
Probablemente ninguna marca ha tenido la influencia en la fotografía – quizá con la excepción de Kódak– y desde luego en el fotoperiodismo, que ha tenido Leica desde que en 1925 se lanzara al mercado el primer modelo creado por el genial Oscar Barnack. Desde entonces, a través de todo tipo de vicisitudes y de cambios tecnológicos revolucionarios, Leica se ha mantenido como un referente, creando un segmento propio de usuarios dispuestos a pagar por máquinas que hacen excelentes fotografías, pero que además que son algo más que cámaras.
La cámara Leica supuso toda una revovolución, tal y como el principal propietario de la compañía, Andreas Kaufmann, explicaba a los periodistas reunidos en la presentación de la exposición Leica. Un siglo de fotografía, hasta entonces hacer fotos con un cierto nivel de calidad era un proceso complejo, complicado y que, normalmente, requería acarrear un equipo pesado e incómodo.
Sin embargo, la cámara de Barnack, la mítica Leica 1, pesaba poco más de 400 gramos y usando la película que hasta entonces se usaba para el cine –pero girándola para que pasase en horizontal en lugar de en vertical– estableció un nuevo estándar que cien años después se mantiene: la cámaras digitales de formato completo tienen sensores de 36 milímetros de ancho por 24 de alto, el mismo tamaño que el negativo resultante de cada disparo con una Leica 1.
El éxito fue prácticamente inmediato y la nómina de fotógrafos y fotorreporteros que usó las pequeñas pero muy resistentes cámaras alemanas es estelar: desde Cartier-Bresson hasta Robert Kapa, pasado por Alberto Korda, Sebastião Salgado, Steve McCurry o Joel Meyerovitz.
Es decir, buena parte de lo mejor de lo mejor de la historia de la fotografía que ahora llegan a Madrid en una recopilación de cerca de 200 obras que se podrán disfrutar hasta el 11 de enero de 2026 y, además, de forma gratuita.
"Imágenes que cuenten una historia"
"No sólo queríamos mostrar las fotografías más famosas e icónicas, sino también momentos personales, sorprendentes y llenos de intimidad. Nuestra selección no es estrictamente cronológica, sino que sigue un hilo emocional. Buscamos imágenes que cuenten una historia, que hagan tangible la magia de la mirada Leica, a través de décadas, géneros y puntos de vista. La cámara Leica es una herramienta, sí, pero son las personas que hay detrás de ella las que dan forma al momento. Por eso nos centramos en la voz visual única de cada fotógrafo", explica Karin Rehn-Kaufmann, comisaria de la exposición.
La selección cuenta también con imágenes de algunos de los más grandes fotógrafos españoles del siglo XX como Ramon Massats, Agustín Centelles, Ricard Terré, Alberto Garcia-Alix o Koldo Chamorro, entre otros.
Además, la muestra ofrece diverso material audiovisual y una pequeña pero deliciosa colección de modelos de Leica de todas las épocas, para deleite y, en la mayoría de los casos, pequeño ataque de envidia de los aficionados.
En suma, una exposición de altísima calidad que no sólo es imprescindible para los amantes de la fotografía, sino que es una cita obligada para todo el que quiera descubrir cómo esas imágenes estáticas, muchas de ellas en blanco y negro, forman uno de los mejores registros posibles de cómo se ha vivido y qué ha ocurrido en los últimos cien años.

