
Dentro de casi cinco años, el 13 de abril de 2029, buena parte de la población terrestre será testigo de un momento extraordinario: un meteorito de 375 metros de diámetro (de un tamaño comparable al de un crucero) pasará a 32.000 kilómetros de nuestro planeta, una distancia que hace que se haya descartado el riesgo de impacto pero que es muy pequeña en términos astronómicos. De hecho, que un asteroide de un tamaño similar pase tan cerca de la Tierra sólo ocurre cada 5.000-10.000 años, según los expertos.
Apophis, el nombre con el que se ha bautizado al meteorito, será visible sin necesidad de telescopios en buena parte de nuestro planeta, una oportunidad única que también quieren aprovechar los astrónomos. Según anunció este martes la Agencia Europea del Espacio (ESA), acaban de dar los primeros pasos para lanzar una misión de defensa planetaria denominada Misión Rápida Apophis de Seguridad Espacial (Ramses, por sus siglas en inglés).
El objetivo no es desviar un meteorito que no es peligroso, sino examinarlo muy de cerca y aprovechar lo aprendido para hipotéticas futuras misiones que sí intenten desviar asteroides con riesgo de colisión. La misión Ramses volará hasta Apophis acompañándola en su aproximación a la Tierra con el fin de comprobar los cambios que ocasiona la gravedad de nuestro planeta en el asteroide.
Como señala el investigador Patrick Michel del Observatorio de la Costa Azul de Niza, en declaraciones recogidas por la ESA, se trata de una ocasión única: hasta ahora, "hemos tenido que viajar a las profundidades del Sistema Solar" para estudiar los meteoritos pero por primera vez, "la naturaleza nos traerá uno y realizará ella misma los experimentos", en alusión a las fuerzas a las que se verá sometido Apohis. "Todo lo que tenemos que hacer es observar cómo Apohis se estira y se encoge por fuerzas que pueden desatar deslizamientos y movimientos que podrían revelar nuevos materiales bajo su superficie", explica.
Para llegar a tiempo, Ramses tiene que ser lanzada en abril de 2028, un margen también pondrán a prueba la maquinaria de la agencia espacial y los preparativos necesarios para una misión. Una vez en su objetivo, la nave y los instrumentos científicos que llevará consigo podrán hacer un minucioso estudio del asteroide antes y después de su paso cerca de la Tierra y analizar en vivo cómo reacciona un meteorito a fuerzas externas además de aprender sobre su masa, su densidad o su porosidad.
Los datos servirán por un lado para evaluar mejor cómo desviar asteroides peligrosos y también para saber más sobre el origen del universo y la evolución del Sistema Solar, destaca la ESA, que compara los meteoritos con "cápsulas del tiempo" formadas hace más de 4.000 millones de años.
