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'Five Nights at Freddy's', el fenómeno social que está llenando las salas de cine

Five Nights at Freddy's es una película de terror que ha cosechado un fenomenal éxito en su estreno mundial.

Five Nights at Freddy's es una película de terror que ha cosechado un fenomenal éxito en su estreno mundial.
Five nights at Freddy's | Universal

El absolutamente asombroso éxito de taquilla de esta Five nights at Freddy’s atestigua algo que incluso a los ejecutivos de Hollywood, aquellos que deciden qué se hace y qué no, se les está escapando. Solo en su primer fin de semana, la película de terror de la productora Blumhouse recaudó 78 millones de dólares (sobre un escueto presupuesto de 20) en la taquilla americana, sumando un total de 120 en la taquilla internacional y todo ello a pesar de su estreno simultáneo en streaming a través de la plataforma Peacock. Es decir, a estar disponible en casa el mismo día de su estreno en salas.

Una película absolutamente rentable que ha conectado con una gigantesca base de fans y que han visto en Five nights at Freddy’s, basada por otro lado en una saga de videojuegos independientes, todo aquello que recientes y costosos espectáculos no les han proporcionado. Y que, por cierto, podría cambiar definitivamente -en vista al similar éxito de Super Mario Bros- la concepción de películas basadas en videojuegos en la industria cultural.

Eso son las cifras objetivas, aunque la historia de este parque de atracciones abandonado y lo que el nuevo vigilante nocturno que descubre allí deje algo que desear en algunos aspectos. La película de Emma Tammi hace algo muy bien: recuperar, sin recurrir a los guiños o al remozado de viejas franquicias, a ese concepto de terror más o menos autorizado para todos los públicos (pese a algunos de los asesinatos que pueblan la película) que caracterizaba películas tan dispares como La Puerta, Gremlins o Una pandilla alucinante. Hay una ironía conceptual en ese parque abandonado de los 80 que alberga en su interior figuras mitificadas dignas del fantaterror de aquellos años que, ciertamente, le otorga un sentido, una validez cultural a la película.

El problema, sin embargo, es cómo está contado. La realización de Tammi es más bien rutinaria, carece del encanto o "sense of wonder" de realizadores del pasado como Joe Dante, y -por continuar abusando de anglicismos- da la impresión de que el "lore" o mitología del videojuego ha acabado confundiendo a los guionistas, entre los que se encuentran por cierto sus propios creadores. Hay mucho revoltijo narrativo en una historia asombrosamente simple que, no obstante, resulta estimulante al introducir obsesiones y sueños recurrentes y una caracterización de los personajes por encima de la media en su género. De nuevo, una paradoja: estamos ante una película dirigida a unas nuevas generaciones a las que no les importa el conflicto de las anteriores, enredadas ahora en un pasado (cinematográfico) que ya no es y que se resisten a dejar marchar, y eso parece incorporarse a la propia vivencia de sus protagonistas en clave pesadillesca.

Son contrariedades que al público de Five Nights at Freddy’s, en todo caso, le dan absolutamente igual. Pese a su escaso alcance terrorífico y esa ironía soterrada (que la directora no sabe ni parece querer explotar), la película tiene una banda sonora de The Newton Brothers que funciona, una voluntariosa interpretación de Josh Hutcherson y un afán de revestir de sustancia el argumento convencional que la sostiene. El que la película esté tan absolutamente mal contada, que su melodrama entorpezca su sustancia sobrenatural en vez de alimentarla, es un asunto grave, pero atendiendo a los resultados, ha resultado casi anecdótico.

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