Entre las miles de monedas en la historia monetaria española destaca el centén segoviano, una pieza que por sus especiales características (es la de mayor tamaño) y las escasas piezas que se acuñaron es la más valiosa.
La moneda, de oro, 75 milímetros de diámetro y algo más de 300 gramos de peso, tenía un valor de cien escudos. Las piezas fueron acuñadas el siglo XVII en el Real Ingenio de la Moneda de Segovia, que contaba con la maquinaria necesaria para producir monedas de estas dimensiones.
El Museo Arquelógico, que cuenta con una de ellas, explica que nacieron como "objeto de ostentación" tomando como ejemplo las grandes monedas de oro acuñadas bajo los Trastámaras y los Reyes Católicos, y nunca circularon. Eran entregadas por los Reyes a nobles para premiar o destacar su influencia.
Los centenes, delicadas obras de orfebrería, tienen acuñadas la cruz de Jerusalén y "el escudo grande con las armas de los territorios de la Monarquía Hispánica". Los primeros se acuñaron en 1609. Felipe IV encargó algunos centenes en 1623 para honrar la visita a España de Carlos, Príncipe de Gales
Convertidas en verdaderas joyas y símbolos de la época, se han conservado muy pocos ejemplares y en parte por ello, además de por sus extraordinarias características, se ha convertido en la moneda española más valorada.
Su valor ha ido creciendo en los últimos años: en 2009, la casa de subastas especializada en numismática Áureo y Calicó subastó dos de ellas y aunque en principio las valoró en dos millones de euros finalmente fueron vendidas por 800.000 euros y 500.000 euros.
¿Dónde encontrarlos?
Además del que conserva el Museo Arqueológico Nacional, hay otra en el Museo Casa de la Moneda mientras que la mayoría se encuentran en manos de particulares.