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Gastrohistorias

Así fue la cena más cara de la historia

Alrededor de 15 millones de euros fue lo que se gastó Cleopatra en una apuesta con Marco Antonio.

Alrededor de 15 millones de euros fue lo que se gastó Cleopatra en una apuesta con Marco Antonio.
El triunfo de Cleopatra, del artista inglés William Etty. | William Etty/Art UK

¿Puede una cena costar 15 millones de euros? Pues sí. Es lo que Cleopatra se gastó para ganarle una apuesta a Marco Antonio, uno de los hombres más poderosos de Roma. La reina de Egipto aseguró que era capaz de comerse ella solita una cena cuyo valor ascendiera a 10 millones de sestercios, lo que hoy equivaldría a unos 15 millones de euros. Y Marco Antonio, intrigado y probablemente algo picado, aceptó el reto. Pero para llegar a la cena más cara del mundo y a la historia de las alianzas políticas forjadas entre sábanas, hay que remontarse un poco en el tiempo.

Cleopatra tuvo que compartir el trono con su hermano Ptolomeo XIII, con el que, por cierto, también tuvo que casarse. Sin embargo, cegado por la ambición, su esposo/hermano quiso matarla para quedarse con todo el poder y ella, en plena guerra civil, tuvo que huir al desierto. Fue entonces cuando llegó a Egipto un visitante que cambiaría el curso de la historia: Julio César.

César estaba por allí persiguiendo a su rival Pompeyo y Cleopatra aprovechó la circunstancia para conseguir el apoyo de Roma. Según se cuenta, la reina se hizo introducir en los aposentos de César oculta en una alfombra o saco de lino (todos nos acordamos de la inmortal escena de Elisabeth Taylor) y consiguió cautivar al general romano gracias a su inteligencia y su belleza. Y así, las legiones romanas recuperaron el trono para Cleopatra, que cerró una alianza política y personal con César tras convertirse en su amante consorte (César ya estaba casado) y darle un hijo: Cesarión.

La apuesta con Marco Antonio

Pero llegaron los idus de marzo. César fue asesinado y Cleopatra tuvo que jugar sus cartas con Marco Antonio. El comandante convocó a la reina egipcia en Tarso para que rindiese pleitesía al poder de Roma. Y y ella acudió, no como súbdita, sino como una diosa.

Según narra Plutarco, Cleopatra remontó el río Cipnos en un barco con la popa de oro, las velas púrpuras, los remos de plata. Ella se presentó como una nueva Afrodita, envuelta en incienso, oro y sedas. Y con aquel derroche de esplendor y sensualidad, se metió a Marco Antonio en el bolsillo y en la cama.

Y fue durante aquellos días de vino y rosas cuando Cleopatra se apostó con Marco Antonio que ella solita era capaz de ingerir un banquete por valor de 10 millones de sestercios, que al cambio actual vendrían a ser unos 15 millones de euros. Él aceptó la apuesta y la reina organizó un opíparo festín que, al parecer, estuvo bien... pero no valía lo prometido. Marco Antonio se burló, pensando que la reina había perdido. Y entonces llegó el plato fuerte.

Cuenta Plinio, El Viejo en su libro Historia Natural que por aquel entonces en el mundo había dos perlas de un tamaño descomunal. Cada una de esas perlas estaba valorada en unos 5 millones de sestercios y ambas pertenecían a Cleopatra, que precisamente las lucía aquella noche durante la cena. Ella cogió una de las perlas y la echó en un vaso de vinagre. La joya se disolvió y, con las mismas, Cleopatra se bebió la copa ante la atónita mirada de Marco Antonio, que la detuvo antes de que hiciese lo mismo con la otra perla.

Y así, con la cena más cara del mundo, comenzó una relación legendaria marcada por 14 años de amor, pasión, lujo, alianzas políticas y un final trágico. Y aunque la ciencia dice que las perlas no se disuelven en vinagre (como mucho, el ácido acético puede degradar el nácar tras una exposición prolongada), esta historia es parte del mito de Cleopatra, símbolo de sensualidad, poder e ingenio.

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