Alfonso Ussía, genio y melancolía
Ussía era un patriota de verdad y un genio con la melancolía de Jovellanos visto por Goya.
La primera vez que vi el nombre escrito de Alfonso fue en un viaje a Madrid, invitado por Encuentros con las Letras, para hablar de la revista Diwan que yo dirigía en Barcelona, y fue en un kiosko, donde se vendía "El cocodrilo Leopoldo", que yo no había visto nunca. La segunda, fue cuando entré en Antena 3 Radio, donde trabajaba Santiago Amón, su maestro, cuya trágica muerte nos unió mucho; y hubo una tercera muerte, inesperada, la de Antonio Herrero, que cerró nuestro capítulo de pérdidas. Para entonces, yo había entrado en ABC, donde la sección habitual de Opinión la componíamos Mingote, Campmany, Antonio Burgos, Alfonso y yo. Era un entorno divertido y muy exigente. Una vez nos dio a los cuatro por escribir en verso, y nos tuvieron que parar. Y en aquel ABC verdadero que dice Ansón, empecé a verlo casi todos los días, en El Cafetín de los artistas, donde bebíamos y nos reíamos como locos al cerrar el periódico.
Cuando, al morir Antonio, me tocó dirigir La Linterna y luego La Mañana en la COPE, mi obsesión era fichar a Alfonso. Sus personajes en El estado de la nación, con Luis del Olmo, eran lo mejor que había oído. Cuando salía el Doctor Gorroño, Jeremías Aguirre, el sandinista llorón, Ronaldo el gordo, o el entrenador que perdía siempre por goleada, pese al genial "ratón del área", al que no le dejaban desarrollar su talento, me reía antes de la primera sílaba. Un día lo echaron de la COPE, por cantar así la Navidad: "En el Portal de Belén / ya no tocan la zambomba, / porque le han puesto una bomba / unos hijos de Setién", y por fin, lo fiché.
Yo lo pasaba bomba, pero él se quejaba de que trabajaba mucho. Era cierto: traía el guion de sus personajes, pero yo lo prefería improvisando. Si le preguntaba algo a Jeremías Aguirre, era realmente el personaje el que hablaba. Decía, por ejemplo, "gracias millón". Y nos despepitábamos. Pero, un día, Alfonso desapareció. Yo había pedido la abdicación de Campechano por la corrupción, quizás fue por eso. El caso es que se largó. Y dos o tres años después, un día me lo encuentro y me dice:
-Federo, tengo que pedirte perdón. Irme sin avisar y sin explicación, no estuvo bien.
-Alfonso, olvídalo. No lo recuerdo.
- ¡Pero yo sí!
Total, que era imposible enfadarse con él.
Sobre genio de la radio, Alfonso es un escritor que no presume de serlo. Su Marqués de Sotoancho es inagotable. Y llamar Villa Meona a la casa nueva de Boyer y la Preysler, por sus trece baños, es el mejor mote del siglo XX. Otra vez le invité a un programa en Antena 3 TV, sobre la Plaza de Colón, y mirando a cámara, la mano en un pedrusco de Vaquero Turcios, dice, como en un velorio:
-Federo, por desgracia esto sólo tiene una solución: la Goma 2.
Ussía era un patriota de verdad y un genio con la melancolía de Jovellanos visto por Goya. Uno de los pocos personajes que son personas y que uno agradece a la vida haber encontrado tantas veces. ¡Y tan pocas!
Lo más popular
-
Federico Jiménez Losantos: 'Alfonso Ussía, genio y melancolía' -
Vídeo: Así fue la mítica entrevista a Alfonso Ussía en 'Es la Mañana de Federico' -
Muere Alfonso Ussía -
Una relación sentimental oculta podría ser el origen del suicidio pactado de las adolescentes de Jaén -
Una médico y sindicalista arruina el vídeo con el que Mónica García intentó desactivar las protestas: "¡Pero qué dice!"
Ver los comentarios Ocultar los comentarios