Amenábar fantasea con un Cervantes homosexual y el experto que asesoró su película lo rebate: "No hay base histórica"
La nueva película de Amenábar insinúa que Cervantes era gay, pero expertos como el biógrafo José Manuel Lucía lo desmienten con hechos históricos.
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La figura de Miguel de Cervantes ha vuelto al foco mediático por motivos bien distintos a su genio literario. La nueva película El Cautivo, dirigida por Alejandro Amenábar, ha abierto el debate sobre la "supuesta homosexualidad" del autor de El Quijote, una hipótesis sin base documental que ha generado críticas desde sectores académicos e historiográficos.
José Manuel Lucía Megías, biógrafo de Cervantes y catedrático de la Universidad Complutense de Madrid, ha explicado los detalles en esRadio, durante el programa En Casa de Herrero.
La polémica nace a raíz del enfoque del director Alejandro Amenábar en su película El Cautivo, que dramatiza los años que Cervantes pasó preso en Argel (1575-1580). En la película, el personaje de Cervantes, interpretado por Julio Peña, entabla una relación ambigua con su captor, Hassan Bajá, lo que ha sido interpretado por algunos como una insinuación de una relación amorosa entre ambos.
Amenábar ha declarado que una de las hipótesis que más le interesó explorar fue la posible relación afectiva entre Cervantes y su captor, ya que —según él— "muchos espectadores han creído que Cervantes era homosexual y otros consideraban que se dejó querer para sobrevivir". El director también reconoció que, como creador homosexual, se sentía conectado con esa interpretación del personaje. "Desde un punto de vista de la dramaturgia era más interesante", explicó.
Según Lucía Megías: "Amenábar es un artista, no un historiador. Tiene derecho a plantear su visión del mundo a través de la ficción, pero no podemos presentar como certeza lo que no pasa de ser una conjetura".
La vida del verdadero Cervantes
Frente a estas licencias narrativas, los expertos recuerdan que la vida de Cervantes, ya de por sí extraordinaria, no necesita de ficciones añadidas para resultar apasionante. José Manuel Lucía destaca que Cervantes fue soldado, participó en la batalla de Lepanto donde quedó herido en la mano izquierda —motivo por el que se le conoce como "el manco de Lepanto"— y fue capturado por piratas en 1575, cuando regresaba a España desde Italia.
El barco en el que viajaba fue interceptado por corsarios berberiscos, que, al encontrar cartas de recomendación entre sus pertenencias, supusieron que se trataba de un noble con posibilidades de ser rescatado. Fue así como pasó casi cinco años como cautivo en Argel. Durante ese tiempo, Cervantes intentó fugarse hasta en cuatro ocasiones, pero todas ellas fracasaron.
Sobre su tiempo en Argel, el profesor Lucía señala que Cervantes no estuvo preso en una celda ni fue un esclavo común. "Era un cautivo de rescate, un hombre grave", explica, es decir, alguien por quien se pedía una alta suma de dinero a cambio de su liberación. Por eso no se le podía arriesgar con trabajos forzados ni encierros duros, ya que su vida tenía un valor económico importante.
Vivía en los llamados baños, una especie de residencia vigilada, pero con cierta movilidad, hasta que finalmente, en septiembre de 1580, fue liberado gracias al pago de 500 ducados de oro —una suma equivalente a unos 20.000 euros actuales— reunidos por su madre, sus hermanas (que renunciaron a sus dotes matrimoniales) y el fraile trinitario Juan Gil.
¿Cervantes gay?
En ningún momento de su obra ni en los documentos contemporáneos hay indicios que permitan afirmar que Cervantes mantuviera una relación con su captor ni que fuera homosexual. Como ha dicho José Manuel Lucía: "Cervantes contó lo que quería contar, sobre todo para conseguir un puesto en la corte. Su relato es heroico, ejemplar… pero también tiene mucho de currículum".
La especulación sobre la supuesta homosexualidad de Cervantes no es nueva. Como recuerda Lucía, se trata de un mito que comienza a circular en los años 80, en el contexto de una reinterpretación crítica de figuras históricas, y que se alimenta de lecturas parciales, teorías marginales y una escasez real de datos sobre la vida íntima del escritor.
"No tenemos ninguna prueba concluyente, documental, ni siquiera indicios sólidos que permitan afirmar que Cervantes fue homosexual. Es una construcción, como tantas otras que se han hecho con él", sostiene el experto.
Según Lucía, el origen de este mito podría estar en una enemistad documentada entre Cervantes y otro cautivo en Argel, Juan Blanco de Paz, quien podría haber difundido rumores infundados como forma de difamación personal.
Amenábar, sin embargo, justifica su enfoque como una interpretación artística más que una afirmación histórica, argumentando que hoy vivimos en una "realidad mucho más fluida".
Sin embargo, Lucía defiende su independencia: "Cuando trabajé con Alejandro, le pedí leer el guion completo antes de aceptar. Lo hice y me gustó. Me parece que Amenábar y Cervantes comparten algo: ambos juegan con la ficción y la realidad. Pero una cosa es el arte y otra la historia".
También ha sentenciado que "Cervantes vivió en el siglo XVI. No podemos analizar su sexualidad —ni la de nadie— con los ojos del siglo XXI. En aquella época la homosexualidad estaba penada y perseguida".
Más allá de la controversia, Lucía Megías celebra que, por primera vez, un director haya llevado al cine la figura de Cervantes: "Es histórico. Nunca se había hecho una película a esta escala sobre nuestro mayor embajador cultural. Ojalá sirva para que muchos descubran su obra".
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