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¿Por qué a veces dan espasmos mientras se duerme?

Los espasmos mientras se duerme son algo habitual pero, ¿Por qué ocurren? ¿Son malos para la salud? ¿Quién es más propenso a sufrirlos?

Los espasmos mientras se duerme son algo habitual pero, ¿Por qué ocurren? ¿Son malos para la salud? ¿Quién es más propenso a sufrirlos?
cama, dormir, niña | Pixabay/CC/DieterRobbins

Seguro que a más de uno le ha pasado que está a punto de dormirse o ya dormido y le sobresalta la sensación de que cae al vacío. Esto le hace despertar de manera abrupta y ver que no es más que un sueño. Pues realmente es algo tan común que le sucede al 70% de la población, pero ¿Por qué se dan estos espasmos? El motivo es que a medida que uno se adentra en el sueño, el cerebro deja escapar estímulos nerviosos que provocan movimientos de sacudidas en brazos y piernas, llamados espasmos étnicos o mioclonías étnicas.

No obstante, aunque los expertos todavía no tienen una explicación muy clara si que se puede asegurar que los espasmos nocturnos no conllevan ningún peligro, solamente son una reacción extraña que sucede en el cuerpo. Además, otra cosa que está más que clara es que pueden afectar a todas las edades y pueden estar relacionadas con estados de falta de sueño, fatiga e incluso ansiedad.

También hay que tener claro que estos espasmos musculares se producen normalmente entre la vigilia y el sueño, es decir, cuando uno se está quedando dormido. Se perciben como fuertes y secas sacudidas de una de las extremidades, que normalmente va precedida de un sueño en el que se cree que se está cayendo, ya sea al vacío o por un tropezón. Son tan fuertes en ocasiones estos espasmos que uno puede llegar a despertar a quien duerme a su lado. Pero, ¿Qué son realmente? Un mioclono es un movimiento muscular rápido e involuntario, que no puede ser controlado o detenido por la persona que lo experimenta. Hay que saber que los mioclonos pueden empezar en la infancia o en la edad adulta, y son de diferentes tipos.

Si bien hay formas de mioclono que pueden ocurrir por un trastorno del sistema nervioso, como la epilepsia, una enfermedad metabólica o la reacción a un medicamento, el mioclono fisiológico se presenta en personas sanas y rara vez requiere tratamiento. Tanto es así que el hipo, o las sacudidas por la ansiedad o el ejercicio, son algunos ejemplos, así como los sobresaltos nocturnos y los pequeños espasmos musculares mientras se duerme.

Estos espasmos al quedarse dormidos se producen por la pérdida de control del sistema motor, y están asociados a dos situaciones: la parálisis del sueño o sensación de falta de fuerza y de caerse, al despertar o al dormirse y el propio mioclono o mioclonia del sueño que es la sacudida muscular en sí. No obstante, la explicación detrás de estos espasmos reside en la complejidad de los procesos que regulan el sueño y la relajación muscular. Cuando uno se duerme, su cerebro atraviesa varias etapas, desde el sueño ligero hasta el sueño profundo y el sueño REM (movimiento rápido de los ojos), donde ocurren los sueños más vívidos. Durante esta transición, el cuerpo se relaja gradualmente, los músculos se aflojan y la actividad cerebral disminuye.

En el momento en que uno está a punto de sumergirse en el sueño, los nervios y las señales eléctricas en el cerebro pueden a veces cruzarse, lo que provoca una especie de "cortocircuito" momentáneo. Esta interacción desincronizada entre las partes del cerebro responsables del sueño y la vigilia es la que puede generar esas sacudidas musculares. Además, ciertas teorías sugieren que estos espasmos podrían ser remanentes evolutivos del pasado ancestral cuando se vivía en los árboles y estos movimientos podrían haber sido una forma de prevenir caídas durante el sueño.

También hay que saber que factores como la fatiga, el estrés, la cafeína y la falta de sueño pueden aumentar la probabilidad de experimentar estos espasmos, incluso algunas personas pueden ser más propensas a ellos debido a factores genéticos o afecciones médicas subyacentes.

Dormidos hay movimiento

En realidad durante el sueño existen dos tipos de movimientos que se escapan del cerebro y se comportan muy diferentes:

  1. El movimiento ocular rápido en el que los ojos, aun cerrados, se mueven al ritmo de lo que se está soñando. Es como si los movimientos generados en el sueño se filtran y saltan al mundo real, así que si se ve que alguien dormido mueve sólo sus ojos muy probablemente es que está soñando.
  2. El movimiento mioclónico no es así. Los espasmos mioclónicos parecen ser una señal de que el sistema motriz ubicado en el cerebro aún puede ejercer control sobre el cuerpo mientras la parálisis del sueño se va apoderando de la persona.

La explicación más clara para estos espasmos, por tanto, sería que mientras uno se va rindiendo al sueño, la reserva de la energía acumulada durante el día estalla en estas sacudidas o espasmos mioclónicos. Cuando estos temblores se hacen presentes en medio de la lucha entre la vigilia y el sueño, la mente pasa por su propia transición y la realidad del mundo exterior queda bajo el velo de la propia interpretación que se le da en los sueños.

Evitarlos mejora la calidad del sueño

La clave para que estos espasmos no aparezcan está en el estilo de vida de cada uno. En gran parte la agitación de las rutinas diarias influye en la aparición de estos espasmos, por lo que una de las primeras acciones a tomar es considerar una pausa para ponerse en equilibrio. De hecho, de la calidad del sueño depende la salud así que despertar regularmente de un brinco no ayuda para nada.

Si los espasmos son producto de ansiedad o estrés lo ideal es realizar actividades que permitan sentir mayor relajación, especialmente antes de ir a la cama. Hacer conciencia sobre los pensamientos es fundamental para calmar la rumia que tanto altera. Además, una alimentación balanceada junto a una divertida rutina de ejercicios son buenos aliados para dormir mejor y sin sobresaltos. Por supuesto, es importante evitar las bebidas con alto contenido de cafeína así como el tabaco y otras sustancias tóxicas o excitantes. También es fundamental respetar los horarios de descanso al igual que las condiciones en que se disfrutan.

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