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Se abre la Villa Romana de la Estación en Antequera, con el mayor mosaico de la Península Ibérica

Con una inversión de 976.000 euros, el proyecto de rehabilitación ha sido posible gracias a la colaboración entre administraciones.

Se abre la Villa Romana de la Estación en Antequera, con el mayor mosaico de la Península Ibérica | Ayuntamiento de Antequera

La ciudad malagueña de Antequera ha celebrado la inauguración oficial de la Villa Romana de la Estación, uno de los conjuntos arqueológicos suburbanos más importantes de la Península Ibérica. El acto ha estado presidido por el alcalde de la localidad, Manuel Barón, acompañado por la consejera de Cultura de la Junta de Andalucía, Patricia del Pozo o el subdelegado del Gobierno de España en Málaga, Javier Salas.

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La villa, de carácter suburbano, fue una lujosa residencia aristocrática romano-bética, que combinó funciones residenciales, agropecuarias y de representación social. Estuvo en uso durante casi cuatro siglos, destacando por su elaborada arquitectura, refinados mosaicos, el más grande de la península Ibérica, refinados mármoles y elementos escultóricos de alto valor.

La consejera de Cultura, Patricia del Pozo, ha destacado la recuperación la excelencia de este enclave romano: "Lo que se ha conseguido aquí es trasladarnos sensorialmente a la época de la aristocracia romana de la Bética, y eso tiene un enorme valor cultural y educativo".

Descubierta hace un cuarto de siglo, se estima que hasta un 80% del yacimiento permanece aún por excavar, lo que convierte a esta villa en un inagotable foco de investigación y conocimiento sobre el pasado romano de la Vega de Antequera. Destacan sus grandes dimensiones, más de 20.000 metros cuadrados con tan sólo un 20% excavado, su compleja y elegante arquitectura en terraza, sus amplias zonas de recreo y representación, además de sus elementos decorativos y escenográficos.

Dos décadas de intervenciones

El proyecto de recuperación de la Villa Romana de la Estación culmina una intensa trayectoria de actuaciones que se iniciaron en 1998, cuando las obras de la circunvalación de Antequera sacaron a la luz parte del yacimiento. Desde entonces, y a lo largo de los años, se han sucedido diversas campañas de excavación, consolidación de estructuras y estudios técnicos impulsados por el Ayuntamiento de Antequera y la Junta de Andalucía, con hitos como el descubrimiento de la conocida "Venus de Antikaria" en 2001 o la restauración del mosaico de los erotes en 2002.

La actuación ejecutada entre 2019 y 2023 ha permitido recuperar, conservar y poner en uso parte del yacimiento mediante pasarelas accesibles, cubiertas protectoras, iluminación escénica e intervenciones de consolidación en mosaicos, termas y estructuras murarías. Todo ello, con un enfoque respetuoso e integrador con el paisaje que evoca el entorno original de la villa.

La Villa Romana de la Estación se incorpora al patrimonio visitable de Antequera como un enclave cultural de primer orden, reforzando a la ciudad como destino patrimonial, histórico y turístico.

Las visitas a la Villa Romana de la Estación se canalizarán a través de las oficinas del Museo de la Ciudad de Antequera, ofreciéndose visitas guiadas colectivas previa reserva en las dependencias del MVCA o vía telefónica.

Con una inversión de 976.000 euros, el proyecto de rehabilitación ha sido posible gracias a la colaboración varias administraciones. El Gobierno de España ha financiado el 75% del presupuesto (732.400 euros) a través del programa del 2% Cultural, mientras que el Ayuntamiento de Antequera ha sufragado el 25% restante, ascendiendo a 243.600 euros.

Bien de interés cultural

Entre los nombres propios ligados a la Villa Romana de la Estación destaca Licinia Logas, una de las mujeres más influyentes de la Antikaria romana, enterrada cerca del complejo familiar. Los Licinios levantaron la residencia hacia el año 250 y la habitaron durante generaciones hasta su abandono poco después del 500. Su conservación hasta nuestros días se debe a una serie de casualidades y a la labor de arqueólogos como Manuel Romero, que junto a su equipo ha impulsado su investigación durante décadas.

Los primeros indicios se remontan al siglo XIX, cuando Martín Ansón y Amador de los Ríos hallaron monedas, mármoles y teselas. Más tarde, Antonio García Bellido consiguió que la parcela quedara protegida, lo que permitió salvarla en 1998, cuando unas catas arqueológicas obligaron a modificar el trazado de una carretera. Desde 2006 está declarada Bien de Interés Cultural.

Situada junto a una antigua vía romana que conectaba con Málaga y Córdoba, la villa estaba estratégicamente ubicada: próxima al foro pero apartada del bullicio y separada de las instalaciones agropecuarias, a unos 300 metros. Esta disposición le otorgaba prestigio y comodidad, algo que se refleja en sus estructuras: un peristilo de dos alturas con columnas de mármol de El Torcal, un estanque de 180.000 litros con surtidores escultóricos —incluida una rara figura de hipopótamo—, un sistema de climatización natural aprovechando un manantial subterráneo y unas termas completas.

Entre los hallazgos más llamativos figuran 11 mosaicos, algunos con motivos singulares como el "nudo de Salomón" o la flor de loto, 33 teselas recubiertas de pan de oro, mármoles policromos de importación y piezas escultóricas como una Venus del siglo II o un busto de Nerón. También se han documentado monedas, bronces, restos marinos y una escultura de origen griego. Para proteger el conjunto, pérgolas cubren las estructuras y gran parte de las visitas estivales se realizan en horario nocturno para evitar el calor.

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