Mel Gibson supera expectativas pese a los esfuerzos por enterrar su imagen. El actor, en su faceta de director, ha obtenido el número uno en la taquilla estadounidense con su última película, Amenaza en el aire, un thriller ubicado en un avión secuestrado por un villano interpretado por Mark Wahlberg.
Flight Risk, que así se titula en versión original (a España llegará el próximo 28 de febrero) ha sido masacrada por la crítica, con muchos periodistas recordando la vinculación de Mel Gibson al presidente electo Donald Trump en las últimas semanas. El australiano incluso ha llegado a ser nombrado embajador de Hollywood en el extranjero, aumentando si cabe la ira de parte de la comunidad demócrata en la meca del cine.
Nada ha impedido que el thriller se alce con el número uno en taquilla en la semana de su estreno, superando incluso las expectativas del estudio. 12 millones de dólares en un fin de semana puede antojarse una cifra modesta, pero está en la línea de otros estrenos del mes de enero y resulta adecuada para el limitado presupuesto de la película, calculado en poco más de 20 millones.
Gibson rompe así su racha alejado de los primeros puestos de la taquilla desde Apocalypto en 2006. Ahora el director tiene las miras puestas en la secuela de La Pasión de Cristo, dedicada a la resurrección, con vistas a un estreno el año que viene, así como en una secuela de Arma Letal que protagonizará y dirigirá, heredada de su buen amigo el fallecido director Richard Donner.
Gibson ha aparecido en medios recientemente debido a su polémica entrevista con el podccaster Joe Rogan y sus palabras críticas contra el gobierno de California debido a la mala gestión de los terribles incendios que han asolado el estado, en los que Gibson ha perdido su casa y propiedades.
La crítica, en todo caso, se ha cebado co la obra, calificándola con apenas un 21% de aprobación en el agregado Rotten Tomatoes.