Menú
Pedro Fernández Barbadillo

La República quemó a los republicanos

La I República concluyó con cinco presidentes en poco más de un año. El segundo experimento republicano con otra guerra civil. Estos desastres explican el rechazo del republicanismo entre los españoles.

La I República concluyó con cinco presidentes en poco más de un año. El segundo experimento republicano con otra guerra civil. Estos desastres explican el rechazo del republicanismo entre los españoles.
Proclamación de la República en las calles de Madrid. Noche del 11 de febrero. Dibujo de Vierge en Le Monde Illustré. | Wikipedia

La Revolución francesa devoró a los revolucionarios. La Primera República española, menos bárbara, se limitó a ‘quemarlos’, pero no en una pira, sino en política.

sello-amadeo-de-saboya.jpg
Sello de Correos de Cuba de Amadeo I (1873)

Después de un reinado de veinticinco meses, el italiano Amadeo I no pudo soportar más a los políticos españoles y abdicó el 11 de febrero de 1873, sin esperar la autorización de las Cortes mediante una ley especial. En su mensaje de despedida señaló a los principales responsables de su hartazgo:

"todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles"

Horas después, en una muestra de la corrupción mental y el enloquecimiento colectivo en que caen en ocasiones los pueblos, las dos cámaras de las Cortes, elegidas en agosto del año anterior y de mayoría monárquica, se reunieron en asamblea, lo que les prohibía la Constitución aprobada en 1869, y, en vez de llamar a una nueva dinastía, proclamaron la república. La tercera en Europa, después de Suiza y de Francia.

Cuatro presidentes en once meses

estanislao-figueras-y-moragas-1819-1882.jpeg
Estanislao Figueras y Moragas (1819-1882)

Al día siguiente, 12 de febrero, las Cortes eligieron como ‘presidente del poder ejecutivo de la república española’ al republicano federal Estanislao Figueras. Éste formó un gobierno de coalición al que incorporó a otros republicanos como Emilio Castelar en el Ministerio de Estado, Francisco Pi y Margall en Gobernación y Nicolás Salmerón en Gracia y Justicia; a radicales como José Echegaray en Hacienda y Manuel Becerra en Fomento; y a progresistas como Francisco Salmerón en Ultramar.

Este catalán sólo gobernó 119 días. Convocó elecciones a Cortes Constituyentes para el 10 de mayo. Con una abstención del 60% del censo, triunfó el partido republicano federal. En consecuencia, el 1 de junio se proclamó la república democrática federal y empezó la redacción de una Constitución. A la agitación política se le unió la muerte de su esposa.

El 11 de junio, Figueras dimitió y huyó a Francia. Entró en la historia de España por una de las más repetidas citas políticas: "Señores, ya no aguanto más. Voy a serles franco: ¡estoy hasta los cojones de todos nosotros!". Los primeros enemigos de los republicanos eran ellos mismos.

f-de-madrazo-1879-nicolas-salmeron-congreso-de-los-diputados-madrid-131-x-96-cm.jpg
Nicolás Salmerón

Las Cortes nombraron como sustituto a otro catalán, federalista y masón: Francisco Pi y Margall, que era el principal ideólogo del federalismo. Le atacaron los ‘federalistas intransigentes’, que querían construir la república federal desde abajo, mediante la constitución de cantones que luego se agruparan voluntariamente. A las dos guerras civiles ya existentes, la carlista en el norte y la separatista en Cuba, se le unió la rebelión cantonal. Cumplió en el gobierno poco más de un mes, pues dimitió el 18 de julio.

Le sustituyó el andaluz Nicolás Salmerón, que a pesar de sus vacilaciones se dedicó a reprimir a los cantonalistas, extendidos por Andalucía, el Levante y Cataluña. Para ello, nombró a los mejores generales, que no eran federalistas: Manuel Pavía, republicano unitario, y Arsenio Martínez Campos, monárquico alfonsino. Salmerón dimitió el 7 de septiembre ante el sabotaje permanente de los federales.

Las Cortes nombraron como jefe del Estado a su presidente, el levantino Emilio Castelar, gran orador y republicano unitario. Para salvar la República, Castelar imitó el ejemplo de Gustave Thiers, que reprimió a los anarquistas que arrasaron París durante ‘la Comuna’. Sin embargo, otros republicanos le reprocharon el recurso a militares monárquicos, la censura de prensa y la suspensión de los derechos constitucionales. Los protestones, entre los que se encontraban los envidiosos Salmerón y Pi y Margall, consiguieron que las Cortes, con mayoría federal, negaran a Castelar la prolongación de sus poderes extraordinarios en la sesión celebrada entre el 2 y el 3 de enero de 1874, por lo que éste dimitió.

general-pavia-en-las-cortes.jpeg
Asalto del General Pavía a las Cortes, 1874

Antes de la sesión, el general Pavía, vencedor de los cantonalistas de Sevilla y Málaga, y capitán general de Castilla la Nueva, le ofreció a Castelar su apoyo para evitar su destitución y el regreso de la anarquía, pero el presidente rechazó su ofrecimiento. En cuanto Pavía conoció el resultado de la moción de confianza, ordenó el cierre del Congreso por unos piquetes de soldados y guardias civiles.

Serrano, el último de la serie

francisco-serrano.jpeg
Francisco Serrano y Dominguez, duque de la Torre (1810-1885)

A Castelar, le sucedió en la presidencia el general Francisco Serrano, que ya había sido regente dieciocho meses entre 1869 y 1871, y antes amante de la reina Isabel. Entonces, a su esposa, Antonia Domínguez Borrell, condesa de San Antonio, se le subió a la cabeza el cargo de su marido, que recibió el título de alteza. En esta nueva etapa, doña Antonia trasladó su propia ambición al ánimo de su marido. Serrano llegó a fantasear con imitar a otro general, el francés Patrice de MacMahon, nombrado presidente de la república francesa el año anterior.

Serrano gobernó unos meses sin problemas políticos porque cerró las Cortes y recurrió a los decretos. Nombró un jefe de gobierno –el general Juan Zavala de la Puente- y se dedicó a combatir a los cantonalistas y los carlistas. Mientras tanto, los alfonsinos, partidarios del hijo de Isabel II, también conspiraban bajo la dirección de Antonio Cánovas del Castillo y del duque de Sesto, José Alcañices. Antes de acabar el año, el 29 de diciembre de 1874, el general Arsenio Martínez Campos aceleró los planes de restauración se pronunció en Sagunto a favor del príncipe Alfonso.

La I República concluyó con cinco presidentes en poco más de un año; cuatro durante su fase parlamentaria, que duró once meses. El segundo experimento republicano concluyó con otra guerra civil. Todos estos desastres sin duda explican el rechazo del republicanismo entre los españoles, que aún pervive.

Temas

En Cultura

    0
    comentarios