Que me faltarán días en este mundo para demostrártelo. Eres un ángel enviado por DIOS y a pesar de que nos conocimos cuando faltaba una semana para que cumplieras un año, en doce horas de convivencia se generaron vínculos afectivos y lazos tan fuertes que nada ni nadie romperá nunca.
Cuando sueñas, soñamos, cuando son pesadillas nos desvelamos, cuando te duele me duele, cuando decides te apoyo, cuando dudas te animo, cuando ríes me causa gracia y cuando lloras se me caen las lágrimas.
Disfruto bromear con ironía –"será genético" cuando me copias algún gesto o haces alguna travesura que yo hacía a tu edad; vivo cada logro que logras, aprendo a la par tuya con tus fracasos; me siento satisfecho cuando valoras lo importante, dejando a un lado lo material a favor de lo espiritual; comprendo y asumo las frustraciones que sin querer te pude haber transmitido, como el maestro Serrat describe en "esos locos bajitos"; estoy y estaré contigo: cuando aciertes estaré contigo en silencio, cuando yerres estaré contigo aportando la experiencia que pueda; procuraré estar cerca sin molestar, querer sin cansar y educar sin sobreproteger, y cuando esté en "el otro barrio”, con la ayuda de DIOS seguiré tus pasos sin que se note.
Hay que ser padre para sentir determinadas emociones y me alegro vivir cada una de ellas con toda la intensidad que puedo.No juego a ser tu amigo porque mi sitio es ser tu padre, pero eso no quita complicidad y apoyo en todos tus proyectos.
Cuando sientas que tienes la misión tan sagrada de dar sin esperar absolutamente nada a cambio, cuando el cansancio te cierre los ojos y el desvelo de tu hijo te los abra, cuando un llanto sin pistas sobre donde duele te envuelve el alma hasta que lo descubres, cuando el bien de él te importe más que el tuyo, cuando ir al pediatra signifique buscar tu propio alivio; en ese momento entenderás mejor el contenido de esta carta, y también sabrás que los amores de pareja pueden cambiar con el tiempo, pero el amor filial es para siempre.
Tu papá
