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Nadie soportaba a Val Kilmer, pero él tenía un secretillo: era muy bueno

Recordamos la figura del tristemente desaparecido Val Kilmer, fallecido a los 65 años tras una larga enfermedad.

Recordamos la figura del tristemente desaparecido Val Kilmer, fallecido a los 65 años tras una larga enfermedad.
Cordon Press

Val Kilmer arrastraba la fama de ser insoportable, y un buen puñado de sucesos más o menos reales (qué mas da si no estás implicado) lo atestiguan. Pero cuando tenía que estar, cuando realmente Val tenía que estar, Val estaba. Al final, quizá todo era un asunto de motivación o falta de ella, no de creerse una estrella. Si el proyecto acusaba las dificultades de La isla del dr. Moreau, con cambio de director y ego de Marlon Brando incluido, quizá algún operador de cámara acabase con una quemadura de cigarrillo en la cara. Pero apenas un año antes de aquel aquelarre, Kilmer estuvo a punto de robarles una película de tres horas a Robert De Niro y Al Pacino, o Bob y Al, sin que ningún incidente saltase a la palestra.

El alumno más joven en entrar en la Escuela Julliard tenía ambiciones artísticas, tal y como relata el documental Val, de 2021 y disponible por cierto en Filmin. Esas eran las razones de su habitualmente irascible temperamento, que provocó todo tipo de incidentes con Joel Schumacher en Batman Forever (el actor no repitió en la secuela y fue sustituido por George Clooney) e incluso los Zucker-Abrahams-Zucker en el rodaje de la mítica Top Secret.

Centrémonos en esta última, la única de las "como puedas" que en España no se tituló "como puedas"; una comedia absurda concebida por los ZAZ como un homenaje a las películas bélicas y de surferos de los cincuenta en la que Kilmer no se sintió, para variar, particularmente a gusto. El resultado en pantalla es, sin embargo, memorable, con Kilmer interpretando a un acartonado sosías de Elvis, Nick Rivers, metido en una aventura francesa resuelta con el ingenio visual de los ZAZ en sus mejores años. Lo equivocado de todo contribuye al disparate, porque disparate era lo que estaban filmando el también recientemente desaparecido Jim Abrahams: un homenaje al cine donde los gags se fabrican visualmente y los diálogos se basan en juegos de palabras imposibles.

Calificar a Kilmer de juguete roto es como poco aventurado. El actor nunca se consideró a sí mismo eso, un juguete, y su mal genio y rebeldía probablemente injustificada parte de un lugar completamente distinto. Con el tiempo, eso sí, cada vez menos personas se aventuraban a trabajar con Kilmer dentro de la industria. En Heat era el tercer nombre, por detrás de De Niro y Pacino, cuya sola presencia probablemente redujo el componente de ego del entorno a un kilómetro a la redonda. Pero Kilmer no se deshizo en el largometraje, formando parte fundamental de ese memorable tiroteo donde el dominio de las armas en cámara del actor seguiría sorprendiendo a un marine. El final del film, o al menos el protagonizado por Kilmer y su esposa ficcional, Ashley Judd, de una sutileza arrebatadora: la muerte de Neil McCauley no resulta tan conmovedora como el destino final de una pareja llamada a entenderse en el delito y la enfermedad, resuelta por cierto con un leve y sutil gesto de manos. Había humildad en Kilmer, como lo demuestra esta respuesta en redes sociales a mano del actor mismo.

La prueba de que Kilmer, guaperas con vis cómica pero también pronunciado lado oscuro, era querido por aquellos que saben fue su emotiva despedida del cine en Top Gun. Maverick, milagro fílmico de 1.500 millones de recaudación mundial que demostró que la adecuada combinación de clase y nostalgia podía devolver a la gente a los cines tras la pandemia. Maverick y Ice Man siempre iban a ser pilotos de combate, pero llegaba el momento de dejarse marchar. Al margen de los exabruptos, es reconfortante saber que al final lo que queda de ti es tu trabajo.

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