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Katy Mikhailova

Crisis con botas

Este otoño se van a llevar las botas de punta cuadrada. Una tendencia que pretende aunar toda clase de bota en una sola, pariendo auténticas bazofias visuales.

Brigitte Bardot en botas altas | Cordon Press

Vogue España lo confirma: este otoño se van a llevar las botas de punta cuadrada. Palabra de Vogue. También podremos aceptar las botas de punta redonda, si Sanidad no lo prohíbe. Palabra de Simón. La verdad es que no pasaría tampoco nada (que Sanidad lo prohibiera).

Y es que la bota alta resulta que tiene 15.000 años de historia. Y si Vogue España ya ha dictaminado qué tipo de bota se va a llevar, S Moda por su parte afirma radicalmente que "medias tintas no" y que este otoño se van a llevar las botas extra-largas: esas que empieza donde acaba el glúteo. Fue en el s. XIX cuando la Reina Victoria puso de moda este tipo de calzado entre la aristocracia, después de que las pudiéramos ver en pinturas rupestres (Tassili de Argelia).

Hasta aquí: todo correcto. La aberración de la estética parte de ese concepto que mezcla la bota alta para salir, con la bota de montaña, la de esquiar, la que te protege del frío y la que te estiliza. No sé si me siguen: una tendencia que pretende aunar toda clase de bota en una sola, pariendo auténticas bazofias visuales. Dior ha lanzado unas que están a caballo entre la bota de caza y la zapatillas del gimnasio. Una cosa extraña, que después confirmarán que se elabora a partir de materiales reciclados, lo que inflará cuatro veces la cifra. Maison Margiela tiene otra barbaridad en colores azules, blancos y rojos, que simula y recuerda a los Power Rangers; Prada tiene unas rosas, clara inspiración bota de pescador; y Balenciaga presenta un híbrido en color negro que convierte botas de fútbol en la continuación de la pantorrilla para cubrir también la rodilla. Debe de ser una oda a Messi.

Nunca antes el lujo había sido tan hortera, tan basto y tan prostituido. Si Cristóbal Balenciaga se levantara de su tumba, se horrorizaría al ver cómo se ha vulgarizado su firma y su nombre.

La moda deja de ser objeto de deseo cuando disminuyen los ingresos económicos de uno. La moda deja de ser necesaria, cuando no hay sitios a los que pasearla. Despedimos un agosto extraño, en el que han convivido mascarillas con bikinis, geles hidroalcohólicos con protectores solares, y en el que por primera vez en lustros nuestras playas podían respirar ganando espacio, mientras las terrazas y chiringuitos se ahogaban. La gran incertidumbre y el mayor pánico no es que Sanidad prohíba las botas de punta redonda, sino que no podamos estrenar unas botas siquiera este otoño.

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