Un equipo de científicos italianos ha publicado en Critical Review of Biotechnology un metaanálisis de 1.783 estudios científicos sobre organismos genéticamente modificados (OGM), publicados entre 2002 y 2012, y ha concluido que "hasta el momento no se ha detectado ningún riesgo significativo relacionado con el uso de los cultivos transgénicos".
El trabajo, dirigido por el biólogo de la Universidad de Perugia Alessandro Nicolia, ha evaluado desde la interacción de las cosechas transgénicas con el medio ambiente hasta las consecuencias de su consumo en animales y seres humanos, sin detectar riesgos relacionados con el uso de cultivos transgénicos. Los autores del estudio afirman que una mejor comunicación sobre las plantas genéticamente modificadas podría tener un impacto significativo en el futuro de este tipo de organismos en la agricultura.
"Hemos intentando ofrecer una visión equilibrada sobre aquellos aspectos que han sido debatidos, las conclusiones que se han encontrado y las novedades en el debate", afirma Nicolia. Por ejemplo, frente a las protestas ecologistas de que estos cultivos reducen la biodiversidad, este metaanálisis no ha encontrado pruebas en ese sentido; es más, los estudios indican que los cultivos tradicionales tienen peores efectos que los modificados.
En cuanto a la seguridad alimentaria, los organismos genéticamente modificados deben pasar una prueba antes de comercializarse llamada "equivalencia sustancial" que muestre que son comparables a las variantes de llas que provienen. Entre otras cosas, se comprueba que tienen aproximadamente la misma cantidad de nutrientes y que no hay moléculas potencialmente tóxicas. Tampoco el ADN en sí mismo presenta peligro, ya que no puede integrarse en las células del consumidor simplemente por ingerirlo. Las investigaciones tampoco han encontrado pruebas de que las proteínas generadas por los genes insertados en estos cultivos sean tóxicas o produzcan alergias.
Sólo una de las afirmaciones habituales de los ecologistas encuentra respaldo en la literatura científica, y es que los genes incorporados en los cultivos se extiendan a plantas salvajes, otros cultivos o incluso microorganismos. Pero aunque el análisis confirma que "la formación de híbridos entre cultivos genéticamente modificados y variantes salvajes es posible y está documentada", esto también sucede con los cultivos normales constantemente y no es necesariamente dañino.
Pese a ello, organizaciones como Greenpeace hacen una constante campaña contra los organismos genéticamente modificados y los Gobiernos, especialmente los europeos, siguen impidiendo el uso de variadades que han pasado por todas las pruebas necesarias, pruebas mucho más exigentes que las sufridas por los cultivos normales. Hace más de quince años que los seres humanos empezaron a consumir productos transgénicos, sin que hasta la fecha se haya producido ningún problema de salud por ello.