Un estudio revela que los peces pueden 'navegar' fuera del agua

La navegación es una capacidad muy importante que necesitan los animales para garantizar la búsqueda de alimento y su supervivencia en general. Una de las maneras de estudiar esta capacidad es mediante la metodología de transferencia de dominio, en la que se inserta un animal en el entorno de otra especie para estudiar cómo se desenvuelve.

Un estudio publicado en el portal de artículos científicos ScienceDirect ha revelado la sorprendente capacidad de los peces para orientarse fuera del agua usando un vehículo.

Como pez fuera del agua

La investigación fue llevada a cabo por un grupo de la Universidad Ben-Gurion (Israel) y se utilizaron peces de colores de la especia Carassius auratus. Obviamente, los peces no pueden conducir un vehículo como los que manejan los humanos por lo que los científicos desarrollaron un sistema para que los peces pudieran "conducir" fuera del agua. Los investigadores introdujeron a los peces en un tanque de agua con ruedas y colocaron sobre este tanque una cámara y un ordenador para procesar los movimientos del animal dentro del recipiente. Por ejemplo, si el pez intentaba acercarse hasta la esquina derecha de la pecera, la cámara registraba el movimiento y el ordenador ejecutaba la orden de desplazar el tanque de agua a la derecha.

Para empezar el experimento se situaba la pecera con su "conductor" en el centro de una habitación y colocaban un objetivo marcado con un cartón rosa. Si el vehículo entraba en contacto con el cartón, el pez recibía una bolita de comida idéntica a la que había sido acostumbrado a recibir en las sesiones previas al experimento.

Cada sesión duró 30 minutos y se registró el número de veces que el pez era capaz de alcanzar el objetivo y para no sobrealimentar a los peces se limitó a 20 el número de ensayos. Después de los experimentos los resultados revelaron que conforme iban pasando las sesiones los peces eran capaces de alcanzar más veces el objetivo.

Más pruebas

No obstante, para comprobar si simplemente los peces memorizaban el recorrido (el punto de partida era siempre el mismo) realizaron algunas pruebas más. La primera prueba consistía en colocar el vehículo en otra ubicación de la arena y los peces alcanzaron el objetivo igualmente. Por otro lado, se colocaron cartones de otros colores a modo de señuelo para comprobar si el pez identificaba el cartón rosa con la recompensa. De nuevo, el pez llegó a su destino.

La tercera prueba consistía en cambiar de lugar el cartón rosa. El estudio muestra que el pez, inicialmente, se dirigió al sitio donde el cartón solía estar ubicado y permaneció merodeando en esa zona. Posteriormente, cambió de dirección, se desplazó hacia el otro extremo de la sala y finalmente encontró el cartón rosa. Sin embargo, en el tercer intento de esta prueba el pez acudió sin rodeos a la nueva ubicación del cartón. La última prueba incluía los señuelos de las pruebas anteriores y un cambio de ubicación del cartón con la recompensa. El pez volvió a conducir el vehículo hasta el cartón correcto.

El estudio sugiere que el cerebro de los peces está capacitado para orientarse tanto en entornos acuáticos como terrestres. No obstante, los investigadores precisan que deberían realizarse más pruebas, por ejemplo, en un entorno abierto, para confirmar estos hallazgos.