Colabora

La crisis alimentaria en Cuba: 60 años de racionamiento y restricciones

En 1962, la dictadura instaura la libreta de abastecimiento para controlar la venta de alimentos. El resultado: escasez, mala calidad y altos precios.

Bodega que despacha productos de 'la libreta' en La Habana. | Flickr/Borja García de Sola

La crisis alimentaria hace estragos entre la población cubana. Una situación que poco tiene que ver con la que ha provocado en otras partes del planeta la invasión de Ucrania ordenada por el presidente ruso, Vladimir Putin, el pasado 24 de febrero. En la isla caribeña, el asunto viene de largo. El régimen comunista culpa a EEUU, su excusa para todo. Pero ni el desabastecimiento ni la miseria en la que viven los cubanos es consecuencia del desgastado argumento del "embargo" estadounidense.

De hecho, los alimentos y las medicinas están exentos del bloqueo desde que se aprobó la Ley de Reforma de Sanciones Comerciales y Mejora de Exportaciones (TSREEA, por sus siglas en inglés) de 2000. Tanto es así que EEUU es el principal proveedor de pollo de Cuba, por ejemplo. Así lo demuestran distintos estudios de mercado, como el realizado por el ICEX (dependiente del Ministerio de Industria y Comercio español), y también los datos publicados por la Organización Mundial del Consumo (OMC).

Éstas son algunas de las cosas que el Gobierno cubano no cuenta. La dictadura evita en lo posible que vean la luz datos que pongan en cuestión su gestión o el polivalente discurso del "embargo". Sin embargo, los propios cubanos son testigos que en las tiendas de MLC -un invento de la dictadura que explicaremos más adelante- se encuentran productos procedentes de Estados Unidos.

De todo ello hemos hablado con el sociólogo y economista cubano Ángel Marcelo Rodríguez Pita, colaborador habitual del Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH) desde La Habana, quien nos advierte de que -antes de empezar a desgranar estos asuntos- nos tendremos que desprender de las gafas con las que miramos los europeos. Lo que ocurre en la isla caribeña puede llegar a ser realmente incomprensible, desde nuestra óptica.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que hablamos de un país en el que prácticamente no hay sector privado, ni tejido empresarial. Y, el que hay, depende totalmente del Gobierno, que mete la mano y el cazo en todo. El control lo tienen los generales castristas y el Partido Comunista, cuyo único objetivo es aumentar sus beneficios. No hay más que ver el rocambolesco entramado que han montado para llevarse un trozo de cada pastel.

'El Caballo': "Para sobrevivir en Cuba la gente tiene que convertirse en delincuente"

Quizás el método más sencillo para comprender de qué estamos hablando es intentar meternos en la piel de un cubano para acompañarle a hacer la compra. Algo -para nosotros- sencillo y cotidiano pero que para ellos puede llegar a ser una auténtica odisea. Lo normal sería pensar que -como nosotros- pueden ir a cualquier comercio y pagar con su moneda, el peso cubano. Pero en el paraíso comunista todo es mucho más complicado.

En su sistema, por llamarlo de alguna manera, intervienen: las libretas de abastecimiento (cartillas de racionamiento); la moneda nacional (peso cubano, CUP) y la moneda libremente convertible (CUC); las tiendas recaudadoras de divisas (ahora euros, antes también dólares), que además ahora en su mayoría sólo admiten el pago con una especie de moneda virtual llamada MLC; y el mercado informal (mercado negro), al que no tienen más remedio que recurrir para poder sobrevivir.

La realidad es que los cubanos se ven abocados a negociar y trapichear a espaldas del régimen comunista para salir adelante. Los salarios (que les paga el Gobierno, porque la mayoría trabaja para el Estado) son muy bajos y -al mismo tiempo- los precios están demasiado altos. "Si tú ganas 3.500 pesos, cómo vas comprar un cartón de huevos de 600 pesos", exclama Ángel Marcelo. Es obvio que las cuentas no salen. Pero empecemos por el principio.

El funcionamiento de la ‘libreta’

Al cubano le pertenece una ‘libreta de abastecimiento’ desde que nace. Pero -no nos equivoquemos- no es una canastilla con obsequios para el bebé, ni le otorga ningún derecho a lo largo de su vida. "La libreta" (como ellos la llaman) no garantiza el acceso a los alimentos incluidos en esa lista, ni -mucho menos- se obtienen de manera gratuita. Viene a ser lo que en España conocemos como cartilla de racionamiento.

El documento recoge los productos que el régimen comunista considera que deben formar parte de la cesta de alimentos básicos de cualquier familia, a precios supuestamente subvencionados por el Gobierno. Al menos, así se vendió cuando se instauró. Pero la realidad es que solo sirve para limitar y restringir lo que los cubanos pueden comprar.

Ángel Marcelo lo explica así: "la libreta establece lo que cada persona tiene acceso a consumir". Y esto es del todo "insuficiente". Mensualmente, no pueden adquirir más de "7 libras (cerca de 3,5 kg) de arroz, 3 libras (1,5 kg) de azúcar blanca o 1 libra (no llega a medio kilo) de azúcar parda". Pero es que "de granos, que pueden ser chícharos o frijoles" el máximo son 11 onzas (alrededor de 300gr) por persona, "que no es nada". "Y de aceite, por ejemplo, media libra (no llega a 250ml) por persona y en meses alternos, un mes tienes y al siguiente no".

La libreta de abastecimiento sirve para el control de la venta de alimentos, como reza en la tapa.

Por otra parte, durante la pandemia el gobierno creó "el módulo de aseo". Mensualmente, les permiten comprar dos o tres pastillas de jabón de baño por familia y un jabón de lavar por núcleo. Y cada tres meses, pueden adquirir una pasta dental por núcleo y un poco -no llega a ser un litro- de detergente líquido. Esos productos, aunque escasos y de mala calidad, los cubanos han de pagarlos "a unos precios que se han ido liberando".

Ni subsidia ni abastece

"El Gobierno camina hacia la eliminación de esos subsidios", indica Ángel Marcelo. Y lo hace en el peor de los momentos. Los precios actuales no guardan relación o proporción con el sueldo medio de un cubano, que no llega a los 30 dólares al mes. De manera que la mayoría de la población no puede comprar ni lo más básico. "La gente no vive decorosamente, las condiciones son muy precarias", advierte, "los precios de Cuba son los de Europa".

Todo es un despropósito. Si hablamos de pollo el límite es media libra (250gr) mensual, pero es que si miramos otros productos como el embutido "están en dependencia esporádicamente, es decir que puede ser que lo cojas en el año o puede ser que no". Y hay muchas excepciones. Los huevos, por ejemplo, los limitan a 10 unidades al mes. Eso sí, te corresponde sólo si vives en la ciudad. La gente del campo no puede comprarlos, el régimen comunista así lo ha establecido al entender que pueden tener acceso a ellos de otra manera.

"Si tú vives en una zona rural, vamos a pensar en un poblado de la provincia de Santiago de Cuba, aunque estés en un sitio donde tú no ves una gallina -vives en un edificio y no tienes patio ni nada-, pero si el Estado considera que es una zona donde tú puedes tener animales, entonces no te dan (venden) los diez huevos, ni tampoco el pollo". Algo muy habitual en la periferia de La Habana, explica el economista.

La leche escasea y no se puede comprar, aunque aparezca en 'la libreta'.

Por otra parte, el listado de la libreta incluye un gran número de productos "que no hay" en las bodegas. "Y no es de ahora", destaca Ángel Marcelo, "desde que yo nací (1989) no vienen, nunca los he visto". Aún así -metiendo productos que ni están ni se les espera- la cartilla va menguando. "Antes incluía pescado y ya tampoco, se va haciendo más chiquitica".

Mecanismos para recaudar divisas

Una vez superado "el primer paso" para hacer la compra en Cuba, acudir a "la bodega" (los establecimientos que venden los productos de la libreta de abastecimiento), habría que recurrir "a otro tipo de mecanismos" para adquirir lo que necesitamos, empezando por las tiendas recaudadoras de divisas (dólares), en las que hasta hace muy poco se pagaba con CUC. Detengámonos aquí.

Durante muchos años, en Cuba convivieron el CUP (peso cubano) y el CUC (peso cubano convertible), que empezó a circular en 1994 y era "una moneda que tenía a la misma convertibilidad del dólar" (equivalente a la moneda estadounidense). En sus primeros años se cambiaba por 30 pesos y en los últimos a razón de 24. Y era lo que se utilizaba para pagar en estas tiendas.

No obstante, el CUP desapareció el 1 de enero de 2021 por decisión del actual presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, supuestamente para revalorizar el peso cubano. Algo que se venía gestando desde 2013 y que vino precedido de la erradicación del dólar en la isla, en 2004. Ahora el régimen sólo quiere euros y la gente se las tiene que ingeniar para conseguirlos.

El proceso, que arrancó el año pasado, se suponía que debía ir acompañado de una progresiva y proporcional subida de precios y salarios, pero -entre otras cosas, por la pandemia- se ha descompasado y los primeros han subido más que los segundos. "La tarea de ordenamiento fracasó", sentencia Ángel Marcelo.

El sistema nunca fue bueno, pero ahora es aún peor. Veamos la evolución:

El invento de la MLC no es más que una nueva manera de canalizar el dinero que llega de las remesas, y que complica -aún más si cabe- la situación del cubano de a pie, que ahora depende "no solo de tener quien le envíe las remesas, si no de que además lo haga en euros". Lo mismo ocurre con sus ahorros, "si tú tienes dólares el estado te dice -cuando tú vas al banco a depositarlos en la tarjeta- que no recoge dólares".

Bodega de distribución de alimentos de la libreta de racionamiento en Cuba.


El crecimiento del mercado informal

Esta situación no ha hecho más que alimentar al mercado informal como ellos lo llaman. Es una pescadilla que se muerde la cola. Hay cubanos que no pueden acceder a la MLC, porque no tienen euros -de ahorros o remesas- para conseguirla. Así que el mercado negro les ofrece los productos en moneda nacional o incluso la posibilidad de cambiar, pesos por euros (a razón de 130 pesos el euro) e incluso pesos por dólares (que se ha convertido en moneda de ahorro para los quieren emigrar, y a la pagan a entre 115 y 118 pesos).

Asimismo, el cambio de pesos a MLC se ha puesto por las nubes. "Cuando empieza la tarea ordenamiento está a veinticinco pesos cubanos el CUC (al que sustituyó el MLC)" y "pasado el 2021 y el primer trimestre de 2022, el MLC está a razón de 120 pesos cubanos, cinco veces ha aumentado su valor".

Gráfico de Ángel Marcelo Rodríguez Pita para Cuba Humanista.

En consecuencia, "hay personas que se dedican a hacer largas colas en las tiendas de moneda nacional de alimentos, que se tiran dos días durmiendo fuera de esas tiendas, para comprar y luego venderlo". Según nos cuenta Ángel Marcelo, los cubanos superan las restricciones impuestas por el régimen comunista con todo tipo de triquiñuelas. Se supone que la misma persona no puede comprar más de dos productos de una vez, pero "sobornan a los que trabajan ahí y después lo venden por en la calle".

Una crisis del consumo provocada

A Ángel Marcelo le parece importante destacar que la actual crisis de la economía cubana no es consecuencia de la pandemia, como vende el régimen comunista. "Esto tiene un antecedente: una crisis del consumo" que -explica- habría sido provocada por el propio Gobierno cubano.

Es importante tener claras las cifras y las fechas. "Cuba tiene un déficit por importación de alimentos de cerca de 1.200 millones de dólares anuales", indica. Por eso, en 2018, "el Gobierno cubano comienza a paralizar el combustible para frenar el consumo". "Las cosas no llegan a las tiendas y es entonces cuando se produce una situación interna de inseguridad alimentaria", sentencia. "La pandemia remata, pero la crisis ya venía dándose".

Gráfico de Ángel Marcelo Rodríguez Pita para Cuba Humanista.

Los cubanos poco pueden hacer mientras "se desangra la economía cubana". La ‘Ley de empresa’ no permite a un cubano ser socio de dos empresas, por ejemplo. "Dicen que para controlar la riqueza", señala Ángel Marcelo. "El extranjero puede venir a hacerse rico en mi país pero yo no puedo". "Son cuestiones absurdas en la mente de incapaces y de gente mala", espeta.

"Tenemos un sector privado maniatado, que tiene que pagar un grupo de impuestos, que está prácticamente coartado, que le han obligado a crear sindicatos dentro de esas estructuras...", advierte el economista. Por otra parte, "hay una disrupción entre el Gobierno central y lo que llaman las administraciones locales". "La frase de moda es que aquí nadie sabe lo que le toca hacer", asegura, "cada cual hace lo que le parece". "No hay un liderazgo", dice en referencia al actual presidente del país, Miguel Díaz-Canel. "Todo el mundo se burla de él".

Temas

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario