La guayabera, prenda tradicional asociada a América Latina, ha superado sus orígenes populares para consolidarse como una opción elegante y fresca dentro del vestuario masculino contemporáneo. La elección, siguiendo completamente las tendencias de esta primavera-verano, del rey Felipe VI de lucirla en la tradicional recepción veraniega de Palma de Mallorca, ha reforzado su posición como pieza de referencia también en contextos más formales como el de ayer.
La guayabera se caracteriza por su diseño con cuatro bolsillos frontales y dos hileras verticales de alforzas, una silueta distintiva que se asocia a países del Caribe y América Latina. Aunque su origen exacto sigue siendo objeto de disputa, Cuba y República Dominicana se la adjudican. En el caso cubano, su relevancia es tal que en 2010 fue declarada prenda oficial en actos diplomáticos y de Estado.
Su uso en eventos de gran visibilidad ha contribuido a esta transformación. El escritor colombiano Gabriel García Márquez la vistió para recibir el Nobel de Literatura en 1982. Felipe VI también optó por ella durante una Cumbre Iberoamericana, consolidando su estatus como prenda apta para el protocolo.
De símbolo regional a prenda institucional
Según Ricardo Fraguas, director general del Grupo Mirto, la guayabera ha logrado convertirse en "la camisa tendencia del verano", gracias a su comodidad y elegancia. Confeccionada tradicionalmente en lino o algodón, ofrece una estructura ligera y transpirable, que se adapta tanto a actos formales como al uso cotidiano.
Fraguas la define como una prenda que "combina tradición, artesanía y refinamiento contemporáneo", con una versatilidad que le permite adaptarse a todas las edades y estilos. Su diseño atemporal ha sido actualizado por varias firmas que conservan su esencia pero introducen patrones modernos y nuevos colores cada temporada.
El interés creciente de esta prenda ha llevado las marcas desarrollen adaptaciones que estilicen más la figura femeninas. En el caso de Mirto, su equipo ha lanzado una versión de vestido camisero fluido, manteniendo elementos tradicionales como las jaretas y los bolsillos.