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Pedro Corral

El insólito veredicto franquista contra el guardia que apuntilló el golpe del general Sanjurjo

Julian Nieto López, un héroe republicano, que fue denunciado por "ser excesivamente complaciente con los detenidos por presuntos fascistas". Otra de esas insólitas vetas de nuestro pasado que aún esperan a ser contadas.

Julian Nieto López, un héroe republicano, que fue denunciado por "ser excesivamente complaciente con los detenidos por presuntos fascistas". Otra de esas insólitas vetas de nuestro pasado que aún esperan a ser contadas.
Sanjurjo en el Penal de El Dueso | Cordon Press

El 20 de julio de 1936, hace ahora 87 años, fallecía en Cascaes (Portugal) el general José Sanjurjo al estrellarse el avión en el que viajaba de Estoril a Burgos para ponerse al frente de la sublevación militar contra el Gobierno del Frente Popular. Con motivo de esta efeméride, rescatamos para los lectores de Libertad Digital la peripecia del guardia de asalto que detuvo a Sanjurjo en su primera intentona golpista durante el régimen republicano, el 10 de agosto de 1932.

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José Luís Olivares Conde es un músico y compositor que ha escrito una apasionante y cautivadora sinfonía literaria, El canto del cisne, de esas que a uno le gustaría componer alguna vez [1]. La novela, que firma como J.O.Conde, es un fresco de la vida de la localidad minera de Nerva (Huelva) en los años 20 y 30, durante los últimos años de la Monarquía alfonsina, la Segunda República y la Guerra Civil. Se basa en los recuerdos de su padre, que vivió de niño aquellos acontecimientos, marcándole tan profundamente que sus memorias tienen tal nitidez cristalina que parecen los recuerdos de algo que sucedió ayer mismo.

Las páginas de J.O.Conde están revestidas de tal rigurosidad histórica que a un apasionado por la investigación de esa época no puede sino alentarlo a seguir profundizando en algunos de los centenares de personajes e historias que transitan por ellas. Este ha sido mi caso con un pasaje y una figura que son protagonistas en Nerva, a finales de septiembre de 1932, de una desbordante celebración popular por las calles del pueblo, convocada por el PSOE y la UGT locales.

La figura es la de un vecino de Nerva, el almeriense Julián Nieto López, de 30 años, guardia del Cuerpo de Seguridad desde 1927, al que una multitud de más de dos mil personas homenajeó en su recorrido por las calles del pueblo, desde la estación de ferrocarril al ayuntamiento, acompañado de banda de música y de las autoridades locales, según cuenta J.O.Conde. Aquel mismo día se le concedió su nombre a una calle del pueblo y se decidió que sustituiría a la dedicada al franciscano Antonio Marchena, a quien Cristóbal Colón convenció de que era posible llegar a Oriente navegando hacia Occidente.

Nieto López: "¡Alto, general Sanjurjo!".

¿Cuál era la razón para que Julián Nieto López mereciera tales agasajos en su pueblo de residencia? Pues nada menos que ser el guardia de asalto que reconoció y apresó a las afueras de Huelva, en la mañana del 11 de agosto de 1932, al general José Sanjurjo, cuando trataba de huir a Portugal después del fracaso del levantamiento militar que había capitaneado en Sevilla el día anterior.

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Crónica del diario "Ahora" del 12 de agosto de 1932, relatando la detención del general Sanjurjo por el guardia Julián Nieto López. (Biblioteca Nacional de España)

Las autoridades recibieron noticias de que el general Sanjurjo llegaría probablemente a Huelva procedente de Sevilla, un día después de su fallido golpe. Por este motivo se organizó a las cinco de la mañana un servicio de control en las carreteras de entrada a la ciudad. En el Gobierno Civil, Julián Nieto recibió órdenes de montar ese servicio junto con otros dos agentes del cuerpo, Miguel Romero y José García Rodríguez, y dos policías. Detuvieron varios coches sin resultado hasta que, a las seis y veinte horas, avanzando por la carretera, vieron parados dos automóviles y a varias personas en actitud de hallarse descansando de un viaje, enfrente del llamado Barrio Viejo.

Se trataban de un automóvil amarillo, descubierto, con matrícula de Sevilla, número 8.209, y otro perteneciente al Parque de Artillería, con la matrícula ARM (Automovilismo Rápido Militar), número 1.958. Aunque les extrañó la presencia de los automóviles, la patrulla siguió adelante, pero Julián Nieto observó, al pasar por detrás del segundo coche, que había una persona en el vehículo que trataba de pasar inadvertida. [2]

El guardia de asalto pudo reconocer enseguida al general Sanjurjo, pues había servido a sus órdenes en Tetuán. Apuntándole con la carabina, le dijo: "Alto, general Sanjurjo". El jefe de la intentona alzó las manos y dijo: "No tires, muchacho, que no hace falta". [3]

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Francisco Franco y Sanjurjo

"Advertencia inútil -diría después el guardia Nieto a la prensa- porque, desde luego, yo no pensaba tirar a menos que hubiese mediado una agresión por parte del general o de sus acompañantes". [4]

Sanjurjo intentó convencer a sus captores de que les dejaran irse. Al responderle los guardias y policías que ellos tenían que cumplir con su deber, Sanjurjo estrechó la mano de Julián Nieto y le dijo: "Le felicito a usted". [5]

Quienes iban con el general eran su hijo Justo Sanjurjo, el general retirado Miguel García de la Herranz y el teniente coronel Emilio Esteban Infantes. En el otro coche viajaba una escolta compuesta por un teniente y cuatro números de la Guardia Civil, cuerpo del que Sanjurjo había sido director y que bajo su mando se puso a las órdenes del nuevo gobierno provisional el 14 de abril de 1931, cuando la proclamación de la Segunda República.

Julián Nieto relató que, después de su detención, "la actitud del general era un poco violenta, como de persona que ha sufrido una gran contrariedad". Antes de subir al automóvil, el general pronunció frases de disgusto y sacó una pistola del bolsillo. Nieto dice que "tuvimos la sensación de que intentaba sacar un arma para suicidarse". "Su hijo Justo, que iba de uniforme, rápidamente le obligó a que le entregase la pistola, a lo que el general accedió no de muy buen grado", contó el héroe de la jornada. [6]

Reconocimiento de Alcalá-Zamora y Azaña

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Fotografía de Alfonso en el diario "El Sol" con algunos de los guardias de asalto recompensados en el acto celebrado en el Retiro el 13 de agosto de 1932. (Biblioteca Nacional de España)

El homenaje a Julián Nieto en su pueblo natal de Nerva no fue el único con el que le obsequiaron. Dos días después del frustrado golpe militar, junto con todos los agentes que intervinieron en su sofocamiento, Julián Nieto asistió a otro multitudinario acto en el paseo de coches del Retiro madrileño.

El acto, en el que fue ascendido a cabo, contó con la asistencia del presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora, y el jefe del gobierno, Manuel Azaña. [7] Julián Nieto ocupó un lugar destacado a la derecha de la tribuna presidencial, junto con Miguel Romero y José García Rodríguez, sus compañeros en la detención de Sanjurjo, y con los agentes heridos en los sucesos.

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Página dedicada por "Ahora" al homenaje dedicado en Madrid el 13 de agosto de 1932 a las fuerzas de seguridad que sofocaron la "Sanjurjada", entre ellos el guardia Julián Nieto. (Biblioteca Nacional de España)

Asistió también al homenaje, en calidad de jefe del cuarto militar de Alcalá-Zamora, el consuegro de éste, el general Queipo de Llano, quien cuatro años más tarde se sumaría a la nueva sublevación militar. El general Sanjurjo, que había sido condenado a muerte por la "Sanjurjada" de 1932, después indultado y finalmente liberado, sería la cabeza del golpe de 1936, lo que le llevó a tener que viajar desde su refugio en Portugal en el avión pilotado por Juan Antonio Ansaldo en el que perdería la vida con 64 años.

Después de la guerra fue denunciado por "rojo"

Al producirse el alzamiento militar del 18 de julio de 1936, comenzado la víspera en las plazas españolas de África, el cabo Julián Nieto llevaba destinado en Madrid desde 1933, en la 8.ª Compañía de Servicios Locales, en la Comisaría de La Latina. A sus otros dos compañeros en la detención de Sanjurjo, Miguel Romero y José García Rodríguez, el golpe les cogió en Sevilla, por lo que combatieron durante la guerra del lado de los sublevados y ascendieron a sargentos, según las noticias que tenía de ellos Julián Nieto al terminar la guerra. [8]

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Pliego de cargos presentado después de la guerra por las autoridades franquistas contra el cabo Julián Nieto López (Archivo General e Histórico de Defensa)

Entre agosto y septiembre de 1936, Julián Nieto fue destinado con la 1.ª Compañía de Asalto a Toledo, al frente de Mocejón y al asedio del Alcázar. Intervino en el fracasado ataque del 18 de septiembre contra la fortaleza defendida por el coronel Moscardó, después ser explosionada contra los sitiados una mina de tres toneladas de trilita.

Ascendido a sargento en agosto de 1936, un año después formó parte de la ponencia que examinaba las instancias de ingreso en el nuevo Cuerpo de Seguridad de los miembros de los antiguos Cuerpo de Seguridad y Asalto y Guardia Nacional Republicana. [9]

Después de la guerra, Julián Nieto fue denunciado por "rojo" por varios compañeros. También se cursó en septiembre de 1939 al Gobierno Civil de Madrid, desde la jefatura de Seguridad, una instrucción para localizar "a este brivón (sic) y luego ya veremos qué hacemos con él". La razón era la de haber detenido en agosto de 1932 al general Sanjurjo, circunstancia que aparecería reiteradamente en los testimonios y acusaciones recogidos en las diligencias abiertas contra Julián Nieto por los vencedores en 1939, que se custodian en el Archivo General e Histórico de Defensa.

En noviembre se formula contra él un pliego de cargos que da por probado que pertenecía a "partidos enemigos de la patria de los que era gran propagandista", que obtuvo "ascensos por méritos y lealtad a la causa roja" y que "participó en la detención del General Sanjurjo".

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Contestación del cabo Julián Nieto al pliego de cargos por el que los vencedores pretendían juzgarle en 1939. (Archivo General e Histórico de Defensa)

Julián Nieto contesta a las acusaciones diciendo que no formó parte de ningún partido ni sindicato y que ascendió a sargento en virtud de los procedimientos de ascenso realizados en noviembre de 1935, antes de las elecciones que ganó el Frente Popular. En cuanto a la detención de Sanjurjo, aseguró que "se limitó al cumplimiento de su deber, obedeciendo órdenes de sus superiores".

Para sorpresa de los franquistas, entre la documentación de la Dirección General de Seguridad republicana se encontró un expediente del año 1938 contra Julián Nieto por "desafecto al régimen". Dos cabos de su unidad le acusaban "de captar emisiones facciosas con el aparato de radio existente en la Compañía", así como "interrumpir las emisiones locales cuando se radian conferencias o mítines del Frente Popular". También le imputaban "ser excesivamente complaciente con los detenidos por presuntos fascistas" y "hacer objeto de persecución a los mismos elementos que en la Compañía son considerados como verdaderos antifascistas".

El expediente se sobreseyó sin responsabilidad al advertir "deseo de venganza" de uno de los denunciantes, del que Julián Nieto había dado parte por cuestiones de servicio. El cabo negó las acusaciones, subrayando que "el trato que da a los detenidos es humanitario pero sin distinciones".

En noviembre de 1939, Julián Nieto fue separado del Cuerpo de Seguridad y puesto a disposición del Auditor de Guerra para la posible apertura de causa por auxilio a la rebelión. En favor suyo declararon un compañero detenido por el Servicio de Información Militar republicano, el cabo José Sebastián Rivera, que aseguró que todas sus manifestaciones eran "de condena de los desmanes de la horda roja". Otro guardia, Félix Ortega, aunque le señalaba como "rojo", reconoció que "no amenazó ni denunció a ningún compañero".

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Declaración del cabo Julián Nieto López en las diligencias abiertas contra él después de la Guerra Civil. (Archivo General e Histórico de Defensa)

El 18 de abril de 1940, el juez instructor archivaba las diligencias sin declaración de responsabilidad contra Julián Nieto porque, pese a haber prestado servicios en el "dominio rojo" y demostrado "cierta simpatía y afinidad con los elementos rojos", no se destacó "por su actuación ni por la comisión de hechos delictivos". Ocho días después, el Auditor de Guerra confirmaba el archivo.

Los vencedores permitían así que siguiera en libertad quien en 1932, como escribe J.O.Conde en su interesante novela, fue considerado el héroe republicano que "había detenido el golpe de Sanjurjo", el mismo militar que estaba destinado a ser en 1936 la cabeza de la sublevación militar del 18 de julio. Su muerte dejó vía libre a Franco para alcanzar el poder en el bando sublevado. Una paradoja más entre la letra pequeña con que se escribe la gran Historia: su régimen, nacido del golpe del 36, decidió no encarcelar a quien apresó al líder del golpe del 32.

Las huellas documentales de Julián Nieto López desaparecen bajo la dictadura. Será en agosto de 1977, semanas después de las primeras elecciones democráticas, cuando su nombre vuelve a publicarse en el BOE. Se reconoce entonces el derecho a la jubilación como cabo del Cuerpo de Seguridad y Asalto republicano con efecto del 9 de noviembre de 1959, en que habría cumplido la edad reglamentaria para ello. [10]

No sabemos cuánto tiempo disfrutó Julián Nieto de esta jubilación. Finalmente, la España democrática se sumó también, de esta manera, al reconocimiento a este español que hizo del cumplimiento de su deber su máxima como servidor público y que, como tantísimos otros, lustran con su ejemplo las notas a pie de página de nuestra Historia.

Pedro Corral es autor de Vecinos de sangre.


[1] J.O.Conde, "El canto del cisne", Editorial Adarve, Madrid, 2022.

[2] Biblioteca Nacional de España, "La Libertad", 12 de agosto de 1932, p. 5.

[3] BNE, "Ahora", 12 de agosto de 1936, p. 7.

[4] BNE, "La Libertad", 12 de agosto de 1932, p. 5.

[5] BNE, "Ahora", 12 de agosto de 1936, p. 7.

[6] BNE, "La Libertad", 12 de agosto de 1932, p. 5.

[7] BNE, "Luz", 13 de agosto de 1932, p. 12.

[8] Diligencias previas contra Julián Nieto López, 24 de enero de 1940, Archivo General e Histórico de la Defensa, 23921, 1940, Madrid, 1873/13.

[9] Gaceta de la República n.º 239, 27 de agosto de 1937, p. 812.

[10] BOE n.º 183, 2 de agosto de 1977, p. 17182.

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