Samaritan, o la intentona de Sylvester Stallone en el cine de superhéroes, es una de esas películas simpáticas más por sus intenciones que por sus resultados. Los fans del protagonista de Rambo, no obstante, salivarán con la evidente identificación del actor con su personaje de Joe, un anciano anónimo a quien un niño señala como Samaritan, un superhéroe desaparecido que dejó la ciudad huérfana de héroes tras un combate colosal.
Stallone domina la película sin necesidad de pronunciar demasiadas frases. Su lenguaje corporal y el paso evidente de los años se amoldan perfectamente a la idea de un Dios caído reconvertido en obrero que intenta transmitir el largometraje de Julius Avery, que en su anterior Overlord fusionó con algo más de energía los postulados de la serie B con las necesidades del relato de acción contemporáneo.
Efectivamente, Samaritan no es una epopeya de Zack Snyder sino un film que, pese a presentar un relato legendario, habla en clave de una relativamente modesta serie B. A lo mejor por eso a la película le pesa, quizá, no presentar ninguna escena de acción genuinamente interesante hasta su media hora final. Pero todo en ella se lee como una relectura de Stallone de su propia carrera, con su personaje remendando el papel de Rocky Balboa en clave de relato de superhéroes independiente. En ese sentido, Samaritan funciona de una manera extremadamente decente y con detalles conmovedores y afortunados: la voluntad de Joe, alias Samaritan, de arreglar pequeños aparatos y la recontextualización que se hace de este rasgo al final de la película dan la medida de ello.
Pero el argumento daba para más, una fusión de lo viejo y lo nuevo en el cine de acción norteamericano que la película de Avery malgasta en parte. Hay, en concreto, un flashback que se va construyendo hasta un "plot twist" final que solo funciona parcialmente, en tanto resulta algo previsible y a la vez quita algo de energía a ciertas secciones de la película. Stallone, no obstante, juega fenomenal el partido, despliega buena química con el niño Javon 'Wanna' Walton (¿un guiño a El último gran héroe, una de las buenas películas de su compadre Schwarzenegger?) y consigue mantener el pabellón de la película, como también la atmósfera urbana absolutamente degradada y decadente que Avery, aquí sí, consigue impregnar al film.
Samaritan, obra simpática y sin pretensiones, es un retelling de Rocky que tiene la buena idea de trasladar la marginalidad de aquel al ámbito de los superhéroes. Una demostración de la inteligencia de su estrella principal arruinada en parte por un guion poco ambicioso, pero que gracias a la estoicidad de Stallone demuestra cómo los verdaderos mitos sobreviven, aunque sea escondidos y en condiciones precarias, al margen de fraudes, imitaciones y maniobras industriales nostálgicas.
Samaritan se estrena en Prime Vídeo el viernes 26 de agosto.