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De críticos a borregos; la sociedad española bajo el yugo de la tecnología en la educación

Desde la UNESCO se señalan diversos problemas derivados del uso excesivo de herramientas digitales en la educación

Desde la UNESCO se señalan diversos problemas derivados del uso excesivo de herramientas digitales en la educación
Niño haciendo deberes con el ordenador | Europa Press

El 89% de los niños españoles utilizan aplicaciones digitales para el aprendizaje, según el último Informe GoStudent sobre el Futuro de la Educación 2024. Esta tendencia se refuerza con el dato de que el 62% de los niños prefieren aprender en un entorno en línea, con un notable 63% eligiendo incluso el aprendizaje individualizado.

El informe también revela una creciente demanda de tecnología en el aula, con el 77% de los niños y el 80% de los padres españoles reconociendo el potencial educativo de las herramientas digitales. Sin embargo, los colegios no están preparados para implementar estas tecnologías de forma que garantice la eficacia en la impartición de los contenidos. Este problema sumado a los últimos resultados presentados por el Informe PISA 2023, dejan entre ver el debate sobre las ventajas o no de la implementación tecnológica completa en el sistema educativo.

Educación y tecnología

Es esencial considerar el equilibrio entre el uso de la tecnología en las aulas y otras actividades en el desarrollo educativo. La importancia de integrar la tecnología como un recurso más en el aprendizaje, junto con deportes, música, arte y ciencia, ayuda a potenciar el desarrollo de herramientas educativas. Sin embargo, en la misma medida hay que evitar fomentar una dependencia excesiva de las pantallas durante toda la jornada escolar.

El objetivo de la educación no es solo el de adquirir conocimientos y el desarrollo de competencias en los alumnos. Dotar de un pensamiento crítico, la capacidad de análisis y un pensamiento propio son bases fundamentales para conseguir una sociedad de provecho. Un exceso y mal uso de la tecnología puede mermar estas capacidades. Pese a conceder una amplia gama de ventajas, un informe de la UNESCO señaló el verano pasado que "el uso de tecnología en las aulas y en el hogar por parte del alumnado puede provocar distracciones y, por consiguiente, entorpecer el aprendizaje".

Como ejemplo está Suecia. Uno de los países pioneros en la implementación de las tecnologías en las aulas daba marcha atrás en su decisión el pasado junio de 2023. Tras los resultados negativos obtenidos por el informe Pirls (sobre la comprensión lectora), el país nórdico quiso frenar la inversión en la digitalización educativa y echar marcha atrás.

No fue el único afectado. En comparación a 2016, España obtuvo siete puntos menos en su evaluación. Un resultado que lo situaba por debajo de la media del conjunto de los países de la OCDE y por debajo de la media europea.

Desde la UNESCO se señalan diversos problemas derivados del uso excesivo de herramientas digitales. Desde un retraso en los sistemas cognitivos hasta la brecha digital entre quienes tienen acceso y quienes no a la tecnología.

El debate sobre la digitalización en las aulas se intensifica, con más escuelas españolas optando por volver a los libros de texto tradicionales en lugar de usar tablets u otros dispositivos. Aunque el objetivo de la digitalización es facilitar las distintas herramientas educativas, se debe buscar un enfoque educativo que fomente la conciencia crítica y la responsabilidad en el uso de esta.

Sistema educativo cambiante

La implementación tecnológica en la educación supone un frente más en el sistema educativo español. En el periodo democrático actual, se han aprobado ocho leyes educativas, generando una constante inestabilidad en el sistema educativo. Esta sucesión de normativas, desde la LOECE hasta la LOMLOE, ha impactado negativamente en la calidad de la enseñanza. Los cambios significativos hilados a los enfoques partidistas del momento han fragmentado y debilitado la base educativa.

Cada vez más, se registran abandonos en los niveles tempranos de la ESO y se opta más por formaciones profesionales que por estudios universitarios, según datos del CSIC. El reparto de competencias entre comunidades y decisiones desiguales también se suman como elementos significativos. Como resultado la comunidad educativa española actual no solo debe poner el debate tecnológico sobre la mesa, sino la forma en que se organiza todo el sistema en general.

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