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'Wish. El Poder de los Deseos', el infravalorado clásico Disney que homenajea sus 100 años

Wish es una infravalorada fábula Disney basada en material original.

Wish es una infravalorada fábula Disney basada en material original.
Wish. El poder de los deseos | Walt Disney

Wish. El Poder de los Deseos cumple una doble función. Por un lado, supone el casi reglamentario estreno animado de Walt Disney de cara a Acción de Gracias y la temporada navideña. Y por otro, es el clásico de dibujos (digitales) creado para autohomenajearse con motivo del centenario de la legendaria productora. La aventura llega, sin embargo, con unas previsiones de taquilla un tanto desilusionantes. A eso hay que sumar la tibia recepción con la que los críticos han recibido el filme. Y es una pena, porque la película de Chris Buck y Fawn Veerasunthorn, que en ningún momento oculta su voluntad clásica, alberga más virtudes de las señaladas.

Inspirada en lugares de la geografía española (el reino de Rosas donde vive la protagonista, Asha, tiene reminiscencias andaluzas), y parapetada tras el aspecto de una típica aventura en un reino mágico, Wish no deja de ser una fábula sobre una dictadura encubierta, la dictadura de lo cuqui, en la que el rey Magnífico se apropia de los deseos de los habitantes para, presuntamente, protegerlos de peligros ajenos. Un tirano narcisista enmascarado en buenas apariencias que, aunque sea involuntariamente, se parece misteriosamente, tanto en prodigioso físico y mediocre discurso, a muchos políticos patrios reelectos contemporáneos de esos que aseguran que serás más feliz no teniendo nada. Magnífico es, en todo caso y por derecho propio, uno de los villanos más completos y mejor telegrafiados del Disney reciente, que presenta aquí una película que parece un revulsivo de discursos fílmicos recientes anclados en lo políticamente correcto de los que tampoco tiene por qué desmarcarse del todo.

La heroína "española" de Wish es, por eso, una princesa que no necesita ser princesa, pero la película no presume de su modernidad a la hora de retratar un mundo mágico tradicional. El filme homenajea a películas anteriores con motivo del centenario del estudio, y esa necesidad de preñar el argumento de ciertos guiños internos, de recurrir a sus tropos clásicos como animales parlantes, se balancea con cierta ironía pero sin pretenciosidad revisionista. Ese equilibrio y lo anteriormente mentado son las grandes virtudes de una película que no decepciona, que aporta lo que siempre han aportado las películas de dibujos Disney (vanguardismo técnico y clasicismo narrativo) y que incluso parece corregir el rumbo de algunos vicios e imposturas a la vez que cumple de sobras con los nuevos estereotipos de representación. Sin rozar siquiera la magnificencia de sus clásicos, Wish se revela de todas formas como una sorpresa positiva.

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