Menú
El ZTE Axon 7 mini es el teléfono móvil que ocupa el análisis tecnológico de esta semana. 

Análisis ZTE Axon 7 mini: bueno, bonito y con un sonido que quita el hipo

El ZTE Axon 7 mini es el teléfono móvil que ocupa el análisis tecnológico de esta semana. 

Cuando estoy revisando un móvil, casi cualquier móvil, es inevitable que la gente que me ve con él me pregunte qué tal y muestre cierto interés por la respuesta. Al fin y al cabo, nunca podemos descartar que el que estamos usando se estampe contra el suelo y nos imponga la necesidad de una renovación por la vía de los hechos. Pero hasta ahora ninguno había conseguido provocar un asombro genuino en aquellos a los que se lo he enseñado. Y el primero ha sido este ZTE Axon 7 mini, que cuesta 300 euros.

Pero vamos a ver qué trae. La caja es cuidada, aunque tampoco creo que vaya a ganar ningún premio. Tenemos el móvil, el clásico apartado donde están los manuales que no te explican nada y aquí ya tenemos una diferencia: incluye una funda de silicona transparente para proteger el dispositivo sin esconderlo. Debajo tenemos el cargador, el cable USB-C y los auriculares, que tienen buena pinta. Pero vamos a ver el móvil en sí.

Aunque es bien bonito, el asombro no ha venido por su diseño. Es un móvil con un cuerpo de metal, redondeado en las esquinas y por detrás, donde junto a la cámara está el cada vez más imprescindible lector de huellas y con una pantalla que parece ocupar todo el ancho del móvil, llegando a hacer una curva el cristal en los bordes laterales. Pero no es un Samsung Edge, no os creáis: cuando lo enciendes se ve que la pantalla, de 5,2 pulgadas, no ocupa todo el espacio del cristal.

Por cierto, no, no me he equivocado. Este es un modelo “mini” y pese a ello la pantalla es de 5,2 pulgadas. El concepto mini se nos está yendo de las manos.

El frontal incorpora dos bandas agujereadas arriba y abajo para dos altavoces frontales. Incluso en ese detalle, el aspecto que tiene me recuerda muchísimo al HTC One primigenio, lo cual dice poco de la originalidad de los diseñadores de ZTE, que son de una empresa subsidiaria de BMW, pero mucho de su buen gusto, porque al menos el modelo que han escogido para inspirarse es uno de los móviles más bonitos que han llegado al mercado. Es ligero, y pese a que el metal pulido no es precisamente la mejor opción para conseguir agarre, lo cierto es que es lo suficientemente pequeño como para poder cogerlo con firmeza sin que se nos deslice hacia el desastre.

La pantalla es AMOLED y con resolución Full HD, lo que da una excelente cifra de 442 puntos por pulgada. El brillo es adecuado, aunque a veces el automático se le va un poco la pinza al cambiarlo, algo que puede llegar a ser muy molesto si estás jugando. La cámara tiene un sensor de 16 megapíxeles y apertura f/1.9, lo cual suena prometedor y lo es: aunque sufre como sufren todas las cámaras de móvil según nos quedamos sin luz lo cierto es que se maneja mejor de lo habitual. Y la aplicación de la cámara es tan completa que puede agobiar un poco si sólo queremos apuntar y disparar, pero que te permite hacer ajustes manuales, sacar panorámicas o hacer vídeos timelapse, entre otras muchas cosas. Eso sí, la cámara frontal, de 8 megapíxeles, no tiene flash, así que igual algún fanático de los selfis debería buscarse otro móvil.

En cuanto a las tripas, ZTE ha incluido un procesador Snapdragon 617, que es lo último de lo último justo debajo de la gama 800, unos generosos 3 GB de memoria RAM y los suficientes 32 GB de almacenamiento, que además pueden completarse con una tarjeta microSD de hasta 256 gigas, usando la ya casi estándar ranura de doble uso, que nos permite incluir o bien una SIM y la tarjeta de memoria o bien dos SIM. Incluye soporte NFC para pago con móvil, pero a cambio nos quedamos sin radio FM. A la hora de usar juegos, que es cuando notaremos la capacidad del procesador, veremos que maneja sin problemas Mortal Kombat o Real Racing, y donde quizá se note más que no estamos con el tope de la gama es a la hora de arrancarlos, donde sí se nota que es un poco más lento.

Viene con Android 6.0 Marshmallow de serie con la capa de personalización MiFavor. No es la peor que nos vamos a encontrar, pero sí tiene alguna cosa molesta, como la de tratar los iconos como si fueran pimientos de padrón, unos los deja tal cual y otros los engloba en un marco blanco enorme que reduce mucho el tamaño del icono en sí. Es un detalle que en concreto los iconos de esRadio y Libertad Digital, esas apps que toda persona decente tiene en su móvil, los deje tal cual, pero en general es un estúpido tiro en el pie. En fin, con lo bien que queda el Android original de serie. Entre las novedades que trae el software ZTE ha incluido un desbloqueo por voz que te obliga primero a pulsar en un icono antes de decir la contraseña, lo que lo hace un poco absurdo, y la posibilidad de ocultar los tres botones de Android de la pantalla para dejarla enteramente disponible para las aplicaciones.

Por su parte la batería, que suponía el mayor defecto del ZTE Blade V7 que analizamos hace unos meses, es de 2.705 mAh, que siguen siendo una cifra baja pero son 200 más que aquel. Y se nota. No es un móvil al que podamos exigir mucho y pretender que nos llegue al final del día, pero con un uso normal sí lo hace sin problemas. Parece que ZTE ha conseguido encontrar el truco para que las baterías les duren más de lo que podría parecer por su capacidad nominal. La carga se hace mediante un cable USB-C, que está imponiéndose gracias al detallito de ser simétrico, y el estándar Quick Charge 2.0, que nos permite alcanzar el 50% de la batería en poco más de media hora si lo teníamos completamente descargado, aunque ya llegar al 100% siempre les cuesta más.

Pero llegados a este punto, y pese a que parece claro que es un móvil bonito con una buena relación calidad precio, imagino que os estaréis preguntado por qué ha causado tanto asombro. Ya hemos repasado básicamente todo y no hay nada sorprendente. Y eso es porque la sorpresa está en algo en lo que nos fijamos demasiado cuando evaluamos un móvil: el sonido. Ya hemos visto que cuenta con dos bandas agujereadas para los altavoces frontales. Y si vemos la parte de atrás veremos otra marca además de ZTE: Dolby Atmos. Pero bueno, ya he tenido en mis manos algún móvil BQ que mostraba con orgullo su colaboración con Dolby y luego no era para tanto así que ¿realmente se nota eso? Pues no hay más que poner el vídeo de demostración de Dolby con el móvil enfrente y oiremos un sonido alto, claro y… envolvente. En un puñetero móvil. Lo que lo hace perfecto para escuchar música o ver vídeos y series. El único pero que se le puede hacer es que si lo queremos para eso, quizá nos merezca la pena desembolsar 150 euros más, 450 en total, por su hermano mayor con una pantalla más grande, de 5,5 pulgadas, y ya de paso 64 gigas, Snapdragon 820, una cámara mejor, una batería que dura como medio día más, etc.

Con los Axon 7 Mini parece que ZTE ha logrado ofrecernos un móvil bonito y equilibrado de gama media con una buena relación calidad precio pero que además tiene una característica, su magnífico sonido, que le permite hacerse notar entre la marabunta de dispositivos con los que tiene que competir. Nunca había tenido en mis orejas un móvil que suene mejor, y los que podrían hacerle frente en ese apartado (como el HTC 10 o el Vivo Xplay 5) son más caros. De modo que si estás buscando un móvil nuevo que ande por los 300 euros no harías mal en echarle un vistazo, y una oída, a este ZTE Axon 7 mini.