La presidente de Microsoft España, María Garaña, ha sido la maestra de ceremonias de la presentación del nuevo sistema operativo de la compañía de Redmond en España, Windows 8. Sin embargo, la tableta que está siendo la gran evangelizadora del nuevo sistema operativo, Surface, no llegará a nuestro país por el momento.
Aunque en un primer momento Garaña ha declarado que la tableta fabricada por el gigante tecnológico "no llegaría a España", luego ha rectificado y ha matizado que el mercado español está "entre los más grandes en los que opera la compañía" y que llegaría en una fecha sin determinar, en una segunda oleada, tras el estreno de la tableta en otros mercados europeos como Reino Unido, Francia o Alemania.
La máxima responsable de la multinacional en España ha terminado afirmando que Surface "llegará pronto" al mercado español, pero ha sugerido alternativas de otros fabricantes, socios de Microsoft, que ya ofrecen tabletas y portátiles con compatibilidad con la última versión del sistema operativo Windows.
De hecho, al margen de la renovada interfaz –que prometen que es "totalmente personalizable"– otro de los puntos fuertes del sistema operativo que han destacado desde la compañía es su capacidad para operar en una gran variedad de dispositivos. El aspecto, los documentos, contactos y otros elementos personales podrán ser sincronizados en varias plataformas para que el usuario pueda acceder a ellos desde cualquier terminal gracias al uso de Skydrive, la nube de Microsoft.
Podrá haber porno en Windows 8
Windows 8 funcionará con integración total con un ecosistema de aplicaciones similar al que utilizan otros sistemas operativos como iOS de Apple. Sin embargo, al ser preguntada por las restricciones que impondrá la compañía a los desarrolladores de aplicaciones, Garaña ha afirmado que el sistema de control que utilizará la compañía fundada por Bill Gates "no tendrá restricciones de contenido", sólo de calidad y de integración con el sistema operativo.
Así, Microsoft se posiciona en un punto intermedio entre Apple, con un control exhaustivo de sus aplicaciones, y Google, con una política mucho más laxa en la revisión de las apps. Eso sí, Garaña, ha afirmado que la retribución que recibirán los desarrolladores por sus aplicaciones "será mayor que la que cobran en otras plataformas".