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Amigo amor

Hoy te escribo a ti, amigo amor. Para darte las gracias.

Gracias, así... humildemente, serenamente... Gracias por darme cada día una razón para vivir, por ser ese duende mágico capaz de darme serenidad en los momentos difíciles, y por sacar lo mejor de mí en los momentos en los que estoy perdida en un abismo de desconsuelo. Gracias por ser. Por ser un hilo invisible que puede darme un nuevo motivo cuando me faltan los motivos o una buena razón cuando me faltan las razones. Gracias por ser impulso, cercanía, amistad, camino, pasado, presente y futuro. Por ser un fruto de esos, que solo pueden recogerse después de horas, minutos, y días de dedicación y mimo constante.

Gracias por ser sonrisa, reflejada en todos los que te materializas. Gracias por ser llama que abrasa en noches de susurros, y por ser antorcha capaz de iluminar vidas enteras. Gracias por venir a mí de miles de maneras cuando te ando buscando. Gracias por no marcharte cuando, en mi desesperación, pensé en dejarte de lado y quedarme mirando solo hacia dentro de mí misma. Gracias por sacarme de este oscuro abismo y por colarte en todos los rincones. Gracias por ser luz. Gracias por ser cada uno de los rostros de todos aquellos a los que amo.

Gracias por ser sus miradas. Gracias por quedarte con ellos. Por estar en ellos, y por ellos. Gracias por estar. Por estar de miles de maneras, y de miles de formas inventadas. Por estar en la amistad, en la pasión, en los abrazos, y en los susurros. Gracias por estar aquí y allí. Dentro y fuera. En mí y en los otros. Gracias por estar en cada nombre y en cada apellido, de todos aquellos que comparten mi mundo particular de emociones. Gracias por todos. Gracias a todos.

Por ser cómplice. Por ser amigo, por ser amante, compañero o compañera, por ser mi familia, mi refugio, mi sostén. Mi mundo. Gracias por ser latido, y por ser fortaleza interior. Gracias por seguir estando aun en las ausencias más dolorosas. Por esconderte en un abrazo amigo, en una lágrima compartida, en un sentimiento mutuo, en una sonrisa, en un silencio, en miles de palabras. Gracias, por ser tan mágico, que puedes desenterrarme y devolverme a la vida con solo una llamada tuya. Gracias... por todos tus nombres, porque todos sois yo. Porque no soy sin vosotros.

B Roddel

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