada día más pendientes de si el humedal tiene la suficiente agua o si el año es demasiado seco y lo está castigando, lo que desde luego no es el caso en este 2025.

Un año que, curiosamente y aunque es probable que la percepción de la mayoría sea la contraria, ha sido de mucha lluvia, pero sobre todo más concentrada en el tiempo, ya que La Chanta está ahora "justo al mismo nivel de agua que el año pasado, pero toda ha caído en primavera", nos explica Alonso.

Esto facilita "la entrada de más vida", pero esa concentración no ayuda a algunas especies como nuestro sapillo, que "ha criado poco". Sin embargo, la gran noticia ha sido la aparición de una valiosa especie de lepidóptero, la "mariposa espantalobos", que "está en un estado de conservación bastante malo, con poblaciones dispersas y poblaciones más importantes amenazadas", por lo que ha sido un logro importante para La Chanta convertirse en un centro en el que empieza a reproducirse.

La paz verde de las Vegas del Tajuña

Ambite es uno de esos pueblos madrileños que parecen estar a mil kilómetros del bullicio y el estrés de la capital, aunque en realidad se encuentra a poco más de media hora en coche.

Tranquilo hasta ser casi relajante, Ambite se alza por la ladera de una colina en el pequeño pero bonito valle por cuyo fondo serpentea el Tajuña. Entre los miradores más destacados de la zona, además del de la Cruz de Ambite, sobresalen el "banco más bonito del mundo" en Tielmes, con vistas al Risco de las Cuevas y la Vega del Tajuña, la Peña Rondán en Villar del Olmo y el Mirador de la Vereda del Cristo en Colmenar de Oreja

En una mañana de primavera agradable y soleada, las amapolas toman posesión de buena parte de los campos de cultivo y le dan pinceladas de rojo al paisaje, muy verde este año.

Allí, como punto de partida de varias rutas señalizadas que permiten descubrir a pie los pequeños tesoros de la zona, se encuentra el Centro de la Naturaleza Vega del Tajuña, muy cerca del cauce del río, en un edificio de piedra moderno pero con el espíritu de la arquitectura popular de toda la vida. El centro dispone de servicio de alquiler de bicicletas para recorrer la Vía Verde del Tajuña, una ruta cicloturista y senderista de 49 km desde Arganda del Rey hasta Ambite, perfectamente adaptada para familias y ciclistas de todos los niveles

El Centro es el lugar al que tenemos que ir para saber más sobre ese entorno y sobre los recursos naturales que nos rodean. Además, su labor no es sólo informativa, sino también formativa: allí se organizan cursos, talleres y actividades abiertas a todo el que quiera hacerlas y que pueden consultarse en la web oficial de la Comarca de Las Vegas y la Alcarria de Madrid, donde también se encuentra información sobre accesibilidad y transporte público a los principales puntos de interés.

Sin embargo, quizá el trabajo más importante que se ha hecho es otro: desde el Centro se lleva años creando rutas y señalizándolas para, tal como nos dice su directora, Marta Navarro, "dar a conocer nuestro entorno y la riqueza ambiental que tenemos".

Todas estas rutas son recomendables para cualquier visitante, según Navarro, que nos habla de algunas como la de Fuente del Morrillo, que tiene "una charca en la que tenemos una población muy interesante de anfibios"; o la de los Tres Valles, con "unas vistas preciosas de la Vega del Tajuña, sobre todo ahora que está lleno del rojo de las amapolas y con unos tonos preciosos de diferentes tipos de verde".

También atraviesa el valle la Vía Verde del Tajuña, una de las rutas más conocidas y populares de Madrid, tanto para caminantes como para ciclistas. Este itinerario, de unos 49 km, recorre antiguos trazados ferroviarios y conecta Arganda del Rey (accesible en Metro línea 9) con Ambite, pasando por Morata de Tajuña, Perales de Tajuña, Tielmes, Carabaña y Orusco, entre otros municipios. La ruta está bien señalizada, es segura y sin apenas desnivel, lo que la hace ideal para familias y ciclistas de todos los niveles. Además, a lo largo del recorrido se pueden descubrir recursos patrimoniales y naturales, como la laguna del Campillo, el paraje de la Fuente de la Teja en Carabaña o el entorno del Risco de las Cuevas en Tielmes.

En suma, la Comarca de Las Vegas y Alcarria Madrileña es un Madrid inesperado, cercano y al mismo tan distinto de la imagen que tenemos de la región que explorarla no sólo será un placer, sino sobre todo una sorpresa.