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¿Qué es la procrastinación? ¿Qué razones psicológicas hay detrás?

Procrastinar o dejar todo para más tarde, ¿Qué influye en esto? Hay una personalidad concreta a la que afecta más. Razones psicológicas para ello.

Procrastinar o dejar todo para más tarde, ¿Qué influye en esto? Hay una personalidad concreta a la que afecta más. Razones psicológicas para ello.
hombre, escribir, plan | Pixabay/CC/StartupStockPhotos

Todo el mundo en más de una ocasión ha escuchado la frase "no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy", algo muy sencillo de decir pero que no todo el mundo puede cumplir. El motivo es que hay quien procrastina y eso significa dejar las cosas para más tarde, pero las personas que procrastinan, muchas veces, no pueden evitarlo. Procrastinar se define como la tendencia a posponer tareas importantes o relevantes, y a menudo se asocia con la falta de motivación, la falta de disciplina y la incapacidad de concentrarse. Sin embargo, la procrastinación puede tener raíces psicológicas más profundas.

De hecho, para ser más exactos, según diversos estudios, el 20% de los adultos se autoperciben como procrastinadores crónicos, un porcentaje que aumenta hasta el 50% en la población estudiantil. A tal punto que muchos trabajos aluden al llamado "síndrome del estudiante", que es la tendencia a comenzar las tareas lo más tarde posible, tras desperdiciar mucho tiempo en el comienzo del plazo, y llegar a la fecha límite sometido a elevados niveles de estrés.

Pero, a ojos de los especialistas ¿Cómo se define el hecho de procrastinar? ¿Es un trastorno? No ya que no está reconocido como tal sino que es solo una tentación en la cual la mayoría de las personas caen en algún momento de su vida. Para ser más exactos, aunque en realidad es un poco lioso, todo el mundo procrastina aunque no todos son procrastinadores. Estos últimos son quienes posponen sus obligaciones de manera recurrente, es decir, quienes hacen de la dilación una forma de vida.

En muchos casos, la procrastinación se relaciona con la ansiedad y el motivo es tan sencillo como que las personas pueden sentirse abrumadas por una tarea o proyecto, y posponerlo para evitar sentirse estresadas o ansiosas. Otras veces, las personas pueden tener miedo al fracaso o al éxito, y posponen una tarea para evitar enfrentarse a estas emociones. Además, la procrastinación también puede estar relacionada con la impulsividad y la dificultad para tomar decisiones. Las personas pueden posponer tareas porque se sienten indecisas sobre cómo abordarlas o porque prefieren hacer algo más placentero e inmediato.

La única manera de superar la procrastinación, es entender sus raíces psicológicas y abordarlas directamente, para ello, las técnicas de terapia cognitivo-conductual pueden ser útiles para identificar y cambiar patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen a la procrastinación. Además, es importante establecer objetivos claros y concretos, y desarrollar un plan de acción para alcanzarlos.

Factores que pueden llevar a procrastinar

  • Sufrir ansiedad

Muchas personas tienden a procrastinar porque no saben gestionar adecuadamente sus emociones y el estrés que pueden sentir se termina transformando en ansiedad. Suelen ser personalidades ansiosas, que se distraen, que pueden ver un proyecto como algo excesivamente grande e inabarcable. Ante todo esto, deciden postergar lo que tienen que hacer.

En ocasiones, no es que tengan otros proyectos a los que dedicarse. Por eso, por lo general, uno tiende a perder el tiempo o a dedicarlo a proyectos de menor envergadura cuando el que se está postergando tiene una prioridad especial. Algunas maneras en las que las personas con ansiedad tienden a procrastinar en estas circunstancias son mediante el autoengaño o excusas.

  • Falta de organización

Cuando se habla de procrastinar, lo más probable es que la persona que lo hace tenga un grave problema de organización. Cada uno debe buscar la manera que mejor le sirve para organizarse, pues para cada persona es diferente. No obstante, siempre es necesario que se tenga en cuenta la prioridad de la tarea que se tiene entre manos. Hay diversas tareas en las que uno se puede permitir procrastinar, ya sea porque se pueden planificar, dejarlas para otro día e incluso delegarlas en otras personas.

Sin embargo, suele suceder que se procrastina en aquellas tareas que tienen una prioridad especial. Por eso, una buena organización puede ayudar a dejar de procrastinar y, llegado el momento, encontrase con que el tiempo se echa encima. Para orientar un poco la manera de organizarse, hay que centrarse en la prioridad de las tareas y, para ello, se puede utilizar la Matriz de Eisenhower. En esta matriz uno se encontrará con cuatro bloques que se clasifican por importancia y urgencia. Usarla de manera sabia y ceñirse a ella puede ayudar a dejar de procrastinar.

  • El error de subestimar el tiempo

Subestimar el tiempo es algo que las personas impuntuales conocen muy bien. Las personas que procrastinan tienden a subestimar el tiempo, aunque esto va directamente ligado con algunas de las excusas y autoengaños que se autoimponen. Por ejemplo, una persona que procrastina piensa que puede realizar el proyecto que tiene entre manos en dos días. Sin embargo, lo habitual es que exista alguna complicación, duda o problema que provoque que el tiempo se dilate. Por ese motivo, subestimar el tiempo que puede llevar una tarea puede hacer que uno se estrese, que incumpla con los plazos y que no realice su trabajo tan bien como debería.

Para que esto no suceda, es importante tener en cuenta la Matriz de Eishenhower, el motivo es que ayudará a ponerse en marcha con lo urgente, eliminando así la ansiedad y la tendencia a subestimar el tiempo. Cuando antes uno se libere de una tarea que no motiva, antes se estará disponibles para completar otras de menor envergadura, pero que permitirán sentir que se ha avanzado muchísimo.

Estrategias ante la procrastinación

  • Identificar las características de las situaciones que llevan a procrastinar: ¿qué características tiene la actividad que se posterga? ¿ocurre con las mismas tareas siempre? ¿en qué ámbitos sucede con mayor frecuencia? ¿Qué implica realmente esta actividad? ¿Qué emociones entran en juego? ¿Cómo se responde cuándo se experimentan emociones que resultan desagradables?
  • Atender a los pensamientos, a los mensajes que uno mismo se lanza ante tareas que despiertan emociones vividas como desagradables, y cuáles son los comportamientos asociados a ese autodiálogo, de qué manera afectan al desempeño
  • Sería importante empezar con la tarea dando un primer paso, como una forma de romper la inercia de la procrastinación, sin más objetivo que trabajar en esa actividad unos pocos minutos. De esta manera se va venciendo la resistencia establecida
  • Un recurso a utilizar consistiría en separar la actividad en tareas más pequeñas y más concretas. Dividir el objetivo en diferentes pasos más asumibles, y por tanto que la tarea requiera de un menor esfuerzo
  • Tras un avance, sería recomendable que uno mismo se reconozca ese pequeño o gran logro. Establecer una recompensa por haber afrontado la situación de una manera diferente a cómo se solía hacer, es una buena forma de reconocer el esfuerzo hacia la consecución de un logro
  • También podría ser beneficioso establecer con otras personas un compromiso hacia la tarea también puede ayudar, hablarlo con familia, con amigos, publicarlo en redes sociales…

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