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El adiós a Sammy Basso, la persona con progeria más longeva del mundo

Sammy solía decir que, aunque la progeria marcaba su existencia, no definía quién era.

Sammy solía decir que, aunque la progeria marcaba su existencia, no definía quién era.
Cordon Press

A los 28 años, Sammy Basso, el científico italiano que fue reconocido por dar visibilidad y estudiar su propia enfermedad, se ha despedido del mundo dejando un legado inspirador en la lucha contra la progeria, una enfermedad rara que causa un envejecimiento acelerado en los niños.

La noticia sobre su fallecimiento este 5 de octubre de forma repentina mientras cenaba en un restaurante de la ciudad y rodeado de sus seres queridos, la hizo pública su amigo Sergio Dussin, mediante una publicación en redes sociales y también fue anunciada por la asociación que él mismo creó donde le dedicaban estas palabras: "Él nos enseñó a todos que, aunque los obstáculos de la vida a veces parezcan insuperables, vale la pena vivirla al máximo" .

Basso nació en 1995 en Schio, y con solo 2 años, fue diagnosticado con el síndrome de progeria de Hutchinson-Gilford, una enfermedad genética que afecta a una de cada 20 millones de personas y que provoca que el cuerpo envejezca de manera acelerada. A pesar del pronóstico sombrío que suele acompañar a esta enfermedad, Sammy desafió las expectativas médicas desde el principio. La mayoría de los pacientes con progeria no suelen superar la adolescencia, pero Sammy no solo vivió hasta los 28 años, sino que lo hizo con una calidad de vida y un espíritu que sorprendieron a todos.

Desde muy joven, Basso se convirtió en un rostro visible de la progeria a nivel mundial. Su historia de vida y su batalla diaria contra la enfermedad impulsaron una creciente sensibilización en torno a esta enfermedad, atrayendo la atención de científicos y especialistas interesados en desarrollar tratamientos eficaces. Sammy no solo fue un paciente, sino también un colaborador activo en la investigación científica, participando en estudios que buscaban frenar el envejecimiento prematuro.

Un legado en la investigación científica

Más allá de su lucha personal, Sammy Basso fue un motor para la investigación médica. Se graduó en Ciencias Naturales en la Universidad de Padua y lo hizo con una tesis sobre las posibles terapias para disminuir o ralentizar el desarrollo de este síndrome. Dedicó su vida a buscar soluciones que pudieran mejorar la vida de otros niños con progeria y su pasión lo llevó a fundar -con solo 10 años- y junto a sus padres la Asociación Italiana Progeria Sammy Basso, a través de la cual promovió proyectos de investigación y recaudación de fondos para investigar nuevas terapias.

Gracias a su visibilidad los estudios sobre progeria han avanzado significativamente en los últimos años. En 2020, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) aprobó el primer tratamiento para la progeria, un fármaco llamado lonafarnib, que no cura la enfermedad, pero ha demostrado alargar la vida de los pacientes. Aunque Sammy no pudo beneficiarse de este tratamiento en sus inicios, su esfuerzo fue clave para que se acelerara la búsqueda de soluciones terapéuticas.

Un referente de superación

A pesar de los desafíos físicos que enfrentaba, Sammy Basso nunca permitió que la enfermedad limitara sus sueños. Viajó, completó sus estudios universitarios y fue un orador frecuente en conferencias sobre enfermedades raras y genéticas. Sus charlas motivacionales, llenas de optimismo y esperanza, inspiraron a miles de personas en todo el mundo. Sammy se convirtió en un referente de superación personal, demostrando que, aunque su cuerpo envejecía a un ritmo acelerado, su mente y espíritu permanecían jóvenes y llenos de vida. Ejemplo de ello había sido el reciente viaje a China por el que Sammy se había mostrado muy ilusionado.

Sammy solía decir que, aunque la progeria marcaba su existencia, no definía quién era. En sus palabras, lo más importante era vivir cada día con intensidad y aprovechar las oportunidades que la vida le ofrecía.

Un futuro esperanzador

Aunque la muerte de Sammy Basso representa una pérdida dolorosa, su vida ha dejado un legado que seguirá inspirando a generaciones futuras. Los avances en la investigación de la progeria, muchos de los cuales ayudó a impulsar, están más cerca que nunca de ofrecer mejores soluciones para quienes padecen esta enfermedad. Sammy vivió 28 años, casi el doble de lo que los médicos preveían, y cada uno de esos años fue testimonio de su lucha.

Su vida, llena de obstáculos y retos, fue también una muestra de valentía, determinación y compromiso con la investigación científica para hallar una cura a esta devastadora condición. Sammy, quien ha sido la persona con progeria más longeva registrada hasta la fecha, deja atrás una huella profunda tanto en la comunidad médica como en la sociedad en general.

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