Llega la Navidad, para muchos que casi ponen el árbol en septiembre lleva tiempo aquí, y toca darse un capricho navideño en forma de cómic. Para ello no hay mejor elección que una historia con DNI español, concretamente el del guionista y dibujante José Luis Munuera, que nos trae de la mano de Astiberri la adaptación a las viñetas de un clásico de estas fechas, el Cuento de Navidad de Charles Dickens.
Antes de meternos de lleno en plena Navidad, apartado técnico de la obra: José Luis Munuera al guion, dibujo y entintado, cartoné tapa dura, 80 páginas, editorial Astiberri y un precio de 20 euros.
Vamos con la reseña
Lady Scrooge sin exageraciones
Vivimos en una época en la que muchas veces el postureo en cine, series, literatura y cómics roza los extremismos de los que precisamente quieren alejarse y por esa razón entiendo que mucha gente pueda pensar de forma precipitada que cambiarle el sexo al señor Ebenezer Scrooge forma parte de todo esto de lo que estoy hablando. Ni mucho menos. En este Cuento de Navidad de Munuera se ofrece una versión femenina de la historia principalmente por darle un enfoque diferente al que estamos acostumbrados. Eso sí, ese cambio de enfoque no fuerza ni mucho menos la historia buscando un postureo actual sino que le da un toque original cuyo giro final marca la diferencia con la mítica obra de Dickens.
Me centro primero en el guion que lógicamente mantiene la esencia de la historia original con la visita de los fantasmas del pasado, presente y futuro. Ahí cambian muy pocas cosas. Lady Scrooge recibe la visita de estos tres espíritus que van recorriendo su vida para darle la enseñanzas que todo el mundo conoce de esta historia. Básicamente el "no seas tan amargada" que le dedicaban al señor Scrooge originalmente. Eso sí, el final es lo que me parece destacable. Aquí no te van a convertir a la protagonista en una mártir que al final cambia del todo y se convierte, mágicamente, en una persona amable y dicharachera. Tampoco van a hacer que todos los personajes masculinos sean monstruos despiadados que destrozan su vida. Aquí Munuera trata a Lady Scrooge como al Señor Scrooge, es decir, como una persona amargada, cínica y llena de odio por la Navidad.
Dentro de la evolución de Lady Scrooge veremos que no se suaviza su carácter ni se buscan 1000 salidas alternativas para verla como una víctima. De hecho en situaciones sentimentales, por ejemplo, es ella la que decide no seguir el camino del amor y sí el de la ambición. ¿Se arrepiente luego de ello y vemos a una mujer arrepentida? No, ni mucho menos. Ella elige su camino, lo afronta y no se le echa la culpa ni a hombres ni a circunstancias. Son sus decisiones, vive con ellas y lo que hace al final es variar un poco su actitud, pero no su esencia. Repito, no nos vamos a encontrar con un postureo extremista y eso me gusta. Munuera refleja la fuerza de Scrooge y es una fuerza que sí tiene sentido en narrativa y desarrollo. De hecho, su forma de ser está tan definida que más que cambiar por lo que vive esa noche, lo que hace es retar a los espíritus, los cuales la amenazan con un futuro marcado por la muerte.
En cuanto al dibujo, Munuera nos hace un regalo de Navidad en toda regla. Os dejo varios ejemplo de viñetas maravillosas que te harán sentir que estás en época navideña aunque te leas este cómic un 15 de agosto en la playa y a 35 grados.
La belleza de las imágenes encandila en esta obra. Tenemos esa Londres gris, oscura, misteriosa, pero a la vez iluminada por la nieve. La figura de Scrooge paseando por las calles en un tono en el que parece que ella sale del dibujo mientras tú sigues viendo de fondo una pintura navideña espectacular. Los viajes con los fantasmas. La luminosidad de la gente que sí disfruta de la Navidad en contraste con la protagonista y su odio por la misma. Todo ello con un gran trabajo de dibujo y entintado de José Luis que, recuerdo, se merienda él solo este cómic desde la A hasta la Z. Guion, dibujo y entintado. Eso siempre es digno de mención.
Conclusión: un cómic perfecto para regalar en Navidad con una original forma de renovar el clásico de Dickens sin caer en el postureo fácil de muchas creaciones de este tipo. Un dibujo para disfrutar y una edición muy cuidada de Astiberri que, como siempre, demuestra ser una de las editoriales que más cariño pone en sus publicaciones.