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La sala subterránea en la que Miguel Ángel se escondió del Papa

Es posible visitar en Florencia el sótano en el que se refugió el artista renacentista y pintó varios dibujos.

La cámara secreta de Miguel Ángel en Florencia | Archivo

Florencia es un festín para cualquier aficionado al arte y a la historia, cuna de artistas y de íntrigas políticas. A los lugares emblemáticos de obligada visita se sumó, hace apenas dos años, un sótano que esconde una de las historias más enigmáticas del Renacimiento. Se trata del sótano donde Miguel Ángel Buonarotti se escondió para huir de la amenaza del Vaticano.

Se halla bajo la Sacristía Nueva del Museo de las Capillas de los Médici y se descubrió en 1975 cuando el por entonces director de la institución, Paolo Dal Poggetto, encargó la limpieza y restauración de un angosto pasillo que daba a una pequeña sala usada como almacén de carbón hasta mediados de los 50 del siglo pasado. Apenas medía 10 metros de largo por 3 de ancho, con techo abovedado. En ese momento se hallaba inutilizada bajo una trampilla cubierta de muebles.

Miguel Ángel, por Daniele da Volterra

Tras analizar distintas evidencias, los restauradores confirmaron que ese había sido el lugar usado por el prior de San Lorenzo, Giovan Battista Figiovanni, para esconder a Miguel Ángel del papa Clemente VII, miembro de la dinastía de los Médici. El pontífice quería vengarse del artista por ponerse al servicio del gobierno civil cuando la poderosa familia había sido expulsada de la ciudad tras una revuelta popular. Los republicanos contaron con su habilidad como arquitecto para fortificar las murallas de la ciudad y el Papa no se lo perdonó. Su vida estaba en juego y tuvo que recluirse varios meses en el verano de 1530.

Lo más interesante de este sótano son los bocetos que, supuestamente, el artista pintó en sus paredes para hacer más soportable su encierro. Son varias figuras, trazadas con palos de madera carbonizados y sanguina, un pigmento de óxido de hierro. Se identifica, por ejemplo, el rostro de Laocoonte que posteriormente esculpiría. Otro esbozo recuerda a su famoso David. Estaban cubiertas de dos capas de yeso y, para algunos expertos, su autoría sigue siendo indeterminada.

Bocetos encontrados en la cámara.

Después de la caída de la República, Miguel Ángel obtuvo el perdón del papa Clemente VII y volvió a trabajar libremente en Florencia hasta que, en 1534, se marchó definitivamente a Roma para, entre otros trabajos, realizar los frescos de la Capilla Sixtina.

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