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China logra cambiar la duración de los días con esta megainfraestructura, según la NASA

La NASA confirma que la presa china de las Tres Gargantas ha alargado los días terrestres al ralentizar levemente la rotación del planeta.

La NASA confirma que la presa china de las Tres Gargantas ha alargado los días terrestres al ralentizar levemente la rotación del planeta.
Presa de las Tres Gargantas en China. | Redes Sociales

La construcción humana no solo transforma paisajes, sino que también puede modificar, aunque sea mínimamente, la rotación del planeta. Así lo confirma la NASA, que ha constatado cómo la presa de las Tres Gargantas, en China, ha alterado de forma medible la duración de un día terrestre.

El fenómeno no es nuevo. Desde hace dos décadas, los científicos analizan cómo grandes desplazamientos de masas afectan a la Tierra. Todo comenzó con el terremoto de Indonesia en 2004, cuyo violento movimiento, además de provocar un devastador tsunami, redujo en microsegundos la duración del día y desplazó el Polo Norte algunos centímetros. A raíz de estos estudios, el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA y el Centro de Vuelo Espacial Goddard empezaron a investigar otros casos que pudieran tener un efecto similar.

La presa de las Tres Gargantas es equivalente a llenar 16 millones de piscinas olímpicas

Entre ellos, destaca la presa de las Tres Gargantas. Su construcción, iniciada en 1993 sobre el río Yangtsé, dio lugar al embalse más grande del mundo: un volumen de agua equivalente a llenar 16 millones de piscinas olímpicas. Según los cálculos del doctor Benjamin Fong Chao y Richard Gross, cuando la presa se llena por completo, esa ingente masa de agua desplaza la distribución del peso terrestre hasta tal punto que ralentiza su rotación. El resultado es un incremento de la duración del día en 0,06 microsegundos, además de un leve achatamiento de los polos y un ensanchamiento del ecuador.

Para entenderlo, los expertos utilizan un símil tan gráfico como sencillo: el de un patinador que gira sobre sí mismo. Si recoge los brazos, acelera el giro. Si los extiende, su rotación se vuelve más lenta. En términos geofísicos, este efecto se traduce en una modificación del momento de inercia de la Tierra, que provoca ese retraso imperceptible, pero detectable, en su rotación.

Aunque pueda parecer anecdótico, estas variaciones tienen consecuencias prácticas. Por ejemplo, deben ser consideradas para mantener la precisión de los sistemas de navegación por satélite y de los relojes atómicos que regulan la sincronización global.

La presa de las Tres Gargantas no es la única responsable de estos ajustes

El deshielo de los casquetes polares, el ascenso del nivel del mar o el desplazamiento de placas tectónicas también modifican el movimiento de nuestro planeta. Sin embargo, pocas construcciones humanas son tan colosales como para dejar una huella registrada por la ciencia.

Para la NASA, el caso de esta megainfraestructura china es la constatación de que la actividad humana puede tener efectos sobre la mecánica terrestre, aunque sean de magnitud microscópica. Y también un recordatorio de que, incluso en escalas temporales que escapan a nuestra percepción cotidiana, la Tierra sigue cambiando bajo el peso de nuestras obras

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